El riesgo de sufrir una
enfermedad cardiovascular en personas mayores se incrementa en un
22 por ciento por cada
ración diaria de carne roja. Así lo muestran los resultados de una investigación realizada por la Escuela Friedman de Ciencias y Políticas de Nutrición de la Universidad de Tufts (Estados Unidos) y el Instituto de Investigación Lerner de la Clínica Cleveland, quienes, además, han descifrado los
motivos biológicos que provocan este incremento del riesgo.
Según la investigación, revisada por pares y publicada en la revista
Arteriosclerosis, Thrombosis, and Vascular Biology (ATVB), el
mayor nivel de exposición a las diferentes enfermedades cardiovasculares se explica por un incremento de los niveles de
tres metabolitos producidos por
bacterias intestinales a partir de la digestión de nutrientes abundantes de carne. “Se encontraron mayores riesgos e interrelaciones con los metabolitos bacterianos intestinales para la carne roja, pero no para las aves de corral, los huevos o el pescado”, detallan los investigadores.
Los participantes del estudio incluyeron a casi 4000 de los 5888 mayores de 65 años reclutados inicialmente entre 1989 y 1990 para el Estudio de Salud Cardiovascular (CHS). Se siguieron durante una media de 12,5 años y en el momento del ensayo los pacientes registraron una media de edad de 73 años.
“Se midieron varios biomarcadores sanguíneos al inicio y nuevamente durante el seguimiento, incluidos los niveles de N-óxido de trimetilamina (TMAO) generado por el microbioma intestinal y dos de sus
intermediarios clave, gamma-butirobetaína y crotonobetaína, derivados de
L-carnitina, abundantes en carne roja”, explican en la investigación.
¿Por qué aumenta el riesgo?
Según los autores, el
aumento de TMAO y metabolitos relacionados que se encuentran en la sangre explica aproximadamente
una décima parte de este riesgo elevado. También notaron que el
azúcar en la sangre y las vías generales de
inflamación pueden ayudar a explicar los vínculos entre el consumo de carne roja y la enfermedad cardiovascular. Además, ambos factores también parecen ser más importantes para vincular el consumo de carne roja y las enfermedades cardiovasculares que las vías relacionadas con el colesterol en la sangre o la presión arterial.
“Curiosamente, identificamos
tres vías principales que ayudan a explicar los vínculos entre la carne roja y procesada y las enfermedades cardiovasculares (metabolitos relacionados con el microbioma como TMAO, niveles de glucosa en sangre e inflamación general) y cada una de estas parecía más importante que las vías relacionadas con el colesterol en sangre o la presión arterial”, asegura el coautor principal Dariush Mozaffarian.
Una nueva vía para reducir las enfermedades cardiovasculares
Para Mozaffarian esto sugiere que al elegir alimentos de origen animal es “menos importante” centrarse en las diferencias en las grasas totales, las grasas saturadas o el colesterol, y “más importante comprender mejor los efectos en la salud de otros componentes de estos alimentos, como la
L-carnitina y hierro hemo”.
Además, según concluyen los autores en el estudio, este descubrimiento supone una nueva vía terapéutica dietética para reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. “Las interacciones entre la carne roja, nuestro microbioma intestinal y los metabolitos bioactivos que generan parecen ser una vía importante de riesgo, lo que crea
un nuevo objetivo para posibles intervenciones para reducir las enfermedades del corazón”, aseguran los investigadores.
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