Fachada del Ministerio de Sanidad.
El
Ministerio de Sanidad sienta las bases para poner en marcha un sistema de
Evaluación de Impacto en Salud (EIS) a la hora elaborar normativas de cualquier índole. Basada en principios establecidos por la
Organización Mundial de la Salud (OMS), se trata de una estrategia que busca que “la preocupación por la mejora de la salud y el bienestar de la población” se aplique de forma transversal en “el desarrollo de propuestas políticas, planes, programas, proyectos y otras acciones de la administración pública” para, así, “reducir desigualdades” en el
Sistema Nacional de Salud (SNS).
En una guía titulada
Evaluación rápida del impacto en salud en la elaboración de normativas, el departamento ministerial que dirige
Mónica García pretende servir de faro a personas responsables, técnicas o políticas, del diseño y desarrollo de propuestas de acciones de la administración pública como normas, programas, planes u otras intervenciones, especialmente aquellas que requieren de
Memoria de Análisis de Impacto Normativo (MAIN).
“Cuando hablamos de salud no sólo nos referimos a la ausencia de enfermedad, sino a un concepto más amplio que incluye el
estado de bienestar físico, psíquico y social”, reza el documento para defender la noción de transversalidad de la salud en la confección de leyes. Al respecto se subraya que la salud y la enfermedad tienen “determinantes complejos que van más allá de los estilos de vida individuales, de la genética e incluso de las normativas y políticas sanitarias”. Por ello, se considera que las iniciativas en sectores no sanitarios “también impactan en la salud de las poblaciones”.
Evaluación de impactos potenciales en salud de normativas
Por definición, los objetivos de la EIS son “evaluar e identificar los impactos potenciales en salud y proponer acciones para maximizar los impactos positivos y minimizar los negativos”. Para ello, en la guía se plantea un modelo a seguir para poner en marcha esta estrategia en varios pasos, a saber, conformar
grupo de evaluación, llevar a cabo un cribado para saber si la propuesta evaluado requiere continuar con el resto de las fases, revisar documentación científica, política e informativa; valorar determinantes sociales como factores de estratificación social, contexto socioeconómico y político, y determinantes intermedios; describir la propuesta a evaluar, identificar a la
población potencialmente afectada por la propuesta y elaborar tablas de impacto para identificar los determinantes sociales en los que incide la propuesta.
En comparación de otras herramientas, la EIS aporta un marco amplio de la concepción de salud que incluye
componentes psicosociales y determinantes sociales. Ello permite abordar cuestiones fundamentales de la salud que quedaban fuera del foco de otras evaluaciones como la de medio ambiente. Junto con las evaluaciones de género, también aporta la
perspectiva de equidad, es decir, que incorpora otros ejes de desigualdad y trata de promover iniciativas que impulsen la justicia social, según se defiende desde Sanidad.
Cabe resaltar que estas premisas se refieren a una EIS rápida. La
EIS profunda, que no se detalla en esta guía, deberá reservarse para propuestas que tengan impactos en salud más complejos y que, por tanto, merezcan más inversión de tiempo y otros recursos necesarios para llevarla a cabo.
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