La coordinadora del Grupo de Residentes y Urólogos Jóvenes de la Asociación Española de Urología (AEU), Elena Segui.
Los
problemas derivados del aparato
urinario y genital masculino son patologías
poco visibilizadas entre unos pacientes que, en muchas ocasiones, se muestran
avergonzados por su condición y pueden sentirse “desubicados” en las consultas si descubren que es una
mujer uróloga la encargada de
explorarles.
Para evitar esta situación, la coordinadora del Grupo de Residentes y Urólogos Jóvenes de la Asociación Española de Urología (AEU),
Elena Segui, ha incidido en una entrevista a
Redacción Médica sobre la
importancia de feminizar la Medicina para romper las barreras de género entre facultativas y pacientes.
Más allá de este ‘shock’ inicial de los pacientes al ver que una mujer joven les tiene que atender y del “miedo” a que le realicen las pruebas, Segui ha afirmado que, “normalmente”,
ningún hombre le ha causado problemas para realizar de forma eficiente su trabajo.
“Cuando vienen y ven que eres la profesional sanitaria y lo que les tienes que hacer, muchos de los pacientes se niegan al principio. Todos sienten vergüenza, y ahí estamos nosotros para intentar trasmitirles una sensación confortable, de confianza y de seguridad, explicándoles que es una prueba más y ya está”, ha trasladado.
Por vergüenza, los pacientes no explican lo que les ocurre
Además, también se encuentra con casos que, debido a un
sentimiento de vergüenza por sus patologías, los propios pacientes no le explican lo que les ocurre. “Son temas de los que no hablan, a veces yo no me entero de que tienen un problema a la hora de ir al baño hasta que me estoy un buen rato con ellos con bromas y vacilando un rato”, ha lamentado.
Aún así, Segui ha insistido en que el número de pacientes que se
niegan a hacer un examen rutinario es “mínimo”. “Ninguno se ha negado al final a hacerse una revisión, pero sí a una biopsia de próstata”, ha afirmado.
Importancia de asistir a las consultas para el diagnóstico precoz
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Por otro lado, la falta de visibilidad de este tipo de enfermedades provoca que “muchos” pacientes las oculten
por miedo a ser considerados “menos hombres” por tenerlas. De esta forma, se crea un mal habito que, en ocasiones, impide a los facultativos diagnosticarles a tiempo o hacerles las pruebas pertinentes por no acudir a los hospitales.
“Es muy normal que los pacientes vayan al ginecólogo a hacerse sus revisiones, pero esto no ocurre con el urólogo. Las personas no saben bien cuando tienen que venir a consulta”, ha subrayado.
Las
principales enfermedades que provocan este sentimiento de masculinidad frágil en el paciente son las relacionadas con la próstata, como la i
ncontinencia urinaria, o con el aparato reproductor masculino, como la
disfunción eréctil, entre otras.
De esta forma, Segui ha resaltado la importancia que tiene
asistir a las consultas cuando toca, porque el no hacerlo supone que los facultativos
no puedan realizar un diagnóstico precoz sobre una patología, o que cuando lo hacen, sea
demasiado tarde como para poder encontrar una
solución a tiempo.
Para ejemplificar esta situación, la uróloga ha relatado el caso de un
paciente de 90 años que asistió a su consulta con un caso muy
avanzado de cáncer de pene, y que no había ido antes por vergüenza”. “También tuve un caso de cáncer de próstata en una persona muy joven. Pues esta persona se negó a que lo tratara”, ha lamentado.
"Te quedas con la sensación de no hacer bien las cosas"
En estos casos, la especialista ha afirmado que siente “cierta impotencia” al no poder “hacer nada” si el paciente se
niega a asistir a las revisiones. “No puedes obligar a nadie. Como profesional te quedas con la sensación de no estar haciendo bien las cosas o de no estar haciendo lo suficiente”, ha subrayado.
Una de las posibles consecuencias de estas negativas es el
factor psicológico que toma un protagonismo esencial en este tipo de pacientes, quienes incluso llegan a manifestar ante sus médicos que “ya no valen para nada” a causa de sus problemas urinarios y genitales.
Por esta razón, Segui cree que junto a la labor de los especialistas en la detección y tratamiento de problemas urológicos se ha añadido un ejercicio psicológico “del que no están muy acostumbrados” para ayudar a estos pacientes.
Un mayor espacio en las consultas para que los pacientes "se sientan seguros" para hablar
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La razón de esta ‘carencia’ dentro de las consultas de Urología es, en palabras de la especialista, debido a una “falta de visibilidad en la parte no médica” entre los facultativos y sus pacientes. Por esta razón, ha incidido en que es necesario que
haya un diálogo entre las dos partes sobre las posibles consecuencias psicológicas que puede acarrear el tener algún tipo de patología que afecte al aparato reproductor masculino.
“Es posible que no estemos visibilizando lo suficiente este tipo de problemas, como sí ocurre por ejemplo con el cáncer de mama. Creo que la Urología y los problemas del hombre se tienen que visibilizar mucho más, y eso no significa que estemos cuestionando la masculinidad de una persona, sino todo lo contrario”, ha incidido.
Por ello, y
haciendo autocrítica a la labor de los urólogos, Segui ha abogado por dar
más espacio en las consultas para que el paciente “se sienta seguro” y pueda hablar “con confianza” de lo que le está provocando a nivel psicológico su situación. “Es necesario que también hablen sobre sus sentimientos y sobre emociones, porque un hombre también las tiene, como todo ser humano”, ha afirmado.
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