Adrián Llerena, presidenta de la SEFF y miembro de la comisión de la cartera genética del SNS.
Desde el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas se han destinado varias dotaciones económicas al desarrollo de
conocimiento e implementación de la genética para avanzar en la
medicina personalizada. Estos proyectos están
avanzando todos al mismo tiempo junto con la definición de la
formación a sanitarios y población. Unos avances que, según apunta Adrián Llerena, presidente de la Sociedad Española de Farmacogenética y Farmacogenómica (SEFF) y miembro de la comisión que está diseñando la cartera genética, podrían situar a
España antes del verano del 2023 como
“líder internacional” o, por el contrario, verla sumida en un
“caos absoluto”. Ello d
ependerá, según el experto, del
“esfuerzo de coordinación” que realicen las comunidades y Sanidad.
“Técnicamente, yo creo que para finales de primavera o principios de verano vamos a tener terminados todos los trabajos. Podemos estar en una
situación excepcional o en mitad de un caos con cien mil cosas abiertas. Esto dependerá de una
buena coordinación entre los Servicios de Salud autonómicos y Sanidad. Hay que hacer un esfuerzo coordinativo desde el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud y la cartera de servicios del Ministerio”, apunta Llerena, quien considera que tras la dotación económica "hay una
fantástica oportunidad”. “Si esto funciona bien en el año 2023 España puede
liderar a nivel mundial, desde el punto de vista de servicio público, la
implementación de la farmacogenética y la medicina personalizada”, augura el especialista.
El también catedrático de Farmacología Clínica, cree que en caso dieran todos los pasos ya iniciados de una forma correcta, España sería un ejemplo internacional en
“traslación de la genética a la utilización clínica”. “Esto es llevar el dato generado en condiciones de protocolo de investigación y a la
práctica asistencial en el mundo real, donde el medicamento se expone a otros elementos relacionados como puede ser la politerapia. Desde el punto de vista de un sistema de población alta, estábamos hablando de una cartera mínima y básica para 45 millones de personas. Se está haciendo
una apuesta impresionante que a la población no le está llegando”, asegura el especialista.
En ese sentido, Llerena advierte que ahora mismo se están sucediendo
“varios procesos en paralelo”: “Se está
generado conocimiento y establecimiento de una cartera de servicios, y se está abordando la
formación de los facultativos y la implementación clínica. Se ha abierto el melón de golpe, entonces estamos en una situación que si encaja, antes del verano nos vamos a encontrar en la tormenta perfecta y
seremos el mejor sistema sanitario del mundo. También nos podemos encontrar en una situación caótica si no se hace un ejercicio de coordinación”.
¿Por qué se debe realizar un esfuerzo de coordinación?
Para Llerena, se corre el riesgo de que haya comunidades autónomas que oferten secuenciación de “todo lo que se les ocurra” y otras que tengan “cuatro biomarcadores”, además, estos estarán externalizados debido a que no tendrán capacidad. “Si no se produce una adecuada coordinación, que no se trata de una centralización,
nos podemos encontrar con una absoluta subimplementación que daría lugar a una inequidad. Debemos hacer un esfuerzo para la generación de información en los proyectos, la adecuación de los servicios que proporciona el proyecto Impact, las recomendaciones de la cartera de servicios y ahora el dinero que llega a las comunidades autónomas para generar estos servicios”, aclara el especialista.
"Hace falta un esfuerzo de coordinación enorme entre comunidades autónomas y el Ministerio de Sanidad"
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Por todo ello, Llerena, recuerda que “hace falta un esfuerzo de coordinación enorme”. Además, fruto de esta coordinación saldrán
mandatos uniformes para toda España donde se indique cómo actuar: “Debemos hacer un esfuerzo para la generación de información en los proyectos Biofram, la adecuación de los servicios que proporciona Impact, las recomendaciones de la cartera de servicios y el dinero que ahora le llega a las comunidades para generar el servicio”.
Formación a sanitarios
La formación a los sanitarios es una de las patas que aún está por definir y esto “preocupa mucho”, ya que se corre el riesgo de que ante la falta de unificación surjan “varias formaciones distintas”. “El profesional sanitario tiene que saber
qué tenemos que hacer, quién lo debe hacer y cómo usarlo. Además, la población debe estar informada, que es quien va demanda el recurso. Van a decir, usted me va a poner este ciclo antineoplásico por este cáncer de acuerdo a mi perfil que hemos seleccionado”, reclama el especialista.
"El profesional sanitario tiene que saber qué tenemos que hacer, quién lo debe hacer y cómo usar la genética"
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Para el presidente de la SEFF, resultada
“fundamental” sentar las competencias mínimas de formación para la utilización de
biomarcadores genéticos, llegada de los pacientes y el cambio a una “prescripción consensuada con un paciente informado”. Para integrar todo ello y evitar que surjan varias formaciones diferentes, Llera apuesta por hacer un
“módulo o programa de competencias básicas a través de una comisión delegada en el Ministerio de Sanidad adjunta a la cartera de servicios o que esté vinculada al Consejo Interterritorial”. Respecto a quien lo imparte, Llerena considera que hay cabida para sociedades científicas, universidades y centros de investigación.
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