Sheila Justo.
"Debemos enseñar la cara más dura de esta crisis para potenciar la concienciación individual", reivindica
Sheila Justo, presidenta Sector Médicos Jóvenes y MIR
Amyts y secretaria técnica de la sección de Médicos Jóvenes y MIR Nacional de la
Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM). En su opinión, la pandemia de coronavirus Covid-19 requiere de "medidas más drásticas tipo confinamientos intermitentes para no colapsar el sistema sanitario".
En su opinión, "el verano se debería haber aprovechado para recuperar toda la actividad que quedó paralizada por la Covid", sin embargo, se perdió "una oportunidad de oro para recuperar la actividad paralizada y reforzar las plantillas de médicos". Sheila Justo participa en
'Lecciones del Covid-19', el documento que impulsa
Redacción Médica como herramienta para la reformulación del Sistema Nacional de Salud.
¿Qué medidas considera que fueron más acertadas ante la primera ola ante el Covid-19?
Durante la primera ola, en la que hubo un claro colapso del sistema sanitario, la medida más acertada que se llevó a cabo fue el estricto y prolongado confinamiento de la población. Esta medida supuso un gran esfuerzo, además del económico, pero necesario para contener la propagación del virus.
El Sistema Sanitario estaba ya sobrepasado antes de la crisis: retraso de meses en citas, cirugías, etc. y con la llegada de la pandemia los hospitales pasaron a ser monográficos de Covid-19, dejando a un lado el resto de actividades y patologías.
Los datos de casos que se manejaban en ese momento había que multiplicarlos por 10, ya que solo se llegaba al diagnóstico de los pacientes graves hospitalizados. Cerca de 3 millones de contagiados, según los estudios de seroprevalencia de España posteriores. La situación era de catástrofe, por tanto las medidas debían de ser drásticas.
¿Cuáles fueron los mayores errores ante la primera ola, visto con perspectiva?
El mayor error fue la ausencia de liderazgo en base a criterios técnico-sanitarios. Esto llevó a un nivel de improvisación en la desescalada que ha tenido sus consecuencias. Además, la situación económica del país había sufrido un gran varapalo por lo que, de una forma precipitada y manejada desde criterios políticos, económicos... se desconfinó a la población de un día para otro. Esto supuso un cambio de mensaje rápido y erróneo que tuvo como consecuencia la relajación. La situación no ha dejado de ser una ola constante, de mayor o menor intensidad.
Desde el punto de vista de los profesionales sanitarios, que dieron todo en jornadas extenuantes y exponiéndose a cargas virales altas sin la protección adecuada, el mayor error y que nos trajo ser el país con mayor número de contagios en el personal sanitario y desafortunadamente fallecidos, fue la deficiencia en el provisionamiento de los equipos de protección. Les debemos todo a estos profesionales que dieron incluso su vida por los demás. Una deuda eterna para con ellos. Desde la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), seguimos luchando a nivel nacional para que la enfermedad SARS COV2 sea reconocida como enfermedad profesional en sanitarios; ya nos ha dado la razón la Organización Mundial de la Salud (OMS), el defensor del pueblo, el Registro del Instituto Regional de Seguridad y Salud En El Trabajo (IRSHT)… Es necesario, justo y está perfectamente argumentado dicho reconocimiento.
Desde el punto de vista de la gestión sanitaria, el verano se debería haber aprovechado para recuperar toda la actividad que quedó paralizada por la Covid: cirugías, consultas.. Teníamos a disposición en Madrid, por ejemplo, 1.190 residentes recién especialistas en mayo. Era el momento de contratar a todos y poner al día las listas de espera, ya que las patologías evolucionan y esto supone un aumento de la morbi-mortalidad por otras causas, no sólo la Covid. Sin embargo, se tomó como un verano cualquiera, se ofrecieron contratos basura por lo que sólo se quedaron contratados 500 o 600 de esos 1.190. Perdieron una oportunidad de oro para recuperar la actividad paralizada y reforzar las plantillas de médicos, a pesar de nuestra constante solicitud. Todos sabíamos que nos esperaba un otoño-invierno complejo y el resto de patologías siguen evolucionando y resurgiendo.
Hace un mes, ante la ausencia de planificación y necesidad de más personal, se decreta el RDL 29/2020 que da luz verde a la contratación de médicos sin MIR, extracomunitarios no homologados y de movilidad entre especialidades. Ahora se están invirtiendo recursos en contratar personal sin la capacitación mínima exigida. Creo que se deben buscar los responsables de esta pésima gestión, que nos lleva a la “medicina low cost” sin garantías de calidad en perjuicio del paciente. Es una prioridad la derogación de este RDL.
La situación sanitaria se ha convertido en un arma política. Se debe aprender de los errores porque la improvisación es iterativa y deberían escuchar a los expertos, ya que muchas situaciones ya se las adelantamos.
¿Qué cree que ha hecho que España se enfrente a una segunda ola de esta naturaleza?
La incidencia de casos se redujo después del confinamiento, como era obvio, pero había que seguir trabajando.
Evidentemente, el mensaje fue contradictorio y no se entendió adecuadamente cuando finalizó el confinamiento con una desescalada tan precoz, y a eso se sumaron las vacaciones, apertura de fronteras…Todo a ciegas.. Sin test, sin rastreadores, sin inversión en el control de casos y seguimiento, sin controles en fronteras. A pesar del gran esfuerzo, el virus siguió “campando a sus anchas” en la cadena de contagio.
¿Qué medidas se deberían tomar para frenar la pandemia en nuestro país?
Todo depende de cuando se tomen porque los tiempos corren en nuestra contra. En este momento, la situación ha empeorado y la previsión es que empeore aún más ya que aparecen en escenas otros virus que presentan un cuadro clínico muy similar y en mitad de una pandemia hay que discernir la etiología, para llevar a cabo las cuarentenas correspondientes. Cualquier cuadro compatible, es la Covid hasta que no se demuestre lo contrario.
En este momento, se requiere de medidas más drásticas tipo confinamientos intermitentes para no colapsar el sistema sanitario.
Hay algo que quiero dejar claro, no es conveniente estar comparando con marzo-abril, eso no puede volver a suceder. Ahora ya no hay excusas; nos pilla prevenidos, mejor informados y más protegidos. Las medidas han de tomarse precozmente en base a criterios homogéneos, claros y objetivos.
Independientemente de las medidas que tome el gobierno, tenemos un papel protagonista cada uno de los ciudadanos en la transmisión. El virus está entre nosotros y es importante la concienciación social para poder protegernos de forma individual.
¿Confía en la vacuna como solución a la situación creada por este coronavirus?
La vacuna es una solución a largo plazo. Deben existir criterios mínimos de seguridad para aprobar, por la vida urgente, la vacuna; y no es conveniente la interferencia política en ello. La naturaleza del desarrollo de una vacuna sugiere que es éticamente necesario cierto grado de precaución. Si se llevan a cabo todas las fases para la obtención de datos suficientes en relación a la determinación seguridad y eficacia razonable, falta tiempo.
Además el virus va mutando, por tanto, siempre tendremos que estar alerta. Tenemos años por delante aún y dar esperanzas a corto plazo a la población vuelve a confundir en el mensaje. Debemos enseñar la cara más dura de esta crisis para potenciar la concienciación individual y esperar en un futuro, aún lejano, la vacuna como solución.
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