Antonio Lalueza, médico internista, analiza qué se ha aprendido del nuevo coronavirus desde el primer contagio en España

La sanidad se enfrenta a su nueva normalidad: "El virus ha cambiado"


20 jun. 2020 13:40H
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POR MERCEDES RIVERA
España acumula más de de 244.000 contagios por Covid-19, según los últimos datos facilitados por el Ministerio de Sanidad. Al inicio de la crisis sanitaria, los hospitales sufrieron una gran presión, sin embargo, fue a partir de semana santa cuando empezó a haber un descenso progresivo.

“Acompañado a esta disminución de pacientes, la sensación que tenemos es que la gravedad ha sido menor. Tenemos la sensación de que la enfermedad ha ido cambiando a lo largo del último mes a pacientes menos graves”, ha explicado Antonio Lalueza, vocal del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas (GTEI) de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) e internista en el Hospital Universitario 12 de Octubre.

“El virus ha cambiado, aunque no genomicamente. Pero su comportamiento e interacción con el ser humano es menos agresiva y eso hace que la respuesta inflamatoria por parte del ser humano es más leve”, ha manifestado.

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Al inicio de la epidemia, “nos enfrentamos a una enfermedad desconocida y buscábamos similitudes con casos previos más graves publicados de coronavirus que, básicamente, eran del MERS y SARS que se habían visto 10 años antes. Sin embargo, el Covid-19 es una enfermedad distinta, con una transmisibilidad y mortalidad mayores”.


Arsenal terapéutico contra el Covid-19



Lo que se ha aprendido es que "hay que dar el tratamiento a los pacientes cuanto antes"


Para tratar a los pacientes que llegaban al hospital con Covid-19, se empezaron a utilizar fármacos antivirales. Sin embargo, mirando retrospectivamente, Lalueza ha señalado que “ahora la sensación que tenemos es que su eficacia es relativa”.

Hasta el momento, “no hay un ensayo clínico aleatorizado, la experiencia que tenemos es con estudios y las conclusiones no son acordes en todos ellos y son conclusiones que se contradicen entre ellas”.

Una situación que ocurre también con la controvertida hidroxicloroquina. “Se han hecho estudios en pacientes graves y no sabemos el papel que podría tener en casos más leves. En casos graves no hemos visto empeoramiento, como se ha dicho en algunos estudios. Nos quedan dudas de cómo puede haber funcionado en pacientes con un cuadro leve y moderado administrado de manera precoz”, ha continuado el vocal dela SEMI.

La tercera variante son los fármacos inmunomodulares, como tocilizumab y anakinra. “Van algo mejor en los pacientes graves, pero los estudios observacionales son discutibles. No tenemos ensayos clínicos”, ha reiterado.

Por otro lado, los hospitales también han tenido experiencia con bolos de corticoides “administrados de manera precoz en pacientes graves que han mejorado”.

Lo que se ha aprendido es que “hay que dar el tratamiento cuanto antes, antes de que la cascada inflamatoria se haya descompesado. Cuando el paciente a partir del 6-7 día de la infección, empieza a presentar datos de hipoxia, es el momento óptimo de empezar el tratamiento inmunomodulador, que tiene que ser lo más precoz posible”, ha concluido. 
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