Los recién graduados de Medicina lideran en distintos índices de empleo temprano.
Los seis años del grado en Medicina no son fáciles para sus matriculados. No obstante, una vez superados, los titulados cuentan con una ventaja frente a los tenientes de otros estudios:
un alto porcentaje de empleabilidad. Y es que sus egresados se encuentran entre aquellos que más rápido acceden al
mercado laboral, una vez finalizado el periodo formativo. Además, también es la disciplina que cuenta con un mayor volumen de profesionales recién salidos de la universidad con un salario bruto anual alto. Un liderazgo conseguido gracias a la
ruta MIR, garante del empleo entre los graduados cuatro años después de salir de la facultad, según datos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
La información gubernamental -recogida por el ingeniero y estadista Jon González- señala que Medicina es el grado que
registra la mayor tasa de afiliación a la Seguridad Social. En concreto, casi el total de los graduados de 2019 tenían un puesto de trabajo cuatro años después de la obtención del título. Una proporción de diez puntos porcentuales más que las titulaciones que completan el podio, Ingeniería de organización industrial e Informática, ambas con cerca de un 90 por ciento de sus egresados de 2019 ya en algún puesto.
Sin embargo, el empleo casi completo de los médicos cuatro años después de acabar el grado contrasta con e
l escaso número de profesionales que han firmado un contrato indefinido. Es más, Medicina es el ámbito laboral en el que sus nuevas generaciones más padecen la falta de estabilidad laboral. Y es que menos del 5 por ciento está fijo en su lugar de trabajo. Una cifra negativa en la que la profesión facultativa está acompañada por Enfermería y Lenguas españolas. En el lado contrario, Arquitectura técnica, Desarrollo de software y aplicaciones y Odontología.
La práctica totalidad de estudiantes de Medicina ocupan un puesto de trabajo a los cuatro años de graduarse
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Esta disparidad entre el elevado número de médicos recién graduados con trabajo y la baja proporción se debe a un motivo:
el MIR. Gran parte de los egresados en Medicina optan por esta vía nada más conseguir el título. Un camino que les confiere un contrato de cuatro o cinco años en el que se forman en alguna de las especialidades ofertadas en el Sistema Nacional de Salud (SNS). De ahí, la inmensa tasa de afiliación frente a la pobre estabilidad: en 2023, la mayoría trabajaba -se hallaban en el segundo o tercer año de residencia, ya que hay que pensar que nada más acabar en 2019 dedicarían casi un año a preparar el examen de acceso-, pero con una fecha límite -entre 2024 y 2025 llegaría a su fin su relación con el hospital en el que llevaron a cabo el proceso de Formación Sanitaria Especializada (FSE)-.
La residencia convierte a Medicina en líder laboral
Contar con la opción MIR, sumada al éxito de esta entre los egresados en Medicina, transforma los datos laborales de la mencionada titulación. Y es que esta alternativa
garantiza el empleo temporal de buena parte de las generaciones de profesionales al acabar la universidad. Solo en la última convocatoria, se ofrecen
más de 9.000 plazas para los médicos.
De esta manera, los recién graduados en Medicina también son los que cuentan con
una mayor proporción de trabajo a jornada completa, al laborar bajo este formato casi el 100 por 100 de sus graduados a los cuatro años de salir de la facultad. Un porcentaje similar al número de médicos que están contratados como titulados universitarios. Dos variables en las que lideran sobre el resto de ámbitos educativos existentes en España.
Retribuciones elevadas
La residencia se deja notar en el salario de los recién titulados. Y es que Medicina es el sector en el que
más egresados cuentan con un sueldo bruto por encima de los 30.000 euros anuales. En concreto, casi el 100 por 100 de los tenientes de la mencionada titulados ingresan una cifra similar a los cuatro años de obtener el grado. Una retribución conseguida gracias a la realización de guardias.
Una cifra que varía según la comunidad autónoma, ya que
no todas cuentan con el mismo salario para sus residentes. Así, el sueldo en Cataluña, Murcia y País Vasco está sobre los 53.000 euros netos con guardias en el caso de un R1, muy por encima de Navarra, Galicia y Asturias, las regiones donde menos cobran.
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