Jesús Casado Cerrada, coordinador del Grupo de Trabajo de Insuficiencia Cardíaca y Fibrilación Auricular (ICyFA).
Recientemente, han surgido varias voces de expertos hospitalarios que han urgido a recuperar la continuidad asistencial de los pacientes con insuficiencia cardiaca, interrumpida a consecuencia de la pandemia de Covid-19, advirtiendo que si no s
e pagaría con más ingresos hospitalarios. Unos incrementos de los que desde el grupo de Insuficiencia Cardiaca de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) recuerdan que no hay datos oficiales, aunque sí reconocen que la
“sensación” es que se e
stán viviendo más ingresos, especialmente en aquellas zonas donde
no hay una unidad específica que evita el circuito habitual de Urgencias a Interna y Cardiología.
“Es cierto que en las patologías crónicas con un seguimiento estructurado y concreto que dependen de determinados especialistas y médicos de Atención Primaria, la pandemia por supuesto que ha contribuido a que no se hayan podido hacer los seguimientos estructurados como estaban preacondicionados”, asegura Jesús Casado Cerrada, coordinador del Grupo de Trabajo Insuficiencia Cardiaca y Fibrilación Auricular de la SEMI. Sin embargo, el experto, recuerda que
no hay evidencia de que eso realmente haya supuesto un impacto en el
aumento de ingresos hospitalarios por esta patología. Aunque afirma que
“sí es cierto que la sensación y percepción existe”.
Esta pérdida de continuidad, según detalla Casado Cerrada, en el ámbito de la insuficiencia cardiaca hay que matizarlo mucho: “El seguimiento de estos pacientes es heterogéneo en el sentido de que hay muchos
pacientes con insuficiencia cardíaca que están recibiendo
seguimiento en las unidades multidisciplinares y específicas que han estructurado los hospitales con y sin vinculación con Atención Primaria”.
En el caso de que reciban este tipo de asistencia, el experto considera que no han visto mermado su seguimiento porque “hay recursos y accesos que garantizan este seguimiento”. Sin embargo, no es algo que se extienda por todo el territorio español. “Hay pacientes que no han accedido a estas unidades y, por lo tanto, pueden que hayan visto reducido este seguimiento”.
Un circuito diferenciado para los pacientes que acuden a unidades específicas
La clave para que se mantenga o no el seguimiento asistencial radica en la
diferenciación del circuito asistencial por el que pasa el paciente. “Los que van a estas unidades muchas veces no pasan por las urgencias hospitalarias, ya que tienen accesos directos por consultas telefónicas, enfermeras y facultativos especializados en insuficiencia cardiaca”, explica el facultativo. De manera que para Casado Cerrada estas unidades es una forma de
“garantizar el seguimiento más estrecho del paciente al no seguir el circuito habitual y acudiendo por vía telefónica a estas unidades”.
Una diferenciación de circuitos que
marcó la diferencia durante la etapa más dura de la pandemia. “Realmente el covid copó el 90 por ciento de los recursos y los pacientes que tenían otras patologías no acudían a urgencias. En ese sentido, si estaban en unidades daba igual porque se garantizaba la continuidad asistencial por acceso directo. Si no estaban era porque no estaban diagnosticados con insuficiencia cardiaca o porque en esa Área Sanitaria no cuenta con esa estructura
. Esos pacientes sí que han podido verse condicionados o afectados directamente por
no haber recibido una asistencia que fuera del covid si habrían recibido”, asegura el especialista.
Comunicación entre Cardiología, Interna y Enfermería
Otra de las cuestiones que se ha puesto en duda es la
comunicación fluida entre profesionales del hospital. En sentido, Casado Cerrada asegura que la situación es muy heterogénea en España y en muchos países occidentalizados. De manera que
varía mucho en función de la organización del Hospital y el Área Sanitaria.
“Nosotros en el hospital de Getafe sí tenemos una estructura multidisciplinar de asistencia en la que trabajamos el mismo equipo cardiólogos, médicos internistas, enfermeras especializadas en insuficiencia cardíaca y continuidad asistencial, facultativos de urgencias e incluso médicos de atención de cuidados paliativos. Nuestra estructura está muy bien organizada y la comunicación es
perfectamente fluida entre todos los integrantes del equipo”, detalla el especialista, quien alude a una “comunicación más dificultosa” donde esta
infraestructura no existe.
Por ello, Casado Cerrado tiene la “esperanza” de que estos modelos de asistencia organizada y multidisciplinar sea el “camino a seguir por todos”. “Hoy por hoy este camino no es universal. Actualmente, estamos en la mitad del camino, pero no estamos peor que los países de nuestro entorno. Creo que estamos liderando el camino junto con otros países punteros”, detalla el internista, quien, además, recuerda que Cardiología e Interna acordaron un
documento de consenso hace tres años de
cómo hay que organizarse. “Creo que existen pocos documentos de este estilo. Ahora falta aterrizarlo en la asistencia, que es más complicado”, concluye.
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