La investigadora de Cambridge y su equipo se centrarán en usar nanopartículas para próximas terapias

Meritxell Nus, investigadora en el Departamento de Medicina de la Universidad de Cambridge.


16 jun. 2024 12:00H
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La arteriosclerosis es una enfermedad compleja, que resumidamente, consiste en la formación de placas de colesterol y grasas en las arterias. Si estas se rompen y llega al corazón, ocasionará un infarto de corazón; o si llega al cerebro, producirá un infarto cerebral. Durante muchos años, los tratamientos han estado enfocados en disminuir el colesterol y las grasas, olvidando el componente inflamatorio que acompaña a esta enfermedad. Por este motivo, Meritxell Nus, investigadora en el Departamento de Medicina de la Universidad de Cambridge, decidió centrarse en la investigación de las células que ayudan a combatir las infecciones, las células B y T, que tienen "un papel muy importante en el desarrollo de la arteriosclerosis".

"Hemos descubierto que las células B marginal y T folicular interaccionan y al hacerlo producen la una en la otra propiedades protectoras de aterosclerosis. Específicamente, lo que hacen es aumentar la síntesis de unos anticuerpos. En aterosclerosis también se pueden generar anticuerpos frente a los lípidos, pues algunos de estos anticuerpos que protegen son producidos por las células marginales, que son moduladas a su vez por las células T foliculares", ha explicado la experta en una entrevista para Redacción Médica.

Nus ha apostado por terapias más específicas para arteriosclerosis que no dañen el sistema inmune del paciente.


Estos resultados de sus estudios los ha trasladado a los asistentes del XXXVI Congreso de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA), que se ha celebrado en Castellón. Tal y como ha relatado la científica, cuando llegó al Reino Unido hace más de una década, únicamente se conocían las células B1. Tras años y horas en el laboratorio, los resultados están dando sus frutos y para ver qué era lo que ocurría en la interacción de las células crearon un ratón arteriosclerótico. Estas conclusiones marcan un 'antes y un después' en la enfermedad, ya que añaden conceptos que antes se desconocían.

Daños en el sistema inmune


No obstante, Nus también ha pedido ser cautelosos con las terapias, ya que muchas dañan el sistema inmune de los pacientes. Por lo tanto, se aborda un problema pero aparece otro. En palabras de la investigadora, hace pocos años se publicaron los primeros ensayos clínicos en los que se intentó regular la respuesta inmune, pero al hacerlo de manera general, los pacientes se quedan completamente sin defensas, inmunocomprometidos, y desarrollando infecciones fatales.

"Se ha reducido el riesgo cardiovascular, pero también ha aumentado la muerte por infección. Tenemos que intentar crear terapias que sean más específicas y que no desregulemos totalmente el sistema inmune", ha asegurado.

La investigadora ha participado en la mesa 'Respuesta inmune adaptativa, microbiota y aterosclerosis'.


Los investigadores ya miran más allá y vislumbran la nanomedicina como una opción más que factible en la prevención de la arteriosclerosis: "Estamos desarrollando unas terapias con nanopartículas para ir más directos. Por ejemplo, si quisiéramos manipular una molécula solamente en las células marginales, podemos hacer unas nanopartículas que se unan sólo a esta célula marginal y ahí ejercen la función".

En esta misma línea, modular la flora bacteriana del intestino es otro de los temas que protagonizarán los próximos estudios de esta investigadora española que desarrolla su labor en la Universidad de Cambridge.

Nus ha explicado los resultados de sus estudios con un ratón arteriosclerótico. 

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