Ismael Said, coordinador del Grupo de Trabajo de Telemedicina, Tecnologías Innovadoras y Salud Digital de EFIM, y miembro de SEMI.
El concepto de la telemedicina o de la salud digital está cogiendo cada vez más fuerza en la sanidad española, pero también en la europea. Aprender a utilizar y a incorporar las
nuevas tecnologías como la inteligencia artificial a la práctica clínica es uno de los grandes retos de la Medicina actual. En ese sentido, a España le falta un ‘empujón’ normativo, según recalca a este diario
Ismael Said, coordinador del Grupo de Trabajo de Telemedicina, Tecnologías Innovadoras y Salud Digital de la Federación Europea de Medicina Interna (
EFIM, por sus siglas en inglés): “En España falta una
regulación muy importante sobre la terapia digital. Tenemos que tener una legislación clara y concisa para saber qué soluciones digitales están dentro de la
cartera de servicios”.
No obstante, a pesar de que el país no cuente con ese
paraguas normativo nacional, Said subraya que España no se encuentra en una "mala situación" respecto a la
digitalización sanitaria. “Tenemos regiones que se han desarrollado mucho y que son líderes casi en Europa, como son
Galicia, Cataluña y el País Vasco”, comenta el también coordinador del Grupo de Medicina Digital de la Sociedad Española de Medicina Interna (
SEMI). Además, subraya que España cuenta con proyectos que “merecen la pena estudiarlos y copiarlos” para implementarlos a nivel general, para ‘colocar’ al país a la altura de otras regiones del continente.
“A día de hoy, solo
Alemania, Francia y Bélgica han hecho un esfuerzo para diseñar esa legislación que
regule la incorporación de terapias digitales dentro de la cartera de servicios del sistema sanitario. España tendrá que hacerlo para equipararnos con ellos y poder empezar a usarla”, señala el internista. A su vez, añade que no todos los territorios del país han hecho una inversión acorde en cuanto a la digitalización. Afirma que hay comunidades autónomas que han invertido más y que han tenido 'valentía' para llevar a cabo
programas en telemedicina: “A la hora de tomar la decisión de hacer esa inversión dentro de los
sistemas sanitarios, el escenario es de máxima incertidumbre”, apostilla.
La razón, según el internista, es que la
telemedicina se ha desarrollado de forma “muy vaga y torpe por culpa del Covid-19”, ya que en los años más duros de la pandemia se dijo que la
sanidad digital era la “atención telefónica”. “Eso ha hecho que los pacientes se hayan visto mal atendidos y ahora pongan barreras a la hora de empezar con
proyectos de telemedicina”, explica. Es por ello que los diferentes territorios del país no se han ‘lanzado’ de igual manera a invertir en estas
nuevas tecnologías, tal y como apunta Said: “Hay servicios sanitarios regionales que están usando
datos masivos para tomar decisiones y que están aprendiendo a mejorar sus sistemas gracias al
big data y otros que están quedando más rezagados”. “En España en general nos falta más regulación. Ahora lo estamos viendo con el
ChatGPT, si lo van a prohibir o no… Estamos en ese punto, pensando a ver qué hacemos con esta tecnología y a dónde podemos llegar”, incide.
Medicina más rápida con las nuevas tecnologías
En el proceso de
implementar y fortalecer la telemedicina a nivel nacional, Said cree que la
Medicina Interna debería “cambiar” sus flujos de trabajo y “parar para reflexionar” sobre lo que se hace y qué opciones ofrece la tecnología, con el objetivo de “hacer más con menos esfuerzo”. “En los últimos 20 años hemos cambiado de una Medicina más analógica a una más pegada al ordenador, y esperamos que en los próximos años podamos separarnos del ordenador para volver al lado del paciente”, indica el especialista.
Lo importante de toda esta ‘transformación’, es, tal y como apunta Said, analizar los
procesos asistenciales y reestructurarlos para poder dar respuesta a las nuevas necesidades. “Si somos capaces de aprovechar toda la potencia de las nuevas tecnologías, podremos estandarizar mejor los procesos y dejárselos a la máquina para que nosotros podamos dedicarnos a la fase menos repetitiva. Necesitamos aumentar la
calidad asistencial, la
cantidad de procesos que realizamos a lo largo del día,
mejorar la seguridad y poder hacer procesos que mejoren el
diagnóstico”, argumenta. Así, desde la EFIM creen que los internistas podrán darse “un respiro”, cuando están en una situación de “saturación por la
sobrecarga asistencial”.
En un futuro a corto o medio plazo, la Medicina Interna espera que ese
trabajo conjunto de maquinaria y profesional sanitario de sus frutos para una mejor
asistencia sanitaria. “Como médicos nos vamos a dedicar más al cuidado, a la empatía y al entorno del paciente, mientras que podremos dejar a las máquinas que hagan el procesamiento de la información, que generen los informes clínicos y que almacenen todos los datos del paciente. Podremos hacer una
Medicina exponencial, pero para mejorar los procesos y hacerlos de más calidad”, confía Said.
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