La mesa redonda sobre la
aportación de las rotaciones en centros de excelencia, celebrada durante la
XX Reunión de Insuficiencia Cardiaca y Fibrilación Auricular contó con una audiencia numerosa.
Pilar Román, médica del Servicio de Medicina Interna del Hospital de Requena (Valencia) y
Raúl A. Ruiz Ortega, doctor en el Hospital Ramón y Cajal (Madrid), han sido los maestros de ceremonia de una mesa en la que se abordó la cuestión de la excelencia desde las experiencias personales y los consejos de los mentores Luis Manzano y Marcus Flather.
Ana Lorenzo y Jorge Rubio narraron su esperiencia en hospitales extranjeros
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Ana Lorenzo, médica en el Servicio de Medicina Interna en el Hospital Fundación Jiménez Díaz, empezó a buscar algún grupo que trabajase con enfermedades autoinmunes al final de su residencia. Encontró un grupo en Reino Unido que le gustó y se fue durante seis meses, lo que considera una experiencia “más que buena”.
Al volver a España, tuvo la sensación de que se le había hecho muy corta la experiencia fuera y decidió repetir en Glasgow, en una
Unidad Multidisciplinar de Insuficiencia Cardiaca. Lorenzo, recuerda que en su nuevo trabajo “se adaptaron a las necesidades de aprendizaje, trabajando la mitad del tiempo como ‘clinical observer’, en la que pasó por cuatro hospitales; y la otra dedicarla a la investigación”, relata la especialista, que también destaca el tener los fines de semana libres y “
no hacer guardias, lo que te permite aprovechar mejor el tiempo para estudiar”.
En cuanto a qué aprendió en su rotación de IC, Lorenzo destaca, además del enorme aprendizaje clínico, la posibilidad de “
debatir científicamente en inglés, que no es poca cosa, y formar parte de un grupo de trabajo inmejorable”. Según su experiencia, allí los pacientes son más independientes que en España mientras que la
derivación entre Primaria y Especializada es más fácil aquí. Tienen muchos “más recursos y los usan muy bien”. También tienen una importante sensación de equipo y la posibilidad de
compaginar la investigación con la parte clínica, ha añadido. Una de las sensaciones que experimentó la súper especialista fue sentirse “como un residente otra vez”.
Luis Manzano Espinosa, durante su intervención
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Distintos métodos
Jorge Rubio Gracia, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Lozano Blesa de Zaragoza, estuvo unos meses en el ‘Medical Center Groningen’, en Holanda, considerado de tercer nivel y del que recuerda un aspecto similar al de un centro comercial: “En la planta baja tenían todas las pruebas complementarias y conforme ibas subiendo por las plantas estaban los
pacientes ingresados. Allí, pueden salir a la calle después de hacerse un cateterismo, por ejemplo”, ha ilustrado el joven para mostrar las diferencias con los
centros hospitalarios españoles. Son maneras de trabajar diferentes, pero no por ello menos eficaces”.
Rubio, interesado sobre todo por la
congestión clínica y la relación que tiene con la IC, creó una base de datos y comenzó un estudio en profundidad: “Durante el rotatorio hice una revisión de mi tesis”, relata el médico, quien ha expuesto los resultado en varias publicaciones.
“Es importante saber qué queremos hacer antes de salir de nuestro hospital,
planificarse los objetivos”, ha aconsejado Rubio, que se muestra a favor de la rotación en centros de excelencia: “La clave en la colaboración es aprender unos de otros”.
Grandes expertos
Las intervenciones de Luis Manzano y de Marcus Flather han servido para demostrar que ni la edad ni las fronteras son un límite para el aprendizaje continuado en Sanidad y los asistentes les han premiado con una gran ovación.
Manzano, ha llamado la atención de los asistentes recordando que él decidió irse fuera con 50 años, teniendo un trabajo acomodado y sin ninguna necesidad: “Pero era un reto personal”, ha insistido el médico, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Ramón y Cajal. Además, el especialista tenía el hándicap de desconocer el idioma.
El especialista Marcus Flather
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En 2006, sería el doctor Flather, actualmente en Norwich, quien le abriese la posibilidad de irse con él: “Me pedí un año sabático y me fui a Londres, al
Royal Brompton Hospital”, recuerda. Flather, desde el punto de vista como tutor, ha recordado la importancia de establecer contactos y enlaces antes de embarcarse un una rotación en el extranjero y ha defendido las “razones individuales” de cada persona para hacerlo.
Por su parte, algo que sorprendió a Manzano a su llegada a Londres fue “el
enorme rigor metodológico”: “Las cosas que cuestan trabajo necesitan un esfuerzo”, explica el médico, quien tomó “conciencia de lo que es la Medicina Interna española y de que somos extraordinarios”. Para él, la experiencia en el extranjero le aportó ilusión y le abrió horizontes. “Me di cuenta de lo que podemos aportar los internistas en la
medicina europea”.
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