José Antonio Lorente Acosta, director del Genyo.
7 jun. 2016 12:50H
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No andan lejos los científicos de dar con marcadores genéticos que predigan el desarrollo del asma en una persona dada, y, de esa manera, se anticipen a su manifestación y lo controlen incluso antes de que dé la cara.
“En la actualidad, desde la perspectiva de la Genética, el interés se centra en determinar las influencias entre genes y, por otro lado, la influencia entre gen y medio ambiente, ya que ambas aparecen como factores significativos en el desarrollo o en la susceptibilidad a desarrollar determinadas enfermedades respiratorias”, ha aclarado José Antonio Lorente Acosta, director del Genyo, del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada y del programa DNA-Prokids.
“El desarrollo de secuenciadores más potentes, el abaratamiento de los costes y el empleo de los ordenadores con alta capacidad de procesamiento de información, permiten realizar estudios de asociación en el genoma completo, en los que se compara la dotación genética de un grupo amplio de pacientes con la de la población general”.
“Mediante este método se han detectado asociaciones entre el cromosoma 17q21 ORMDL3 y el inicio precoz del asma, así como una relación entre el gen que codifica la expresión de las quitinasas y la hiperactividad bronquial”, ha subrayado Lorente.
Lorente imparte, en este contexto, la ponencia Perspectivas del diagnóstico genético en enfermedades respiratorias en el marco del 49º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), que se celebra del 10 al 13 de junio en Granada.
“Resulta en especial importante conocer cómo se expresan dichas asociaciones y cuál es su significado genético y genómico ya que, cada vez más, la toma de decisiones clínicas, incluidas las que atañen al tratamiento, dependen de la información procedente de los análisis genéticos”, ha subrayado.
En esta sesión, Lorente, junto con Miguel Perpiñá y Pedro José Romero, ambos neumólogos y miembros de la Separ, se repasan los últimos avances y descubrimientos en el diagnóstico genético aplicado a las enfermedades respiratorias.
Detección en el cromosoma 1 en los niños
“En niños se ha detectado en el cromosoma 1q313 un gen (Dennd1B) que codifica la expresión de una proteína que interactúa con TNFα y que tiene relación con la susceptibilidad al asma”, añade. Por el momento, en modelos animales, se puede manipular la expresión de determinados fenotipos para estudiar la reactividad de la vía aérea frente a estímulos como la metacolina.
“A través de este sistema se han identificado diferentes regiones del genoma que están estrechamente relacionadas con la hiperreactividad de la vía respiratoria”, ha aseverado Lorente. Existen alteraciones genéticas y epigenéticas que condicionan, en mayor o menor medida, los procesos inflamatorios, los mecanismos de reparación celular y otros procesos de regulación biológica, que cuando confluyen dan lugar a fenotipos más o menos complejos que se caracterizan como enfermedades.
“Sin embargo, las investigaciones realizadas hasta el momento, apuntan que todavía es precipitado decir que existe una ‘genética del asma’ o una genética de la EPOC’ como tal”, ha indicado Lorente.
A lo que ha añadido que “la genética es un campo ampliamente explorable, y es por ello que resulta crucial seguir investigando para avanzar en el desarrollo de perfiles que aporten información genética de enfermedades concretas con el fin de mejorar el diagnóstico de nuestros pacientes”.
Ante tal cúmulo de datos, muchas veces sorprendentes y, en ocasiones, discordantes, resulta necesario cuestionarse si el enfoque utilizado para el estudio de los determinantes genéticos de las enfermedades respiratorias resulta correcto.
“Es posible que sea el momento de cambiar conceptos profundamente arraigados en la literatura científica. A la luz de los conocimientos actuales, se puede entender que el tratar de encajar los datos de los estudios genéticos en el marco de las entidades nosológicas clásicamente definidas como enfermedades, esté introduciendo un factor de confusión añadido a la ya de por si compleja tarea de entender la herencia genética”, ha concluido.
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