El presidente de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), Antonio Zapatero.
Del vértice de la pirámide que estratifica los
pacientes crónicos por su complejidad, alrededor de un 2-3 por ciento de la población, no todos ven incapacitada su vida hasta el punto de necesitar
ayuda sociosanitaria. De hecho, alrededor del 20-30 por ciento de esos enfermos son los que la precisan.
El cálculo se corresponde con lo que, de una forma aproximada, se está viendo en las 17 comunidades autónomas, que trabajan en paralelo dentro de la
Estrategia Nacional de Enfermedades Crónicas, que coordina el
Ministerio de Sanidad, según ha contado a Redacción Médica el presidente de la
Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI),
Antonio Zapatero.
Otro dos especialistas, el pediatra y jefe de Unidad de Atención Primaria del Centro de Salud Astrabudua del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza),
Jon Orueta, y el subdirector general de Prevención y Promoción de la Salud de Madrid Salud,
Javier Segura, han dado a conocer más detalles de esa división de los pacientes a partir de la llamada
Pirámide de Káiser, que identifica
tres niveles de intervención según el grado de complejidad del paciente crónico.
En su base -ha explicado- está el nivel 0, “personas sanas con o sin factores de riesgo en los que la estrategia consiste en prevenir”; después, en el nivel 1, se sitúan quienes padecen entre una y dos enfermedades crónicas, “pacientes de bajo riesgo
en condiciones todavía incipientes de enfermedad para los que se recomienda la autogestión”; a continuación, en el nivel dos, se incluye a quienes padecen entre tres y cuatro enfermedades crónicas, “enfermos de
riesgo alto pero menor complejidad en los que el autocuidado debe alternarse con la atención profesional”.
Por último, el tercer nivel lo ocupan “pacientes complejos con la mayor carga de fragilidad, cinco o más patologías de curso crónico y en los que se requiere
cuidados profesionales de forma fundamental, si es posible con la ayuda de las tecnologías de la información y la comunicación -TIC-”.
El punto más alto de la Pirámide de Káiser
En este último punto se sitúa ese 2-3 por ciento de la población de los que un 20-30 por ciento está encamado, grave y necesitado de atención médica continuada, que son los que ocupan
la mayor parte de la energía de los médicos internistas en el hospital, por ejemplo, según ha reseñado Zapatero.
“A este grupo se dirige la atención sociosanitaria, que es una variante adicional de la Pirámide de Káiser redefinida por el King’s Fund en Reino Unido”, ha matizado Segura.
“Es una estrategia que, al parecer se ha aplicado con éxito en ese país, pero también en algunas autonomías españolas como el País Vasco, donde el exconsejero Rafael Bengoa fue su principal impulsor
La criterio global del médico sigue siendo fundamental
Por otra parte, Zapatero ha advertido de que, aunque existen modelos como el de la Pirámide de Káiser y otros muchos (por ejemplo, los grupos relacionados con el diagnóstico o GRD, o los grupos de morbilidad ajustada o GMA, por citar dos de los más utilizados), “es la visión del médico clínico la que resulta decisiva para identificar a los pacientes que necesitan intervención”.
De hecho -ha puntualizado- también existen
condicionantes sociales y económicos (ausencia de familia, recursos personales, etc.) que influyen sobremanera en el criterio clínico que valora la situación y las necesidades asistenciales del enfermo.
Alrededor de 1.000 profesionales de la salud, la mayoría médicos de Familia y de Medicina Interna, han acudido al IX Congreso de Atención Sanitaria al Paciente Crónico.
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