Serafín Romero, expresidente de la OMC, junto a Patricio Martínez, presidente de honor de CESM, el día que se solicitó la relación médico-paciente como patrimonio de la Unesco.
El
Foro de la Profesión Médica ha revivido su apuesta por convertir la
relación médico-paciente en una manifestación del patrimonio cultural inmaterial de la
Unesco. Después de que esta iniciativa se viera suspendida por la entrada en escena de la
pandemia de Covid-19, ahora la plataforma trabaja en la elaboración de un nuevo manual que recogerá particularidades como la telemedicina o la inteligencia artificial con el objetivo de
convencer a las administraciones públicas españolas para que eleven la causa a las esferas internacionales en busca del reconocimiento.
Patricio Martínez, presidente de honor del
sindicato CESM y uno de los
artificies del proyecto, ha adelantado a
Redacción Médica que el asunto se presentará a la próxima
Asamblea del Foro de la Profesión. La reivindicación ya cobró fuerza en 2016, cuando se empezó a trabajar en el primer manual, pero ahora persigue una actualización para reactivarla en el plano político.
“Hemos intentado recuperar todo el trabajo”, ha expuesto a este periódico.
El objetivo es volver a convocar de nuevo a un
grupo de trabajo de expertos, entre los que tendrán voz tanto los diferentes estamentos de la Medicina como las principales asociaciones de pacientes de España. Ellos serán los encargados de llevar a cabo una
“revisión en profundidad” sobre el último manual para agregar las novecades tecnológicas que se han incorporado al Sistema Nacional de Salud con más rapidez tras la crisis del coronavirus.
Martínez ha subrayado la importancia de sumar estos conceptos en la propuesta, ya que la
inteligencia artificial o la telemedicina pueden resultar positivas para mejorar la capacidad de diagnóstico de los médicos, pero también representan un desafío en cuanto a su relación con los pacientes.
“Tenemos que regular esta tecnificación”, ha apuntado.
El camino para alcanzar el reconocimiento de la Unesco
Aunque la proposición vuelva a coger ritmo, su proceso previsiblemente se dilatará en el tiempo. El primer paso consiste en convencer a un
grupo de comunidades autónomas para que asuma como propia la iniciativa, ya que la competencia en materia cultural está descentralizada en España. El Foro de la Profesión Médica ya tanteó las posiciones de regiones de diferentes signos políticos como
Andalucía, Extremadura, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León o Murcia, a las que ahora tratará de nuevo de sumar a su causa.
Una vez superado este primer trámite, la proposición debe remitirse posteriormente al
Gobierno Central para que la eleve a la Unesco. El presidente de honor de CESM ha calculado que hasta llegar a este punto el proceso puede demorarse cerca de dos años, debido al tiempo necesario para actualizar el manual. Aunque
la lista de espera del organismo internacional en sus peticiones puede llegar a los 16 años.
En todo caso, Martínez ha abierto otra puerta para tratar de acelerar el trámite. El artificie de la iniciativa también se plantea la posibilidad de que otro socio internacional como
Uruguay pueda presentar la petición, ya que no tiene una lista de espera tan elevada de asuntos pendientes en la Unesco, para que España simplemente se adhiera.
Independientemente del camino que se escoja, el objetivo pasa por tratar de aunar el
mayor número posible de apoyos en el plano internacional. El Foro de la Profesión Médica se ha marcado como objetivos sumar a
Portugal, los países de
Hispanoamérica o el grueso de los estados miembros de la
Unión Europea a su causa para tratar de lograr el reconocimiento a la relación médico-paciente.
Martínez ha destacado la importancia de que finalmente este fenómeno se convierta en patrimonio inmaterial, ya que permitiría ayudar a
concienciar en que el paciente es el “centro del proceso asistencial”. “Esta relación es un acto de amistad en la que el enfermo deposita la confianza en el conocimiento del médico”, ha apostillado.
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