La ministra de Sanidad, Carolina Darias.
El
Ministerio de Sanidad ha publicado su nueva hoja de ruta para atender a los pacientes infectados con la
viruela del mono (monkeypox). El equipo de Carolina Darias ha elaborado tres protocolos de la mano de las sociedades científicas para mejorar el diagnóstico, tratamiento y prevención entre los diferentes grupos de enfermos:
ambulatorios, hospitalarios y pediátricos.
El objetivo es orientar a los médicos en su forma de actuar, después de que se hayan alcanzado ya los
5.000 contagios en España y hayan fallecido las dos primeras personas como consecuencia de la enfermedad. “La mayor parte de los casos de viruela del mono cursan con afectación leve y no requieren ingreso hospitalario, pero
determinadas complicaciones o factores de riesgo pueden requerir ingreso hospitalario”, ha expuesto Sanidad.
Los expertos han apuntado varias claves que arrancan con una serie de precauciones para evitar los contagios como el uso de
mascarillas FPP2 para evitar una posible transmisión aérea, así como
Equipos de Protección Individual (EPI) en casos de contacto estrecho. Paralelamente, también se ha recomendado una
desinfección exhaustiva de las áreas en las que se atienda a los pacientes de los centros de salud. “Deben usarse métodos de limpieza en húmedo con desinfectantes aprobados como hipoclorito sódico (lejía) a una concentración del 0,1 por ciento o amonios cuaternarios”, reza el protocolo.
Los
protocolos también han incidido en las medidas de seguridad a la hora de realizar
tomas de muestras a los enfermos para confirmar su diagnóstico. No deberá haber otros pacientes en la habitación, mientras que el personal sanitario deberá ser el imprescindible y siempre equipado correspondientemente. “Se recomienda realizar estudio mediante PCR específica para viruela del mono de
lesiones sospechosas con el objetivo de confirmar el diagnóstico”, han apuntado.
Sanidad también ha solicitado a los facultativos que recojan en la medida de lo posible muestras de las
lesiones cutáneas o de localizaciones mucosas. Mientras que en pacientes que relaten prácticas sexuales de riesgo, es importante “considerar” la realización de test para analizar una
posible infección de ITS.
Tratamiento: de Paracetamol a antivirales
El Ministerio de Sanidad ha sentado además las bases sobre
los tratamientos más eficaces, que se deberán adaptar a las “características individuales de cada paciente”. El abanico de medicamentos va desde el
Paracetamol para la fiebre hasta la
Loratadina para el prurito. También se recomienda cortar las uñas para evitar el rascado, mantener secas y limpias las heridas , así como baños de asiento con agua salina para lesiones ulceradas genitales. “En caso de lesiones evolucionadas costrosas adheridas puede aplicarse
vaselina en capa fina tras la higiene para ayudar a decostrar”, reza el protocolo.
El protocolo también expone la posibilidad de utilizar
antiobióticos tópicos y orales en casos de sobreinfección bacteriana de la conjuntiva o la cornea, mientras que abre la puerta a los
antisépticos oculares comercializados pero recuerda que “no hay experiencia clínica”.
En cuanto a afecciones como la inflamación de la mucosa rectal, se recomienda
un tratamiento sintomático: antiinflamatorios orales, corticoides tópicos o sistémicos, antibióticos tópicos u orales para la sobreinfección bacteriana de las lesiones perianales y solución tópica a base de sulfatos de zinc y cobre para las lesiones cutáneas perianales. “S
i sospecha de complicaciones el paciente requerirá valoración por cirugía”, reza el texto.
La hoja de ruta también contempla la posibilidad de utilizar
tratamientos antivirales específicos, fundamentalmente en pacientes hospitalarios, aunque recuerda que tienen una disponibilidad limitada y poca experiencia clínica: “En algunos casos se trata de indicaciones fuera de guía y con riesgo de efectos adversos específicos. Por este motivo,
se reservarán para pacientes con determinadas condiciones de riesgo específicas y se administrarán en régimen de hospitalización”.
Tecovirimat se ha establecido como la “primera prioridad” siempre que haya stock disponible y no se presenten contraindicaciones. El protocolo también recoge el papel del
Brincidofovir, que actualmente no está disponible o del
Cidofovir para enfermos que todavía no han experimentado la “aparición de la erupción”, ya que puede prevenir la mortalidad. Finalmente, se abre la puerta a la
Inmunoglobulina antivariólica, aunque solo en casos graves de primera prioridad que no responden al tratamiento, con riesgo vital o lesiones permanentes.
La viruela del mono en niños
El Ministerio de Sanidad también ha dedicado un capítulo específico a la situación de los niños contagiados con la viruela del mono. Aunque se considera que las i
nfecciones son menos frecuentes entre este colectivo, también se ha notificado un mayor riesgo de hospitalización y de ingreso en Unidades de Cuidados Intensivos, debido a la aparición de un mayor número de lesiones. “En los casos notificados en África
la mayor gravedad se asocia con la edad pediátrica”, reza el protocolo.
Ante esta situación, el documento recomienda la hospitalización en pacientes con alto riesgo como los
inmunodeprimidos, en aquellos con c
uadros graves de vómitos, intolerancia digestiva, deshidratación, dolor cervical por linfadenopatía extensa, disfagia, sospecha de sobreinfección bacteriana, dificultad respiratoria, neumonía, elevación de transaminasas, trombopenia o decaimiento importante. O bien en los que tengan complicaciones en los resultados analíticos. También se aplicará en
neonatos o lactantes de menos de 3 meses de forma generalizada.
En caso de contagio, los expertos han
desaconsejado mantener la lactancia materna debido a que se desconoce si “la infección puede transmitirse” por esta vía. Aunque sí que se ha especificado que no hay contraindicaciones para los niños en
la vacuna de Imvanex. “Se puede contemplar si existen dosis suficientes administrar a todos los contactos estrechos”, han explicado.
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