Luis Manzano y Xavier Nogués, jefes de Interna del Hospital Ramón y Cajal y Clínico de Barcelona, respectivamente.
Las especialidades de
Medicina Interna y Medicina Familiar y Comunitaria (
MFyC) son ‘aliadas’ en el
abordaje del paciente crónico y así seguirán, de manera más nítida, durante los próximos años, según recalcan desde la atención hospitalaria. Ambas ramas de la Medicina española llevan a cabo actualmente una colaboración que cada vez se visibilizará más, tanto en la sociedad en general como en el Sistema Nacional de Salud (
SNS), según auguran desde Medicina Interna. Y es que, tal y como señalan los
internistas españoles, la
cronificación de las enfermedades a la que lleva el
envejecimiento poblacional requiere de un apoyo mutuo entre ambas especialidades.
Concretamente, hace unos días el
Ministerio de Sanidad actualizó sus registros sobre las infraestructuras del propio
sistema sanitario. Dicho documento especificó que el año
2022 acabó con 64 centros de salud menos en el SNS y con 13 hospitales más en comparación con el año 2021. Si bien las razones pueden ser diversas, lo cierto es que desde el primer nivel asistencial denunciaron que con esa apuesta hospitalaria desaparece la
atención al paciente crónico. Una situación que en Interna aprovechan para ahondar más en la
colaboración Primaria-Interna. “Atención Primaria y hospitalaria, con sus profesionales, son esenciales para poder atender con calidad y eficiencia a la población actual de pacientes, caracterizada por su edad avanzada, dependencia, alta comorbilidad y frecuentes hospitalizaciones, cada vez más prevalentes. Deben formar parte del mismo
eje asistencial, posibilitando la tan deseada y reclamada continuidad asistencial”, explica
Luis Manzano, jefe de Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Ramón y Cajal (Madrid).
Justamente, el
aumento de la esperanza de vida es uno de los factores que hace que la relación y trabajo conjunto de ambos niveles asistenciales deba seguir fortaleciéndose, tal y como aseguran los internistas. “La población cada vez se está haciendo más mayor, pero está manteniendo una buena
calidad de vida. Hay mucha patología aguda que está aumentando entre la gente de 80 años. A medida que van cumpliendo años, van acumulando antecedentes de enfermedades como
diabetes,
cardiopatía isquémica,
insuficiencia cardiaca o
hipertensión, y ese conglomerado de enfermedades cronificadas necesitan la
visión general de un internista”, añade
Xavier Nogués, jefe de Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona.
Nogués incide en que Familia sigue teniendo “un papel importante” en el
abordaje de la cronicidad, sobre todo centrado en la
Medicina preventiva y del control de las
enfermedades crónicas. “En el momento en que esas patologías se descompensan, se necesita el apoyo del internista porque se acumulan factores de riesgo”, especifica, por lo que su ingreso en la atención hospitalaria pasa a ser ‘vital’. “La Medicina de Familia tiene que tener a los internistas a su lado, tiene que verlos como un complemento. Cuando se agudizan las patologías del enfermo, deben contactar con el médico internista para hacer un seguimiento conjunto de ese paciente”, recalca Nogués. “La labor del médico de Familia y del internista, especialmente en el
crónico complejo, es absolutamente necesaria y complementaria. Se necesitan mutuamente para garantizar la
continuidad asistencial”, añade Manzano.
Atención domiciliaria a cargo de Interna
No obstante, una de las características con la que parte con ventaja Medicina Interna es la
hospitalización domiciliaria del paciente crónico, debido a que es Interna la especialidad que cuenta con
más recursos materiales y humanos para llevar a cabo dicha asistencia, tal y como aseguran sus facultativos. Sin embargo, Nogués recalca que el papel del médico de cabecera sigue siendo importante en este tipo de atención, pues es el que debe estar “al lado del enfermo” si este necesita apoyo sanitario, aunque si empeora, el especialista subraya que desde Primaria deben ponerse en contacto con la parte hospitalaria para “actuar de forma inmediata”.
Y es que tal y como profundiza Manzano, la “polivalencia” del internista es su “valor añadido” y lo que “determina la capacidad de adaptación profesional” a las necesidades del paciente. “Mi percepción es que cada vez se nos tiene más en cuenta, pero aún queda bastante camino por recorrer para consolidar todo el
potencial beneficio que puede aportar la Medicina Interna para el paciente y para la eficiencia de nuestro sistema de salud”, comenta el facultativo. Misma percepción comparte su homólogo catalán, aunque apunta a que Interna lleva lastrando un
déficit de profesionales desde hace un tiempo. “La Administración tendría que plantear formar más internistas”, concluye.
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