Antonio Zapatero ha estado en el plató de Redacción Médica.
Antonio Zapatero asume este miércoles la presidencia de la Federación de Asociaciones Científico Médicas de España (Facme), cargo que ostentará durante tres años, con el firme compromiso de aumentar la presencia de las
sociedades científicas en aquellos lugares donde se toman las decisiones que les afectan.
Además, lo hace en un momento en que estas agrupaciones mantienen varios frentes abiertos, desde la transparencia en las
relaciones con los proveedores (industria farmacéutica y de la tecnología sanitaria) hasta su reivindicación del médico como
único agente con capacidad de prescribir frente al plan del Ministerio de Sanidad para impulsar los
medicamentos genéricos y biosimilares.
¿Qué objetivos se ha marcado como presidente de Facme?
"Las sociedades científicas tienen que alcanzar el papel que les corresponde".
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Objetivos hay varios, siguiendo lo que pone en los estatutos de la Federación, quizás el más importante es el de
aumentar la presencia de las sociedades científicas en todos los foros que tienen relación con la profesión médica, es decir, que tengan en cuenta nuestras opiniones.
Ese es el principal foco que tenemos para los próximos tres años. Se ha conseguido bastante, yo creo, en los últimos tres años con
Fernando Carballo de presidente, y los años previos, con
Carlos Macaya, también se avanzó bastante.
Además de este objetivo principal, ¿cuáles son los objetivos secundarios?
Siguiendo lo que marcan nuestros propios estatutos, lo que pretendemos es fomentar la
formación de calidad y basada en el valor, una línea que estamos estableciendo en los últimos años y que puede afectar tanto al pregrado como al grado y a la formación médica continuada.
Es muy importante
macsntener la unión de las sociedades científicas, es lo que nos da realmente fuerza, así que un aspecto muy importante es labor de coordinación entre ellas que hace Facme.
Quiero destacar el papel que tiene Facme como
miembro del Foro de la Profesión Médica, que por ley es un órgano asesor del Ministerio de Sanidad. En ese foro estamos junto a sindicatos médicos, la OMC, los estudiantes de Medicina, con el Consejo de Decanos y con el Consejo Nacional de Especialidades Médicas. El Foro es un faro importante para hacer notar cuáles son las ideas de las sociedades científicas.
Las sociedades científicas, ¿son conscientes de las ventajas que proporciona esa unión en Facme?
Yo creo que sí. Llevo ya seis años en la junta de directiva de Facme, cuando entré la sensación que tenía es que las sociedades científicas no eran conscientes de lo que aportaba la Federación.
"La cuantía económica con la que nos manejamos es suficiente"
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En estos años ha habido temas muy trascendentes, véase el de la
relación con Farmaindustria, por ejemplo. Creo que se han creado corrientes, que nos hemos dado cuenta de que vamos mejor juntos de la mano que cuando va cada uno por separado.
De las 45 sociedades que podrían ser socias de Facme, lo son 43, eso supone que ahora mismo el
número de socios que tenemos está en torno a 99.588, con cifras del año 2019. Eso hace que la gente se dé cuenta, y ahora que ha habido elecciones, se ha notado en el interés por parte de muchas sociedades para
concurrir a puestos en la Junta Directiva.
Usted es expresidente de la Sociedad Española de Medicina Interna, ¿en qué se diferencia la gestión de una sociedad científica de la de una federación como Facme?
Creo que son dos cosas diferentes y probablemente aditivas, es decir, una sociedad científica tiene sus propios objetivos, que a veces no son confluyentes con los del resto de sociedades. Incluso en algunos casos podemos tener objetivos, no diría contrapuestos pero sí diferenciados de otras.
Facme tiene puesto en estatutos que intentará aunar todo lo que nos junta. Por tanto, yo no puedo ser únicamente
presidente de los internistas, tengo que procurar aunar todo lo que nos une y, en aquellas cosas que haya discrepancias –que es sano que las haya–, conseguir puntos de acuerdo.
Es importante haber sido presidente de una sociedad científica porque ya tienes una visión, pero también aportaré aquí mi experiencia de seis años en la junta directiva de Facme, que me permite ver, como a veces en estos años, cuándo hay actuar de intermediario y facilitando acuerdos en temas concretos.
El presidente de Facme, en un momento de la entrevista.
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Facme se financia principalmente a través de las cuotas de sus sociedades afiliadas. ¿Hace falta reformar ese sistema de financiación, digamos, que es clásico de cuando quizá las sociedades científicas no tenían quizás tantas funciones?
Yo creo que la fuerza de Facme no viene de ahí. Esa cuenta de dinero que es la principal fuente de
financiación nos permite mantener lo que llamamos los aspectos básicos, como la asesoría jurídica, aspectos de comunicación (hoy por hoy si no comunicas lo que haces es como si no existieras) y aspectos administrativos.
Realmente la gestión que tiene Facme tampoco es tan complicada porque
somos responsables de gestionar 43 socios, no es una cifra tremendamente compleja aunque detrás de las 43 sociedades haya un volumen importantísimo de médicos especialistas.
La cuantía económica con la que nos manejamos, en mi experiencia de los últimos años, nos es suficiente para lo que hacemos. No quiere decir que a veces podamos firmar algún convenio con alguna institución privada o pública que pueda revertir para hacer alguna actividad extra.
Este año la Fundación IMAS y la Fundación Facme se fusionaron, ¿qué ventajas proporciona esta fusión y cuál va a ser su función dentro de la Federación?
Algunas sociedades científicas llevamos
trabajando con IMAS hace ya unos cuantos años. En el caso de la Medicina Interna trabajábamos con IMAS para los estudios Recal, que
en Medicina Interna se llaman Recalmin y se han hecho también con Cardiología, con Oncología, Digestivo, Endocrinología… Nos ha dado una foto muy importante de aspectos críticos de asistencia sanitaria.
Los
estudios Recal son unos estudios que han dado lugar a varias publicaciones y han valido además, nos consta, para mejorar algunos aspectos asistenciales en algunas comunidades autónomas.
"Tenemos un nivel de médicos especialistas excelente pero muchas veces no somos capaces de 'vender' lo que estamos haciendo"
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IMAS también nos ha dado soporte para elaborar una
lista de retos del Sistema Nacional de Salud, hace ya cinco o seis años se hizo la primera presentación y hace unos pocos meses que hicimos la segunda. Y también nos da soporte para otros aspectos.
La colaboración previa con IMAS nos ha venido muy bien para aspectos importantes de desarrollo y de posicionamiento de Facme y además tiene una capacidad de formación para aquello que no debe ser competencia con ninguna especialidad sino temas transversales, de gestión clínica, formación de tutores, aspectos que afectan a varias especialidades, como un servicio más que Facme ofrece a sus federados.
De esa unión, por ejemplo, hemos trabajado mucho en el aspecto de
indicadores del Sistema Nacional de Salud. Es un tema que va a seguir siendo estratégico en los próximos años y ahí contamos también con el apoyo metodológico de IMAS.
¿Cuáles son los principales retos que atañen a las sociedades científicas en su conjunto en la actualidad?
En primer lugar, las sociedades científicas tienen que alcanzar el papel que les corresponde en el sistema, que para mí es muy importante: son las que tienen el conocimiento de lo que ocurre en la especialidad o en la asistencia sanitaria. Si el Sistema Nacional de Salud funciona como funciona, en gran parte es por las personas que trabajan, entre otros, los médicos.
Tenemos un
nivel de médicos especialistas excelente pero muchas veces no somos capaces de ‘vender’ qué es lo que estamos haciendo. Entonces, hace falta conocimiento y posicionamiento de las sociedades científicas como interlocutores con la Administración, tanto autonómica como con el Ministerio de Sanidad. Ese es el principal reto.
Muchas veces nos quejamos de que no se nos tiene en cuenta, que no se nos llama para opinar en determinados temas. Probablemente, el principal reto de cada uno por separado y de Facme globalmente es ese papel de interlocución.
Hace unos meses Facme criticó el informe de la Federación de las Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública diciendo que no se basaba en indicadores fiables y objetivos. ¿Tener indicadores de resultados en salud sería factible en un plazo, digamos, entre corto y medio?
Algunos llevamos reclamando muchos años que se organice la atención sanitaria en relación a resultados de salud en la población. Hoy por hoy, ¿qué indicadores se aplican para ver si lo que estamos haciendo es útil?
Fue un partido político el que se acercó a Facme, de esto hace año y pico, para que desde el conocimiento asistencial planteásemos indicadores que fuesen de utilidad para los gestores del Sistema Nacional de Salud. Es un trabajo que me parece importantísimo porque es la primera vez que se habla en este país de intentar establecer
prioridades de atención sanitaria en función de resultados de salud.
Nosotros hemos añadido en los últimos años la necesidad de que estos indicadores aporten valor. Hoy por hoy sabemos que hasta un 30 por ciento de las
prácticas médicas no aportan valor. En un tiempo como en el que estamos, de crisis, se podría ser más eficiente en el sistema si, en parte como movimientos que ha habido en sociedades científicas como el equivalente al
choosing wisely o el ‘no hacer’, se dejase, por parte de la Administración, que las sociedades científicas opinasen qué prácticas no aportan valor.
Eso hace falta que se potencie desde la Administración, tanto la autónoma como la nacional, para que cale en la ciudadanía porque, si no, el ciudadano puede entender que, si va a la consulta de un médico que le dice que no le va a hacer determinada prueba, que a lo mejor es por un tema de recortes. Eso es una cosa que merece una explicación por parte de todos los intervinientes.
Nos parece muy importante que ese trabajo que empezó hace año y medio continúe durante mi presidencia y, de hecho, nuestra idea es seguir haciéndolo, pero que eso a su vez se acompañe de una campaña institucional donde se explique a la ciudadanía las grandes ventajas que aporta.
"Los proyectos Recal han permitido observar diferencias que condicionan resultados distintos entre comunidades".
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Se va a presentar entonces al Gobierno que se forme...
Se presentó al partido político que lo solicitó, en este caso fue
Ciudadanos. Sí se ha hablado con algún responsable de consejería, como la de
Castilla y León, y nuestra idea es seguir avanzando en la difusión de lo que se ha hecho, tanto a cualquier consejería, como al Ministerio de Sanidad, para decirles: "Tenemos esta información, nos parece que por aquí se podría ir y estamos encantados de colaborar, intentar mejorar la asistencia sanitaria y ser más eficientes de lo que lo estamos siendo".
Ya hay desde el Ministerio de Sanidad existe una estadística, el Conjunto Mínimo Básico de Datos. También ha recogido las iniciativas de ‘no hacer’ de las diversas sociedades científicas. ¿Qué es lo que aportarían los nuevos indicadores a estas dos?
Lo que hemos ido viendo en los estudios Recal, por ejemplo en
Medicina Interna, es que hay aspectos de resultados en salud de indicadores muy importantes, como pueden ser la mortalidad, la estancia media, reingresos, etc. en los que hay diferencias en algunas comunidades autónomas que no se justifican de una forma razonable, es decir, que parece que hay diferencias en la organización de trabajo, entendemos, que condicionan resultados muy diferentes en unas comunidades y en otras.
Sentémonos, analicemos qué es lo que está pasando y planteemos soluciones. Recuerdo que, en relación con el
estudio Recalcar de Cardiología, la diferencia por mortalidad en comunidades autónomas
en infarto agudo de miocardio era muy notable, en alguna comunidad era casi del doble que en otra, y me consta es que pasado los años se han tomado medidas organizativas que han hecho que la cosa mejore y que los indicadores se aproximen unos a otros.
Bueno, pues esa labor de poner sobre la mesa en qué indicadores estamos mal, analizar cuál puede ser el motivo y plantear medidas organizativas, no hay nadie mejor que las sociedades científicas –que conocen esos aspectos asistenciales– para ponerlo sobre la mesa y colaborar para intentar mejorar.
En varias ocasiones Facme ha exigido participar en el desarrollo de proyectos normativos. Considera que desde el Ministerio no se da a las sociedades científicas la entidad que estas merecen.
Lo que nos gustaría transmitir a los responsables del Ministerio es que las sociedades científicas están para ayudar, y Facme, la primera de todas. Nuestra intención siempre es
colaborar.
"Por BOE somos órgano consultivo del Gobierno, solo hay que desarrollar lo que la propia ley dice"
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El problema es que a veces uno nota que hay cierta desconfianza en transmitir planes, normativas. La realidad, y por eso comentaba antes cuáles son los problemas fundamentales de las sociedades científicas, es que se cuenta poco con ellas. A veces nos enteramos de las cosas porque nos llega un borrador por una vía que no es la puramente oficial.
En mi experiencia en estos seis años en la Junta Directiva de Facme, cuando se ha hecho alguna propuesta de modificación de algún borrador, uno se da cuenta que está hecha desde el conocimiento de la realidad y con la razón fundamental de intentar mejorar el documento. A mí me gustaría que eso estuviera reconocido por los que gobiernan.
Además, en el contexto del Foro de la Profesión, por BOE somos órgano consultivo del Gobierno, se trataría de desarrollar lo que la propia ley dice, y nosotros estaremos encantados de hacerlo con la mayor lealtad a nuestro Sistema Nacional de Salud.
El Foro reclama periódicamente interlocución con el Ministerio, pero esta que yo planteo se puede hacer desde las sociedades científicas. Entiendo que cada miembro del Foro tiene sus propias sensibilidades o sus propias prioridades, yo hablo en las que hace referencia a Facme.
Pero tengo que decir que me encuentro muy cómodo en el contexto del Foro de la Profesión Médica, llevo asistiendo durante los últimos 2 o 3 años con una frecuencia casi mensual y me parece que se tratan temas que son de interés.
Otro de los temas en los que ha formulado alegaciones Facme últimamente ha sido el proyecto para impulsar los genéricos y biosimilares, donde la Federación se ha mostrado muy crítica con el concepto de intercambiabilidad que se maneja. ¿Llegará algún día en el que se llegue a un consenso sobre intercambiabilidad?
Nosotros ahí somos claros:
el que prescribe es el médico. Por el hecho de ser prescriptor es el que considera qué moléculas, o qué principio activo, o qué fármaco le pone al paciente.
Lo que no nos parece que deba ser es que a través de ninguna comisión de farmacia o dirección de ningún centro sanitario se tome la medida de cambiar un fármaco por otro, por mucho que se considere que desde el punto de vista farmacológico sean intercambiables.
"La Administración tiene la obligación de velar por la eficiencia del sistema y los biosimilares aportan ventajas económicas"
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El médico es el que establece ese nivel de confianza con el paciente, es el que le dice por qué pone esta cosa y no la otra. En mi experiencia personal y en este caso la del
Hospital de Fuenlabrada, en lo que hace referencia al inicio de tratamiento los médicos se ha posicionado claramente hacerlo con los
biosimilares pero el tema del
switching, el intercambio, queda a criterio del médico.
La experiencia es que no ha habido problemas, pero lo que sí decimos es que es
el médico el que tiene la capacidad de prescribir, eso para nosotros es sagrado. Y así lo hemos defendido en las alegaciones que hicimos.
¿Qué opina de lo que indicaba este proyecto sobre que en el seno de la Comisión de Farmacia en el Consejo Interterritorial se iba a zanjar esa cuestión de la intercambiabilidad? ¿Considera que ahí podría entrar otro tipo de intereses más allá de los puramente médicos?
No sé qué intereses pudiera haber. Lo que mantenemos es un principio general que hace referencia tanto a biosimilares como a genéricos. El que prescribe es el médico. Cómo se explicaría que un médico tenga que explicar a su paciente: “Mire usted, yo le he puesto este fármaco o este tratamiento pero resulta que el hospital ha decidido que le ponga este otro".
Eso genera problemas con el propio médico, en la relación médico-paciente. Entendemos que
el biosimilar aporta una serie de ventajas, también desde el punto de vista económico. De hecho tenemos un acuerdo con BioSim y con la Asociación Española de Medicamentos Genéricos. [El biosimilar] Nos parece bien, pero de ahí a que se quiera cambiar la prescripción de un médico es una cosa completamente diferente.
¿Considera entonces que la introducción de cuotas por parte de la Administración, o los contratos de gestión que van ligados a la prescripción muchas veces de un porcentaje de biosimilares, son medidas legítimas para introducir el biosimilar en el Sistema Nacional de Salud?
A mí me parece que la Administración tiene la obligación de velar por la eficiencia del sistema.
Los biosimilares aportan una serie de ventajas, entre otras, desde el punto de vista económico. Nosotros, como Federación, no estamos hablando de eso, la cuestión que estamos planteando es sobre la prescripción del médico, que no tiene por qué ser cambiar en base a una decisión de Farmacia o una institución, a una dirección de médica de un centro concreto. Son dos aspectos distintos.
Nosotros somos los primeros que estamos por la
sostenibilidad del sistema, llevamos usando biosimilares en este país desde hace 20 o 30 años: los factores estimulantes de colonias, la eritropoyetina, las insulinas… sin ningún problema, son fármacos estupendos, estamos encantados.
Pero si un médico prescribe un principio activo no debe ser cambiado aunque haya un biosimilar por una directriz y una instrucción, como una Comisión de Farmacia, etc. Son dos cosas diferentes.
"No vemos nada más que ventajas al aumentar la transparencia".
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Facme también tuvo un papel preponderante en la batalla por que los médicos no tributaran por las ayudas de la industria para acudir a congresos y otras actividades a nivel formativo. Sin embargo, parece que la sospecha de conflicto de interés de los médicos no se ha desvanecido. ¿Hace falta dar algún paso más en la transparencia o en otro aspecto para aclarar de una vez por todas esta relación industria- médico?
Nosotros
firmamos un convenio con Farmaindustria, al ser un tema que generaba ciertas dificultades. Es obvio que, tal y como estamos sin previsión presupuestaria en este país, no existe dinero o presupuesto que fuese capaz de dar la formación que precisan los médicos especialistas.
Ojalá entrase suficiente dinero público para poder hacer todas las actividades que se están haciendo desde el punto de vista formativo. Si nosotros tenemos sociedades científicas y médicos que tienen ayuda de la industria, nos parece perfecto siempre y cuando seamos capaces de transparentar qué ayuda, para qué concepto, cuántos asistieron a la actividad, qué actividad se realizó…
No vemos nada más que ventajas en el aspecto de aumentar la transparencia, es verdad que Farmaindustria ha puesto mucho interés en esto y estamos avanzando en que esa relación sea lo más transparente posible.
Queda trabajo por hacer, han sido muchísimos años de relación industria-sociedades científicas a lo mejor no del todo transparente, es un aspecto importante de la siguiente Junta Directiva de Facme. Avanzar en aspectos de transparencia de lo que estamos haciendo con la industria farmacéutica, con Fenin o con otras patronales.
¿No corre el riesgo con este aumento de la transparencia de señalar al médico?
En la cultura americana salen listados de médicos que han recibido ayudas de la industria y se especifica el tipo de ayuda que han recibido. El problema es que no sé si con la cultura de este país se entendería como una cosa razonable. Es decir, es un tema un poco peliagudo porque nosotros decimos “¿y las ayudas que reciben, por ejemplo, los periodistas, los abogados, los arquitectos? De eso no se habla y a lo mejor probablemente desde el punto de vista de cuantía son mayores”.
"Si un médico recibe la ayuda que sea, debe ser transparentable"
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Hubo algún listado de médicos hace unos cuantos meses y los que salían en la información estaban señalados como si estuvieran haciendo algo no del todo ‘lícito’. Esa
imagen de culpabilizar al médico nos preocupa mucho.
Eso no quita para que si un médico recibe la ayuda que sea, debe ser transparentable. Primero, es transparentable porque
Hacienda se entera. Pero creo que todavía no estamos en la situación en este país de que eso sea así, de señalar con nombre y apellidos los ingresos que ha tenido en función de cada acción.
Sí nos parece bien, por ejemplo, y es una cosa que estamos trabajando con Farmaindustria, que cuando se plantea una
actividad formativa a través de la sociedad científica, se especifique para qué evento ha sido, qué es lo que se ha tratado en esa reunión y cuánta gente ha asistido, y no hace falta hacer un listado de médicos, ¿no?
Se entiende que ese dinero o esa ayuda ha ido para facilitar un aspecto formativo concreto al que han asistido, por ejemplo, 150 profesionales, y creo que seguramente ese es el primer paso y nos parece que con eso, de momento, sería razonable.
¿Cómo ve el futuro de las sociedades científicas dentro del Sistema Nacional de Salud, y el de la propia Facme, de aquí a unos años?
Las sociedades científicas las veo cada vez mejor. Vengo del
Congreso Nacional de Medicina Interna en Barcelona y me doy cuenta de la presencia muy llamativa de
congresistas jóvenes. Creo que hemos conseguido atraer a la gente joven para que se den cuenta de la importancia de las sociedades científicas, de sus grupos de trabajo, la posibilidad de investigar, la de desarrollo profesional y personal, etc. Me parece que es una victoria importantísima.
El siguiente paso que debemos dar es que esa importancia que tenemos en el día a día, en el desarrollo de la actividad asistencial o en investigación, sea reconocido por los que están encima, los que gobiernan la sanidad tanto autonómica como nacional.
Y si consiguiésemos que se tuviese en cuenta la
opinión de los especialistas médicos españoles, estoy convencido que sería muchísimo mejor para el Sistema Nacional de Salud. Y, sobre todo, quitar desconfianzas. Es decir, mi experiencia en sociedades científicas es que están para aportar ayuda y una visión positiva de los temas que se tratan. Que se aproveche el potencial tremendo que existe ahí.
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