Bajo la convicción de que la sanidad “
no es un gasto, sino una inversión”, la ministra del ramo,
Mónica García, ha defendido este lunes trascender la visión financiera actual del Sistema Nacional de Salud (SNS) de forma que este no esté “subordinado a la economía”. “La salud no puede estar siempre a lomos de la vocación de los profesionales sanitarios y de los más vulnerables”, ha recalcado en el acto de presentación del informe
‘Salud para todas’, de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ese concepto, ha añadido la ministra, se aplicará “en todas las políticas” del Gobierno, incluido en el plan farmacéutico que espera que esté listo después del verano.
García ha coprotagonizado junto a la economista
Mariana Mazzucato, profesora de Innovación y Valor Público en la University College London, la presentación de este informe que constituye, en palabras de esta última, una hoja de ruta para
“dar forma al mercado” priorizando la salud "como inversión” y situando al
paciente en el centro.
“Los pasos que damos se encaminan hacia ese modelo de poner la salud de la población en el centro”, ha respondido la ministra de Sanidad, que ha puesto de relieve la necesidad de aplicar ese concepto a todas sus políticas. Incluido el
nuevo plan farmacéutico, que, según sus palabras, pondrá “la
innovación biomédica al servicio de la población”. “Queremos armar un ecosistema que responda no solo a intereses comerciales y mercantiles, sino también al interés común, que permita el acceso equitativo a las innovaciones”, ha añadido.
En esta línea, ha enfatizado las virtudes del Real Decreto por el que se crea la
Red Estatal de Vigilancia en Salud Pública, que, junto a la creación de la
Agencia de Estatal de Salud Pública, “permitirá fortalecer las estructuras del Estado que analizan la salud pública de la población española y que guían las políticas que pretenden mejorarla y que coordinan la respuesta ante sus posibles amenazas".
"Reformular" la financiación en salud
Según García, el documento
‘Salud para todas’ de la OMS constituye una buena base para alejarse de ese “modelo economicista que antepone el beneficio privado al bienestar colectivo”. En concreto, el informe se sustenta sobre cuatro pilares (
valorar, financiar, innovar y fortalecer la capacidad del sector público) y establece una decena de medidas para transformar la economía y enfocarla hacia la salud universal.
“Esto requiere un replanteo fundamental de cómo se mide, produce y distribuye el valor de la salud y el bienestar en toda la sociedad, así como la adopción de un
panel de indicadores que prioricen la salud humana y del planeta”, recoge el citado estudio.
En este sentido, aboga por promover en el seno de la OMS “un
nuevo discurso que reconoce que la salud y la economía son interdependientes” y “
reformula la financiación de la salud para que deje de considerarse como un gasto y pase a ser una inversión”.
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