No hay mayor sensación que la de ser niño en la
Noche de Reyes. Esa es una de las frases más repetidas -y reutilizadas cada año- en las semanas previas a las Navidades. Esos días los más pequeños proyectan cómo será una de las veladas más mágicas para comenzar el nuevo año. Primero, días antes de la llegada de esta gran noche, preparan sus cartas. Después, como si de un milagro se tratase, sus deseos, convertidos en una obra de magia hecha realidad, aparecerán bajo el árbol. Y la ilusión y la felicidad iluminará cada rincón de la casa. O no. Porque aquellos
sanitarios que tengan que hacer guardia en una de las noches más mágicas del año no podrán disfrutar de sus hijos.
Ese es el caso de
Juan Fidalgo (Madrid, 56 años), médico especialista en Anestesiología y Reanimación y en el Hospital Clínico San Carlos. Padre de tres hijos, recuerda a la perfección su
última guardia en la Noche de Reyes. Era 2021, la pandemia de la Covid-19 había pasado, pero los últimos coletazos y la alerta seguían presentes en los centros sanitarios. El temor a una nueva oleada entre la población era cada vez más latente. De hecho, ese año, miles de familias se vieron afectadas por distintas variantes de la
Covid-19. Así lo recuerda Fidalgo, que pasó esa noche junto al resto de profesionales y a varios centenares de pacientes.
“Las guardias son consideradas mayoritariamente como
una auténtica condena en el colectivo”, explica el médico. Y subraya: “Cada vez son más impopulares. Y esta sensación es especialmente intensa
cuando implican festivos, sobre todo si además tienen una trascendencia tan especial”.
Guardia en la Noche de Reyes
En su caso, esa guardia fue una condena. Esa Noche de Reyes de hace ya cuatro años no vio a sus hijos abrir sus regalos. Esos que habían estado preparando minuciosamente en una carta pensada y repensada. “No hay nada que pueda reparar la
separación de tus seres queridos en estos días tan entrañables, que se pierden y son irrecuperables”, comenta Fidalgo.
Este médico madrileño es consciente de toda la preparación previa: “Ese día y noche tienen una magia especial. Compartes su ilusión y nervios durante la jornada, les acompañas a la cabalgata por la tarde, dispones las sorpresas de última hora, preparas la llegada de los reyes y sus camellos, les llevas a la cama… y esperas que todo salga bien”. Sin embargo, y a pesar de
la remuneración económica que obtienen estos profesionales por hacer guardia en este día, Fidalgo tiene una sentencia clara. “
Las guardias en Noche de Reyes son el peor castigo que te puede pasar en las Navidades si tienes hijos, y más si son pequeños”.
Esa noche de 2021 no fue la única que Juan Fidalgo pasó de guardia. Le precedieron muchas más. Es por eso que recuerda como, cansado tras una dura noche, cada mañana siguiente a la Noche de Reyes llegaba a su casa esperando la ilusión de sus hijos. “Muchas veces he tenido que ver cómo abrían los regalos a través de fotos o vídeos. No es lo mismo”. Para él, dice, es un
“consuelo mínimo”. “Nada es comparable a vivir esos momentos en persona con ellos. Todo pierde sentido y maldices tu suerte, aunque intentas mantener el tipo por ellos porque en definitiva se lo merecen, no tienen la culpa”.
En este sentido, Fidalgo también incide en que la ausencia de uno de los padres en este evento también tiene repercusiones para los niños. “Deja secuelas permanentes que se manifiestan de vez en cuando en conversaciones familiares, en ocasiones años después. Porque
los niños son esponjas que se dan cuenta de todo… y tienen memoria”, incide.
El médico madrileño no se atreve a poner una
solución sobre la mesa. “Es difícil resolver este problema tal y como está configurada la asistencia sanitaria en nuestro país porque todavía las guardias son un instrumento necesario para llevarla a cabo”, explica. Sin embargo, propone una medida: “Habría que ofrecer incentivos adicionales y modificar la consideración de este día concreto”.
Esta
Noche de Reyes de 2025 va a ser distinta para Juan Fidalgo y su familia. “¡Este año me libro!”, cuenta al final de la conversación con
Redacción Médica. Una velada en la que recuperará la ilusión de sus hijos, y en parte la suya propia, sin ser uno de los miles de profesionales sanitarios que está de guardia en los centros médicos.
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