Pilar Garrido, presidenta de Facme.
Los médicos españoles han puesto cifras a la
inversión necesaria para realizar una formación continuada que garantice el nivel de cualificación de los facultativos especialistas. El papel de estas actividades, que abarcan simposios, talleres, webinar, congresos o seminarios, entre otras, es lograr que los médicos estén actualizados con las habilidades pioneras y los últimos avances científicos para así poder otorgar la
mejor asistencia sanitaria posible a los pacientes.
Según un estudio realizado por la Federación de las Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme) y que ha sido revisado por pares y publicado en la revista
Medicina Clínica, harían falta
entre 340 y 876 millones de euros para
financiar la formación continuada médica.
“Con los datos económicos aportados y estimando el gasto anual por profesional, con un total de 276.191 médicos colegiados en activo en España, se puede inferir que el
presupuesto total de la organización de la FMC (formación médica continuada) oscilaría entre 340 y 876 millones de euros, sin incluir los costes indirectos relacionados”, detalla los investigadores en el estudio.
Según la encuesta realizada por Facme, a la que respondieron el 80 por ciento de las 46 sociedades científicas que aglutina la organización y las cuales representan a 107.590 afiliados (89,8 por ciento),
alrededor del 75 por ciento de la financiación de la formación médica continuada proviene de la
industria farmacéutica o de tecnología médica.
“La financiación de la FMC en todos los países es costosa, y la
participación de los empleadores, tanto públicos como privados, es una verdadera excepción”, resaltan los investigadores tras analizar los datos de 1.607 actividades realizadas en dos años.
Falta de alternativas de financiación para la FMC
Los investigadores también recuerdan que la aproximación a la FMC recogida en el Dictamen de la Comisión para la
Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados
"prohíbe la financiación" por parte de la industria de actividades de formación médica, continuada tanto de forma “directa como indirecta”.
“Esto puede
repercutir negativamente en la calidad de la FMC y en el mantenimiento de la cualificación profesional. Por ende, puede afectar a la calidad y a la consecución de resultados en salud,
si no se presentan alternativas viables de financiación, en consenso con las sociedades científicas”, reivindican los investigadores.
En ese sentido, consideran que es “
importante” tener en cuenta que el salario medio de los médicos españoles es muy inferior a los de muchos otros países europeos, incluso teniendo en cuenta los niveles de paridad del poder adquisitivo, dado que en "muchas ocasiones" estos
financian “total o parcialmente” los costes de sus actividades de FMC.
Regulación para evitar el conflicto de intereses
Ante el protagonismo financiero de la industria médica y la falta de apoyo institucional, los investigadores entienden que hay un
“riesgo de conflicto de interés” de la financiación de la FMC. “Podría inducir
un sesgo en la decisión terapéutica o dar lugar a una prescripción médica de menor calidad”, detallan. Por ello, recomiendan “encarecidamente” que la relación entre la industria y los médicos, tanto en investigación como en formación, esté sometida a
normas reguladoras y de transparencia.
“Cuando para desarrollar actividades científicas y de formación, se recibe financiación externa de entidades con ánimo de lucro, tiene que explicitarse
con claridad y transparencia la naturaleza y alcance del patrocinio, y los organizadores de la actividad tienen que garantizar la independencia de los contenidos y la libertad de los ponentes”, aclaran.
En ese sentido, recuerdan que hay muchos códigos de buenas prácticas diseñados por las sociedades científicas, colegios médicos, Farmaindustria y la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (FENIN). “En esta compleja relación
hay que evitar la adopción de medidas radicales o simplistas de dudosa aplicabilidad”, advierten.
Papel protagonista para Facme en la formación continuada
Ante los datos recopilados, los investigadores concluyen que
la responsabilidad de la FMC es compartida por los profesionales, las sociedades científicas, los empleadores, en especial la administración sanitaria, y la industria farmacéutica o tecnológica, “siempre bajo un prisma de trasparencia y con una regulación específica”.
Además, aseguran que en la encuesta ha quedado de manifiesto que los médicos especialistas consideran que
Facme, como órgano de representación, “debe ejercer un
papel de liderazgo, promover la coordinación y la homogeneización entre ellas y establecer vías de diálogo y colaboración con las administraciones públicas y con otros órganos implicados, con la finalidad de garantizar la continuidad y la independencia de una FMC de calidad en España”.
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