Así lo asegura Rafael Rubio García, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario 12 de Octubre

"Para erradicar el VIH hay que apostar por la profilaxis preexposición"
Rafael Rubio García, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario 12 de Octubre.


9 oct. 2022 12:50H
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Hace más de 40 años se empezaron a detectar los primeros casos de sida, una enfermedad que irrumpió en el mundo y cuyo pronóstico no era bueno. Con el paso de los años se ha logrado pasar de ser una patología mortal a crónica, pero todavía hay retos por cumplir. De hecho, para lograr en el futuro erradicar el VIH hay que apostar por profilaxis preexposición (Prep). Así lo ha afirmado Rafael Rubio García, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario 12 de Octubre, este viernes en la XII Jornada de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).

"Los primeros enfermos de VIH tenían acceso a terapias pobres desde el punto de vista de eficacia y toxicidad, con una morbilidad muy alta y un pronóstico muy malo", ha explicado Rubio. Concretamente, la supervivencia era de seis meses a un año. "Era un camino inexorable hacia la muerte. En los años 1994 y 1995, en nuestra Unidad diagnosticábamos 250 pacientes y teníamos 200 muertes anuales", ha añadido.

Sin embargo, la investigación cambió el transcurso de la enfermedad y llegaron los tratamientos antirretrovirales para marcar un ‘antes y un después’: "Es la intervención más relevante en la historia del VIH", ha asegurado el profesional. Gracias a ellos, bajó la incidencia de los casos de sida y mejoró la supervivencia de los pacientes.


"Los tratamientos antirretrovirales son  la intervención más relevante en la historia del VIH"



En cifras, el acceso a este tipo de tratamientos es del 73 por ciento de todas las personas que tienen VIH (27,5 millones de personas en el mundo). Aunque las muertes siguen presentando un dato alto: 680.000 personas muriendo a causa de enfermedades relacionadas con el sida en 2020. Rubio lo tiene claro, la prevención y las nuevas terapias Prep serán las claves para terminar con la enfermedad y existe "una variada cartera de medicamentos en investigación" para ampliar estos tratamientos.

"El tratamiento antiviral mejora el sistema inmune, disminuye la inflamación y las comorbilidades, pero hay que valorar la toxicidad y la seguridad de las distintas pautas e individualizar el tratamiento”, ha especificado. En este sentido, bictegravir y dolutegravir están recomendados por las principales guías de tar como pautas de primera línea.

Asimismo, Rubio ha apuntado el tratamiento de las mujeres embarazadas como otro de los “hechos paradigmáticos”, puesto que supuso la reducción de la transmisión maternoinfantil y el impacto de la introducción de los tratamientos antirretrovirales en países del Sur de África. De manera global, se ha pasado de 93 millones de infecciones en 1997 a más de la mitad en 2020.

Retos del VIH


A pesar de que el tratamiento del VIH ha evolucionado en estas más de cuatro décadas, todavía hay retos pendientes. En primer lugar, Rubio ha especificado que entre el 40 y el 50 por ciento de los pacientes no saben que están infectados y acuden al hospital de forma tardía. Además, los profesionales detectan problemas en la conveniencia de los tratamientos. Por ello, para evitar que los pacientes abandonen la terapia, muchos fármacos nuevos son pastillas únicas. 

En este sentido, las vías de investigación se basan actualmente en tres líneas: nuevos fármacos, nuevas formulaciones de acción prolongada y estrategias de curación. Una de las terapias interesantes, en palabras de Rubio, es la terapia que combina cabotegravir/rilpivirina de acción prolongada (CAB/RPV AP), que previsiblemente, será aprobada por el Ministerio de Sanidad antes de que termine el año. Se trata de una inyección cada ocho semanas con buenos resultados.

El futuro de los tratamientos de VIH está asegurado, ya que cada vez hay más opciones. Por un lado están los nuevos fármacos que inhiben la entrada del virus como fostemsavir e ibalizumbam; islatravir, que es un inhibidor de la translocación de la transcriptasa inversa; y lenacapavir, que es un inhibidor de la cápside. Estos se caracterizan por alcanzar una carga viral indetectable en menos de un año y algunos se pueden administrar por vía subcutánea, ha concluido.
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