Un grupo de 18
investigadores de primer nivel mundial ha propuesto un
compromiso internacional de cinco años para no permitir cualquier uso clínico de la
edición genética de líneas germinales, es decir, de óvulos, esperma u
embriones humanos.
El llamamiento ha sido publicado en
Nature y está firmado, entre otros, por
Feng Zhang y
Emmanuelle Charpentier, pioneros en la utilización de la herramienta de edición genética
Crispr, llamada a revolucionar este campo por su versatilidad y facilidad de uso.
“Hacemos un llamamiento para introducir una moratoria global en todos los usos clínicos de edición de la línea germinal humana, esto es,
cambiar el ADN heredable (en espera, óvulos o embriones) para conseguir niños genéticamente modificados”.
No prohibir la investigación
Esta moratoria no es una prohibición permanente ni se aplicaría en investigación, ya que no implica la implantación del embrión en el útero de una mujer.
Tampoco impediría la edición de células somáticas humanas para tratar enfermedades, ya que las modificaciones no serán heredables.
La adhesión sería voluntaria para animar a los países a unirse y ser transparentes en su acción
|
Los firmantes consideran que todavía no está probada suficientemente la seguridad y eficacia de estos procedimientos como para aplicarlos en líneas germinales. “Ninguna aplicación clínica de la edición genética se debe considerar
hasta que no se conozcan suficientemente sus consecuencias a largo plazo”.
La adhesión sería voluntaria para animar a los países a unirse y ser transparentes en su acción. En caso de que quisiera aplicar en su terreno la modificación de una línea germinal humana, se sometería a un
periodo de consulta internacional de dos años, donde se abordarían las garantías técnicas, éticas y sociales de este paso.
El caso de las niñas chinas
En esta valoración entraría la existencia de alternativas a esa utilización ya que los firmantes de la petición consideran que, en el caso de las niñas
chinas nacidas de embriones modificados genéticamente, existían otras posibilidades más seguras para
garantizar su vida sin VIH, la razón por la que He Jiankui, el investigador que hizo el experimento, justificó la intervención.
Los firmantes de la carta sugieren la creación de un
cuerpo internacional de coordinación que dé soporte a este marco internacional, ya sea en el seno de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) o en un organismo
ad hoc, y que tenga dos paneles: uno enfocado en los aspectos biomédicos y otro en los éticos y sociales.
Convenio de Asturias
Uno de los principales investigadores españoles que están utilizando la técnica Crispr,
Lluís Montoliu (del Departamento de Biología Molecular y Celular del Centro Nacional de Biotecnología-CSIC), ha explicado por
Twitter que está propuesta “será particularmente relevante en aquellos países que no hubieran firmado el Convenio de Asturias de 1997, que ya determina (art. 13) que la modificación heredable del genoma humano es ilegal, como de facto ya ocurre en España”.
Este tratado, que entró en vigor el 1 de diciembre de 1999, ha sido
ratificado por 29 Estados, entre ellos España, siendo firmado por otros seis pero sin ratificarlo. Sin embargo, países como Alemania o Reino Unido no han firmado ni ratificado este convenio.
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.