Un estudio publicado en
JAMA relaciona un
consumo moderado de alcohol con una mayor
supervivencia en pacientes mayores de 65 años a los que se les ha diagnosticado una
insuficiencia cardiaca.
Los autores observaron a 393 pacientes mayores de 65 (procedentes de la cohorte del Cardiovascular Health Study) a los que se les había diagnosticado insuficiencia cardiaca a finales de los años 90,
haciendo un seguimiento hasta julio de 2013.
Se les dividió en cuatro categorías:
abstemios, antiguos bebedores, consumidores de
7 o menos bebidas alcohólicas a la semana, y aquellos que consumían una cantidad mayor. Definen una bebida como 12 onzas de cerveza (unos 340 gramos) o 6 de vino.
Abstemios frente a bebedores
Tras controlar el resto de factores de riesgo, los investigadores observaron que aquellos que tomaban entre una y siete bebidas
tenían una media de supervivencia superior a los abstemios en 383 días.
No hay recomendaciones estandarizadas sobre consumo de alcohol en personas mayores
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El tiempo medio desde el diagnóstico de la insuficiencia hasta la muerte fue de 2640 días para los abstemios; 3046 días para consumidores de siete bebidas o menos, y 2806 días para los que superaban las siete bebidas.
Los autores concluyen que “los mayores con insuficiencia cardiaca
no necesitan abstenerse de los consumos moderados de alcohol”, si bien señalan que la robustez del estudio es limitada dado el tamaño muestral y que “no podemos excluir la posibilidad de confusiones residuales entre el consumo de alcohol y otros factores pronósticos favorables que influyan en la asociación observada”.
La financiación del estudio ha corrido a cargo de los National Institutes of Health y, en sus conflictos de interés, los autores señalan que éstos han recibido contribuciones de la industria farmacéutica (no de las bebidas alcohólicas) para el proyecto, si bien “
las agencias financiadoras no han tenido ningún papel en el diseño y gestión del estudio”.
Aconsejar beber, una "aberración absoluta"
La conclusión del estudio puede sonar a contradicción con otros estudios recientes que afirman que no hay un nivel seguro para la salud de consumo de alcohol.
Francisco Javier Laso, coordinador del grupo de trabajo de Alcohol y Alcoholismo de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), destaca sin embargo que
la mayoría de estudios se basan en los efectos en la población joven y adulta.
“No se sabe qué pasa con las personas de edad avanzada, los estudios de riesgo llegan hasta los 65 años”. Aunque
no hay recomendaciones estandarizadas sobre consumo de alcohol en personas mayores con insuficiencia cardiaca, Laso aboga por “no quitar el vaso de vino a la hora de comer a la persona de 70 años, pero tampoco recomendar a un abstemio que empiece a beber”.
Laso advierte de que no hay una sensibilización sobre el "efecto progresivo" del consumo de alcohol
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No obstante, aconsejar beber le parece una “aberración absoluta”, y advierte de que
no hay una sensibilización sobre el “efecto progresivo” del consumo de alcohol: se empieza con una copa ocasional y su frecuencia va reduciéndose con el tiempo.
Extrapolaciones dudosas
El coordinador del grupo de Alcoholismo de la SEMI también se fija en que la casuística del estudio “no es muy importante”, y alerta sobre la
existencia de muchos estudios que realizan extrapolaciones no del todo adecuadas en estos casos.
“A los mayores les puede facilitar la alimentación. En general, se puede incrementar la pirámide de consumo de forma progresiva y mejor no empezar, pero quien se ha mantenido así, pues se le deja”, concluye.
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