El expresidente de los preventivistas no es partidario de “indicar aislamientos masivos” en caso del Covid-19

"Lo lógico es que el coronavirus en abril y mayo prácticamente desaparezca"
Francisco Botía.


26 feb. 2020 17:45H
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Desde el inicio del brote del nuevo coronavirus, los especialistas en Salud Pública se han preocupado por lanzar un mensaje de tranquilidad, apuntando a su baja mortalidad y relacionándola con otras enfermedades respiratorias de manejo sencillo en personas en buen estado de salud.

A pesar de que ya se han dado una decena de positivos por coronavirus en nuestro país, “lo lógico es que en marzo, sobre todo en la segunda quincena disminuya la incidencia de estas infecciones por coronavirus y entre abril y mayo prácticamente desaparezca”, indica a Redacción Médica el jefe de Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca (Murcia) y expresidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, Francisco Botía.


La predicción de Trump



El mayor riesgo para estas epidemias son las posibles mutaciones de los virus, "como ocurrió con el SARS de 2005"


El especialista recuerda que “la prevalencia de infecciones respiratorias agudas es mayor en los meses de enero-febrero, por las bajas temperaturas, en nuestro hemisferio norte”. Curiosamente, su juicio es similar a la predicción del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al señalar que la llegada de abril y el buen tiempo pondría fin al brote de coronavirus.

Botía considera que la epidemia “está siendo sobrevalorada, aunque es comprensible que, por los avances de los medios de comunicación, así haya ocurrido”. Recuerda que la letalidad del Covid-19 es parecida a la de la gripe y, por tanto, “no sería partidario de indicar aislamientos masivos, como los del hotel deTenerife, y sobre todo cuando no ha habido fallecidos aún en esa región”.

La principal medida de prevención frente a esta infección es “mejorar la higiene, principalmente el lavado de manos”. No obstante, apunta que el mayor riesgo para estas epidemias son las posibles mutaciones de los virus al afectar a animales y al hombre, lo que ocasiona que aumente su virulencia, “como ocurrió con el Síndrome Agudo Respiratorio (SARS) de 2005”.
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