Joima Panisello, médico internista y directora general de la Fundación para el Fomento de la Salud (Fufosa).
La
dieta que se escoge cada día se traduce en la
activación (o
silenciamiento) de genes que ponen en marcha
mecanismos para prevenir (o inducir) la enfermedad, un proceso que sucede a las pocas
semanas, o incluso
horas, de la
ingesta, y no solo
a muy largo plazo como la gente cree.
“Un aumento en la ingesta de
verduras y hortalizas, por ejemplo, se traduce en que tengamos una
capacidad anti-radicales libres y
anti-oxidante, en definitiva menos
parámetros inflamatorios, en solo dos semanas”, ha asegurado Joima Panisello,
médico internista y directora general de la
Fundación para el Fomento de la Salud (Fufosa).
“Luego, como es lógico, esos parámetros bioquímicos que podemos ver a muy corto plazo, al cabo de unos meses se traducen en
resultados antropométricos como cifras de
tensión arterial, de lípidos y colesterol en sangre”, ha añadido. “Y, al cabo de un año o dos, la persona será menos proclive a enfermedades crónicas como la
diabetes o incluso otras como la coronaria y el ictus, que son
causa de mortalidad”, incide.
Panisello, durante un taller dirigido a los
médicos internistas y de familia, también ha puesto el acento
en el cómo y no solo en el qué se debe comer, una vez se escogen los alimentos adecuados, como otro consejo fundamental para el tiempo que vivimos.
Si se escoge la dieta inadecuada, ¿es reversible el daño?
Preguntada por Redacción Médica a cuenta de si resulta reversible una dieta errónea, es decir, si se está a tiempo de reparar los daños orgánicos que lleva consigo, la respuesta de Panisello ha sido un sí rotundo.
“Si corregimos la dieta de una persona con un consumo de aceite de oliva virgen extra, los polifenoles de este ‘oro líquido’, como podemos llamarlo, silencian una serie de polimorfismos genéticos, por ejemplo
los que inducen el cáncer; de ahí que hablemos de patrones de alimentación, de ingerir el aceite de oliva y mantener ese hábito, aunque
no existen fórmulas mágicas sobre la cantidad que se necesita ni nada parecido”, ha añadido.
“Lo que sí puede hacerse es mantener una alimentación regular y automatizarlo, al fin y al cabo lo que hacían nuestras abuelas”, ha reflexionado.
No cabe duda de la relación entre cáncer y carne roja no procesada
Con relación a otra duda del periodista acerca de la polémica, hace algún tiempo, sobre la relación entre cáncer y consumo de carne roja advertido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Panisello no ha dudado de esa relación en el caso de la que está procesada, es decir, se le han añadido
conservantes o condimentos.
“Ningún científico pondría hoy peros a que existe una relación entre carne roja procesada con procesos neoplásicos”, ha sentenciado. “Las carnes rojas menos procesadas no dan tanta evidencia al respecto, de ahí la polémica surgida”, explica.
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