Nathan Berger.
Una revisión de estudios de la Universidad Case de la Reserva Occidental en Cleveland (Estados Unidos) ha confirmado que la
obesidad puede
aumentar el riesgo de hasta
13 tipos distintos de
cáncer en
adultos jóvenes, al intensificar los mecanismos celulares que promueven su desarrollo.
El cáncer se ha asociado habitualmente a adultos de más de 50 años pero cada vez son más habituales los casos a
edades más tempranas. De hecho,
casi un 10 por ciento de los
tumores de mama y uno de cada 4 nuevos casos de
cáncer de tiroides se dan ya en personas de
20 a 44 años, según la revisión publicada en la revista
Obesity.
En este caso, se analizaron datos de
más de 100 investigaciones con
animales, ensayos clínicos y estudios epidemiológicos para buscar una explicación a ese aumento del cáncer en adultos jóvenes, y han identificado el papel que puede jugar la "
pandemia" de
obesidad infantil y
juvenil que afecta desde hace años a la
mayoría de
países desarrollados.
Los jóvenes con un IMC> 30 son más propensos a desarrollar estos tumores
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De este modo, han visto que los
jóvenes con un índice de masa corporal (
IMC) de
más de 30 son
más propensos a desarrollar
tumores malignos de mama, colorrectal, riñón, endometrio, tiroides, páncreas, hígado, mieloma, gástrico, meningioma, ovario, esófago y vesícula. Asimismo, la
obesidad infantil puede tener un efecto duradero que
derive en cáncer más tarde o más temprano.
Esto puede deberse, según ha explicado
Nathan Berger, uno de los autores del estudio, a que parece alterar permanentemente la probabilidad de que un joven
desarrolle cáncer. E, incluso después de perder peso, el riesgo de cáncer permanece. "Si eres obeso, tienes un
mayor riesgo de cáncer. Y si pierdes peso,
mejora el pronóstico y puede reducirse el riesgo, pero nunca desaparece por completo", ha explicado.
Cambios en el ADN
En concreto, la obesidad causa
cambios en el ADN que pueden
acumularse con el
tiempo, e incluyen
marcadores genéticos y
modificaciones epigenéticas que permanecen hasta mucho después de una
pérdida de peso.
Entre otras cuestiones, los datos de ensayos clínicos y de estudios sobre obesidad animal han permitido observar
cómo la obesidad acelera también la
progresión del tumor. Por un lado, el
sistema inmune aumenta la producción de
compuestos dañinos como el peróxido.
Además, la obesidad también
altera el metabolismo causando
factores de crecimiento y
desequilibrios hormonales que ayudan a las células tumorales a subsistir; en el intestino, modifica la flora microbiana y hace que predominen microorganismos que favorecen el cáncer, y el
reflujo gastroesofágico en individuos obesos daña sus tubos de deglución y aumenta el riesgo de cáncer de esófago.
En definitiva, la investigación liderada por Berger confirma que la obesidad promueve el cáncer por múltiples vías simultáneas. "Incluso si una vía se bloquea con éxito, el cáncer inducido por la obesidad toma otro camino", ha lamentado.
Adolescentes con sobrepeso, con más riesgo de cáncer de colon de adultos
Además, en su revisión
recopilan todo tipo de
datos que respaldan la asociación entre una
obesidad temprana y determinados tumores, como un estudio con
más de 1,1 millones de hombres realizado en Israel que reveló que aquellos con
sobrepeso en la adolescencia (entre 16 y 19 años) tenían un
riesgo 1,5 veces mayor de cáncer de colon a los 48 años.
Recomiendan el registro del IMC en las historias clínicas desde la infancia
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En otro trabajo, ha detallado Berger, se les pidió a los participantes dibujar su cuerpo cuando eran adolescentes. "Y los que se mostraron más redondeados presentaban una mayor incidencia de
mieloma múltiple", según han comprobado también en otros estudios menos anecdóticos.
Berger admite que su investigación es una de las primeras en abordar específicamente cómo la obesidad
promueve la progresión del cáncer en adultos jóvenes y también incluye una serie de recomendaciones para interrumpir esta relación, como el registro del IMC o los
hábitos alimenticios en las
historias clínicas desde la
infancia, de modo que los médicos puedan tener en cuenta ese indicador aunque sus pacientes ya
no sean obesos.
"La forma más efectiva de
reducir el
desarrollo de este problema es
prevenir la expansión de la
pandemia de obesidad en niños y adultos", según este experto, que avisa de que unos
110 millones de niños y adolescentes con obesidad en todo el mundo siguen en riesgo de desarrollar algún tipo de cáncer asociado con la obesidad.
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