Afirman que los profesionales escriben con una gran cantidad de faltas de ortografía.
Siempre se ha dicho eso de que las
recetas del médico no se entendían por su letra pero… ¿y si el problema está en el interior de todos esos garabatos alineados?
El proyecto JUNTS (RecerCaixa 2015) ha elaborado un
estudio en colaboración con la
Universidad Pompeu Fabra sobre los problemas que se encuentran los pacientes a la hora de entender las
prescripciones de su facultativo. Al final, han diagnosticado que
el problema no está en la forma sino en el fondo.
Abreviaturas, siglas sin desglosar, terminología concentrada, simbología que se contradice dentro del propio informe… Esos han sido algunos de los grandes problemas que los estudiosos han encontrado a la hora de analizar los pliegos técnicos de los
facultativos hacia sus pacientes. "Una gran cantidad de faltas de ortografía, la impersonalidad a la hora de tratar al paciente y la falta de conectores han sido otros de los muchos fallos que hemos encontrado", completa
la investigadora del IULATERM y profesora titular del Departamento de Traducción y Ciencias del Lenguaje (DTCL) de la UPF, Rosa Estopà.
Imagen del diccionario que se ha desprendido tras el proyecto de investigación.
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Para su diagnóstico, el proyecto ha contado con tres fases de estudio que han servido para señalar con el 'dedo acusador' los grandes fallos de los facultativos a la hora de prescribir indicaciones sanitarias a sus pacientes. "Teníamos que entender por qué hay un
problema de comunicación", introduce la experta en lenguaje que se ha visto muy sorprendida por la falta de comprensión que presentaban los grupos de estudio.
Los padres sienten angustia cuando no entienden a sus facultativos
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En este caso, el trabajo se presenta en colaboración con la
Federación de Española de Enfermedades Raras y han sido los padres y los niños de este colectivo quiénes se han ofrecido como muestreo. En la primera fase del estudio, se realizó una entrevista en profundidad a diez familias. Más de dos horas de encuentro en la que los padres manifestaron su
"angustia" a la hora de no entender los términos con los que se trata a sus hijos.
En la segunda fase, el equipo analizó informes médicos
"un total de cincuenta procedentes de diferentes especialidades" para conseguir aislar los parámetros lingüístico-discursivos que obstaculizan la comprensión de estos texto.
Se ha visto cómo la construcción de
frases muy largas, el orden de las palabras, la concentración de terminología no explicada, el uso abusivo de las siglas, los símbolos, las abreviaturas no internacionales, los abundantes errores tipográficos, la variación terminológica, la
falta de elementos de conexión de las frases, son algunas de las barreras cognitivas y lingüísticas que dificultan su comprensión.
La mayoría de los informes médicos tenían faltas de ortografía y errores de conexión entre frases
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Por último, y como ejemplo más claro de la mala comprensión entre el médico y el paciente, los estudiosos han realizado un ejercicio de
contraste con un público no vinculado al campo de las enfermedades raras ni al sanitario.
El muestreo se realizó en dos fases. Una con un informe médico real, destinado a personas con un nivel de
estudios alto, y otro con un documento adaptado que tuvieron que analizar
personas con menos nivel educativo. Pese a la diferencia de base de los dos grupos de análisis, la comparativa reveló que el informe adaptado fue mucho más fácil de entender que el normal. Los resultados de este experimento, procesados con el calculador GRANMO y mostraron que entre el nivel de comprensión del texto original y el del texto adaptado hay una
diferencia estadística muy significativa de +4,56 puntos.
No es más fácil ni con menos nivel
El informe adaptado, explica Rosa Estopà, se elaboró a partir de los parámetros previamente detectados como "obstáculos" de comprensión. Lo que la lingüista califica d
e "técnicas de redacción sencilla" han sido los detonantes de la comprensión del informe para personas "menos cultas".
Rosa Estopá, directora del estudio y del proyecto.
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En definitiva, ofrecen el máximo de información asumible para el lector no experto mediante herramientas muy sencillas que se están planteando, incluso, hacer llegar a los facultativos para que las apliquen en su día a día.
Apuntan desde el organismo del estudio que ellos no han hecho más fácil el informe ni han bajado el nivel. "Una de las cosas que más benefician al paciente es que el tratamiento o las notificaciones sobre qué debe tomar o cuándo estén en frases explicitas y concretas", refrendan.
El informe enseña que no hace falta escribir más técnico sino más sencillo
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De momento se ha creado una
herramienta web para ayudar a las familias con hijos con enfermedades raras y dentro de dos meses se va a lanzar un diccionario con terminología enfocada a los más pequeños de la casa. Pero, además, están planteando que este trabajo influya en la formación de futuros profesionales así como en el
desarrollo de una herramienta digital que ayude a desglosar las siglas de los informes.
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