Teresa Pont, coordinadora de trasplantes en el Hospital Vall d'Hebron
El trabajo del
coordinador de trasplantes es imprescindible en la pirámide sobre el que se mantiene la
Organización Nacional de Trasplantes (ONT). Su misión principal es la detección de donantes, pero su labor va más allá. A menudo se convierten en
guías ante la pérdida de un ser querido o un apoyo en el proceso de la ayuda a morir, cuando los pacientes deciden participar en este proceso donando sus órganos. Las entrevistas que mantienen con los familiares e incluso con los propios donantes son "enriquecedoras", tal y como describe
Teresa Pont, coordinadora de trasplantes del
Hospital Vall d'Hebrón.
En declaraciones a
Redacción Médica, la facultativa aclara cómo es su labor y explica que sus funciones incluyen la logística intrahospitalaria o facilitar la tarea de los médicos que intervienen en el proceso de trasplante, pero es la detección de
posibles donantes y las
entrevistas con los familiares lo que ocupa gran parte de su día a día. Esta acción no siempre resulta fácil, puesto que es es posible que "el familiar, subrogado de la voluntad del paciente, nunca haya hablado concretamente de este asunto con él". Para tomar una decisión, "se basan en los valores que eran importantes para él. El 90 por ciento de las familias dicen que sí, por tanto la solidaridad es un valor importante en nuestra sociedad".
"Hay entrevistas complicadas porque están en estado de shock. Tienen tanto dolor que no pueden pensar más", afirma Teresa Pont, y la premura hace que algunas familias rechacen la donación, una decisión de la que a veces se arrepienten pasado un tiempo. "Solo un 15-20 por ciento de las entrevistas que hacemos para la donación era de personas que habían dejado por escrito su
voluntad de donar, lo habían hablado con sus familiares o tenían
carnet de donante", eso dificulta la toma de decisiones para los familiares.
"El tabú de hoy no es el sexo, es la muerte. Tendemos a obviar los temas que nos angustian. Vivimos en el siglo de la soledad"
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"El tabú de hoy no es el sexo, es la
muerte", afirma la coordinadora de trasplantes del
Hospital Vall d'Hebron que ve cómo, con demasiada frecuencia, estos temas no son tratados sobre todo cuando se trata de los posibles donantes más jóvenes. "Tendemos a obviar los temas que nos angustian. Nuestra sociedad vive en el
siglo de la soledad", lo que reduce sustancialmente el número de familiares y amigos que conocen nuestras inquietudes más íntimas.
Apoyo a las familias tras la donación
El trabajo del coordinador no finaliza tras haberse realizado el
trasplante, tienen establecido un seguimiento a todas las familias. "Les llamamos para ver cómo están. Les damos nuestro teléfono para que nos llamen si es necesario, más que nada para que no haya duelos complicados". Es en este seguimiento cuando algunos familiares reconocen que podrían hacer tomado otra decisión. "Una de las sorpresas que nos hemos llevado es que los que decidieron que sí están muy contentos de haberlo hecho y los que dicen que no afirman que les faltó tiempo para poder decidir. Es comprensible, el
tiempo de reacción para todas las personas no es igual. Algunas deciden muy rápido, otros no tanto. En una situación límite nos podemos bloquear", explica Pont.
Ante una pérdida, existen diferentes
fases en el duelo que Pont describe como "shock, rabia, negación, aceptación y llanto". El
coordinador de trasplantes debe interpretar en qué fase se encuentra el familiar para saber qué momento es más óptimo para hablar de la
donación. "No planteamos la palabra donación en una etapa de rabia o negación, lo planteamos cuando se empieza a reconstruir todo lo bueno que ha habido en esa vida y preguntamos qué hubiese pensado su familiar".
Donación tras la eutanasia: otro reto para los coordinadores
La
prestación de ayuda a morir abrió una nueva posibilidad en la donación de órganos. Aprobada la
Ley de la Eutanasia en agosto de 2021, son varios los pacientes que solicitaron formar parte del proceso de donación. Para dar respuesta a su voluntad, la
ONT trabajó en la puesta en marcha de un
Protocolo de Donación de Órganos tras las ayuda de morir en cuya elaboración ha trabajado
Teresa Pont. Una vez que su solicitud es aprobada y son aptos para que sus órganos puedan ser trasplantados, se produce la primera entrevista con el
coordinador de trasplantes.
Estas conversaciones difieren de las que se tienen con los familiares. "Hablas de lo divino y lo humano. Son entrevistas muy entrañables porque sabes lo que les mueve en su objetivo vital". Pont expresa que el principal motivo por el que solicitan la ayuda a morir es "por dignidad, porque las condiciones de su vida han sido durísimas, tienen muy claro que quieren morir. No hay amargura en sus palabras. En general dicen que les han tocado unas malas cartas en la vida y eligen la digniddad y la
libertad de poder elegir, algo que es fundamental para ellos".
El motivo que les lleva a entrar en el programa de
donación de órganos es "aliviar el dolor de otros que están sufriendo tanto como ellos. Han hecho una reflexión profunda de su vida, de cuáles son sus valores y la donación les permite salvar a otras personas".
"Aprendemos muchísimo de ellos", asegura
Teresa Pont antes de recordar con cariño a uno de sus pacientes. "Me dijo: 'doctora, le voy a hacer un regalo. Prepárase para
morir, no se distraiga que la vida es muy corta'. Lo importante a veces no es a lo que le damos importancia. Hay que centrarse en lo que es genuino, tal y como hacen estos pacientes en la despedida de sus familiares", una lección de vida de alimenta el día a día de los coordinadores de trasplantes.
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