Lluís Masana, catedrático de Medicina en la Universidad Rovira i Virgili de Reus.
El ser humano está
compuesto de colesterol y esta molécula tiene un gran papel en el cerebro, zona que acumula gran parte de la misma. Por sus características, consigue que el cerebro sea
mucho más eficaz y que la inteligencia aumente. No obstante, también tiene sus riesgos y es la
principal causa de arteriosclerosis.
"El cerebro
contiene el 25 por ciento de todo el
colesterol de nuestro organismo, esto es debido a que tiene un aspecto físico muy importante, es aislante eléctrico, y el cerebro se mueve a
base de estímulos eléctricos. Por tanto, este factor permite que las señales eléctricas generadas en el
sistema nervioso central puedan dirigirse a zonas más alejadas, también hace que se multipliquen estas señales. Así el cerebro es mucho más eficaz, por lo que
participa en su maduración", ha resaltado Lluís Masana, catedrático de Medicina en la Universidad Rovira i Virgili de Reus.
En el
XXXVI Congreso de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA) celebrado estos días en Castellón, Masana ha explicado que la
primera molécula de colesterol se encontró en un fósil de dickinsonia, un género de organismos ediacáricos que vivieron hace alrededor de
560 a 550 millones de años. Por lo tanto, lleva habitando la Tierra mucho tiempo: "Es una molécula fundamental, no se entiende la vida humana ni animal sin su presencia".
De hecho, el experto también ha expuesto la
relación entre el colesterol y el oxígeno, ya que la primera no puede existir sin la otra porque la necesita para su síntesis: "Por otra parte, el oxígeno es tóxico para las células y el colesterol crea una especie de
caparazón en la superficie celular que provoca que el oxígeno se difunda menos y, por tanto, alcance solo
concentraciones fisiológicas no tóxicas para las mismas".
Masana ha explicado que el principal tratamiento para la arteriosclerosis es reducir el colesterol.
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Tratamientos para el colesterol
Sin embargo, todo tiene dos caras. El colesterol no es malo de por sí, ya que se
elimina de manera natural a través de las heces y al igual que lo soltamos, lo creamos todos los días. Si está en sus vías metabólicas normales, será eliminado por las vías digestivas; pero si se
acumula en zonas donde no se puede extraer, es "preocupante" porque se solidifica y cristaliza.
"Se trata de una
molécula rígida y sólida que cuando se acumula, en este caso en las
arterias, cristaliza. Esto lesiona las células, activa los mecanismos de inflamación y provoca una enfermedad tan severa y tan importante como es la
arteriosclerosis, que es la base del
infarto de miocardio, de las enfermedades isquémicas cerebrales y de otros trastornos asociados a alteraciones de las arterias", ha apuntado Masana.
Respecto a las
terapias actuales de la enfermedad arteriosclerótica, el único tratamiento etiológico consiste en disminuir los valores o las concentraciones de colesterol de manera que, en palabras del experto, se evita la causa de la enfermedad sobre la que después actúan los otros factores, pero inicialmente
se requiere el colesterol para que se inicie la lesión ateromatosa.
"La arteriosclerosis es una enfermedad que
difícilmente vamos a superar; pero podemos lograr que los tratamientos tengan
efecto en la calidad de vida de los pacientes", ha concluido.
Un momento de la ponencia de Masana en el Congreso de SEA.
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