Miriam Casillas ha participado en sus terceros JJOO, mientras sigue actualizándose en Medicina

La triatleta olímpica Miriam Casillas relata cómo volverá a la Medicina después de acabar su carrera deportiva
Miriam Casillas durante los Juegos Olímpicos de Tokio.


11 ago. 2024 11:55H
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La vida de Miriam Casillas siempre ha estado muy ligada a dos aspectos que hoy forman parte de su día a día: el deporte y la Medicina; en esto tiene mucho que ver su familia. Los días de ejercicio en la montaña forman parte de su infancia, así como el deseo de ser médico, sobre todo por su madre, psiquiatra de profesión. Ahora se encuentra centrada en descansar tras la participación en sus terceros Juegos Olímpicos (JJO) como triatleta, pero sin olvidarse de su otra gran pasión sanitaria, de la que se sigue actualizando: "Lo echo de menos", reconoce en declaraciones a Redacción Médica. Por ello, en un futuro volverá a la vida asistencial, estudiando una especialidad y colgándose la bata de nuevo.

Para llegar a ese momento aún quedan años y competiciones por delante. Actualmente, no se ha planteado hacia donde irá su carrera como médica, aunque sabe que siempre podrá contar con ella. "Tengo claro las especialidades que no me gustan, como Oftalmología u Otorrinolaringología, pero no la que quiero. También porque creo que como no tengo que decidirlo todavía es adelantar un proceso, gastar energía, pues tengo las puertas abiertas", detalla.

A pesar de que echa de menos la Medicina y sentirse como una facultativa, esta no ha dejado de formar parte de su día a día. "Cuando estudiaba había dos Miriam: la triatleta y la que entraba en el hospital. Se echa de menos, pero tengo momentos de responder a preguntas médicas de mis compañeras y al final, cuando montamos en las bicis, muchas veces hay caídas y siempre soy la primera en atender", asegura. Además, sigue actualizándose con cursos de diversas ramas, como Traumatología, lectura de ecografías o de Atención Primaria “para no desconectar completamente”.


"Contar con Medicina me ayuda mucho no solo en la retirada deportiva, sino también durante mi carrera, especialmente en los peores momentos"



Casillas era consciente de que la Medicina seguiría ahí aunque parara, pero que su carrera deportiva profesional llegaría a su fin con unos 35-40 años."Al terminar la carrera decidí no presentarme al MIR y dedicarme estos años al triatlón porque creo que de esta manera en un futuro poder ser médico, pero al revés es imposible. El deporte está limitado a una edad", concreta. Hace pocos días quedó en la posición 33 en triatlón de los JJOO de París y novena en relevos.

Saber que cuenta con su segunda pasión, la Medicina, hace que la retirada como deportista en un futuro la plantee como "más fácil", pues considera que la parte más difícil es el "vacío" que se siente y dejar atrás esa imagen de atleta. Ella, además de deportista, tiene el grado terminado, una cuestión que considera “importante” para seguir en el deporte y estar más en la vida deportiva.

"Creo que ayuda mucho incluso no solo en la retirada, sino durante toda la carrera deportiva, especialmente en los peores momentos, como las lesiones", resume.


El camino hasta ser médica y triatleta


Cuando se acercaba la hora de elegir su futuro profesional, la triatleta pacense no se planteaba que el deporte pudiera ser su profesión. "Para mí era un hobby, al final yo quería ser médico", recuerda. Cuando hizo la selectividad se aseguró sacar la nota suficiente para poder entrar por el camino más tradicional, pues aunque tenía vía de deportista de alto nivel, con la que se reservan varias plazas, dependía de sus resultados deportivos y no lo podía saber hasta el final.

Dejar el instituto atrás y comenzar la carrera universitaria trajo muchos cambios consigo, más allá de los habituales en todos los jóvenes que comienzan un grado. Además de mudarse a Madrid, empezó a entrenar en el Centro de Alto Rendimiento. El primer curso lo recuerda duro, con suspensos a los que no estaba acostumbrada, pero una vez que encontró la forma de compaginar sus dos pasiones todo fue a mejor. "Cambié el chip cuando me di cuenta de que si quería hacer deporte a nivel profesional y sacarme la carrera no tenía que compararme con mis compañeras", resume.

Para llegar a acabar el grado, se planteó los cursos académicos de 12 meses y no de 9: "En enero me cogía cinco asignaturas, que era cuando tenemos más parón de temporada; en junio, con más competiciones, me centraba en otras tres y las restantes las dejaba para septiembre como una convocatoria más. Se puede, pero hay que tener claro cuáles son las prioridades en cada momento", comenta. Cuando terminó, decidió que el MIR lo haría más adelante.

"Era un camino muy marcado para todo el mundo y salirme de ese camino y hacerlo de otra manera era difícil no porque no creyera que era la mejor forma, sino porque cuesta y tenía a todo el mundo preguntando por qué hacía eso", afirma.

Pero una vez más, el deporte y los valores que conlleva le ayudó a mantenerse firme: creer en uno mismo, en el plan y no compararse con nadie, pues cada cual sigue su propio camino.
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