José Carlos Arévalo Lorido, Jesús Casado Cerrada y Ana Lorenzo Almorós.
La
diabetes y la fibrilación auricular son dos patologías tratadas por el médico internista en las que la
relación cada vez es mayor tanto en el
diagnóstico previo con fenotipos comunes y la predisposición de padecer ambas como el
tratamiento con fármacos comunes y efectivos para tratar ambas patologías. Así se ha puesto de manifiesto en la mesa conjunta entre el Grupo de Trabajo de Diabetes, Obesidad y Nutrición, y el de Insuficiencia Cardiaca y Fibrilación Auricular, ambos pertenecientes a la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
En la mesa celebrada durante la
XVI reunión del GT de Diabetes, Obesidad y Nutrición y que ha sido moderada por Jesús Casado Cerrada, internistas en el Hospital Universitario de Getafe, han participado Ana Lorenzo Almorós, adjunta al Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Gregorio Marañón y miembro del GT Insuficiencia Cardiaca; y José Carlos Arévalo Lorido, adjunto al Servicio de Medicina Interna del Complejo Hospitalario Universitario de Badajoz y miembro de ambos grupos.
Para Lorenzo Almorós la
relación entre diabetes y fibrilación auricular (FA) es “muy importante” y está científicamente demostrada: “El desarrollo de FA en el paciente diabético se ha relacionado con
incremento de síntomas, peor calidad de vida, mayor hospitalización, mayores tasas de
mortalidad global y cerebrovascular y más riesgo de complicaciones como
ictus y embolismos”.
Mientras que por el otro lado, los pacientes con
diabetes tipo dos (DM-2) tienen un aumento de riesgo de FA del doble que los no diabéticos. “Hay un 40 por ciento de aumento de riesgo en varones y un 60 por ciento en mujeres, y en pre-diabetes se incrementa el riesgo un 20 por ciento”, resalta las especialistas, quien pese a situar el foco en los DM-2 también recuerda que en
DM-1 también tienen entre un 13 y un 63 por ciento más de riesgo de padecer FA que los no diabéticos.
“En general, la prevalencia de la diabetes en estudios de fibrilación auricular es de entre un 22 y un 40 por ciento, y a la inversa es de un 15 por ciento”, detalla Lorenzo Almorós, quien asegura que la
relación entre ambas patologías es “claramente” causal: “Ambas están interrelacionadas de una manera directa a través del estrés mitocondrial y de factores indirectos como la grasa epicárdica”.
¿Cuáles son los fenotipos que comparten en común?
Ambas enfermedades comparten muchas comorbilidades y factores de riesgo, por lo que hay
fenotipos en común que pueden ayudar a clasificarlas. “Los fenotipos nos ayudan a conocer mejor las potenciales variaciones grupales dentro de una determinada entidad, y pueden ser útiles en el contexto de la
medicina de precisión y para establecer nuevas líneas de investigación”, detalla Arévalo Lorido.
Según el especialista, dentro de la insuficiencia cardíaca (IC) y la DM podemos descubrir dos fenotipos: “Uno es de
base vascular-isquémica y otro es derivado de una
miocardiopatía desarrollada por las alteraciones metabólica e inflamatorias de la DM. Ambos fenotipos incluyen todo el espectro de la fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI)”. Sin embargo, según asegura Arévalo Lorido, por el momento el desarrollo de los mismos no ha conllevado variaciones en el tratamiento sindrómico de la IC que se mantiene ajustado a fenotipos relacionados con la FEVI.
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