María Salgado, investigadora de IrsiCaixa.
Ha pasado más de una década desde que a
Timothy Ray Brown, un estadounidense conocido para la historia como el ‘
paciente de Berlín’, le cambió la suerte de forma radical: de tener
VIH y
leucemia mieloide aguda pasó a estar curado de ambas.
Durante mucho tiempo, esta afirmación era algo más que temeraria. Hoy,
María Salgado (Salamanca, 1982) no tiene miedo a decirlo:
Brown está curado del VIH y hay una segunda persona, esta vez
ubicada en Londres, que parece seguir el mismo camino.
Y ella tiene mucho que ver con ese logro: forma parte del laboratorio IrsiCaixa que ha coordinado este segundo hito, tras un
trasplante de médula ósea que ha sustituido las
células del sistema inmune por otras con una mutación capaz de rechazar la infección.
¿Qué ha pasado desde aquel ‘paciente de Berlín’ hasta este ‘paciente de Londres’?
Hay varios factores que influyeron para que
hayamos tardado más de 10 años en replicar este experimento. Uno es que los trasplantes se hacen solamente a pacientes que tengan una enfermedad hematológica –un linfoma, una leucemia–, no se hace masivamente debido a su alta mortalidad. Otro es, precisamente, la alta mortalidad, y es que muchos de los trasplantes que se han hecho no han evolucionado bien por la propia enfermedad hematológica o por infecciones o complicaciones del trasplante, y el paciente no ha sobrevivido.
"En el momento del tratamiento es fundamental que el donante tenga la mutación del gen CCR5"
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El tercero es el hecho de encontrar un
donante compatible que tenga la mutación CCR5. Para esto, igualmente, se tienen que dar varias casualidades. La mutación está limitada, sobre todo, al norte de Europa, con lo cual no es tan fácil encontrar al donante adecuado para el trasplante. No se hacen tantos trasplantes en el mundo de pacientes VIH positivos y que se dé esta compatibilidad.
En IrsiCaixa hay desde 2014 una treintena de pacientes en los que se ha intentado replicar la experiencia de Berlín.
Exacto. De estos 32, no todos han tenido la mutación. Han sobrevivido unos 22; de éstos, cuatro son los que portan la mutación y uno de ellos es el caso que se publica ahora, el ‘paciente de Londres’. Pero, como ves, los números van bajando cuando empezamos a hablar de los trasplantados con el CCR5 Delta 32.
El factor clave es la mutación del gen CCR5.
Hay dos grandes claves. El trasplante de por sí genera que se reduzcan los niveles de virus escondidos, el reservorio viral, que son los virus que se quedan integrados en nuestras células y son la razón por la que es muy difícil curar el VIH.
El trasplante como tal elimina esos virus dormidos porque hace un reemplazo de las células madre y del sistema inmune como tal.
En el momento de parar el tratamiento es fundamental que también tenga esa mutación. Estamos buscando otro tipo de estrategias para ayudar a aquellos que no la tienen para que el virus no rebote. Pero, en este caso, esa mutación ha hecho que, si quedara algún virus escondido en alguna parte del cuerpo, lo ha bloqueado.
Esta mutación es la misma que se introdujo a las niñas gemelas chinas modificadas genéticamente, las primeras en nacer de embriones tratados con la técnica CRISPR.
Sí. Lo de las niñas chinas ha sido fuera de la ética porque se ha introducido una mutación a unos bebés por miedo a que su padre transmitiera el virus, cuando el padre no da a luz:
de transmitir el virus lo haría la madre, que de hecho era VIH negativa. Aparte, hacer estas modificaciones genéticas en embriones en la mayor parte de países, y tampoco en China, estaría aprobado.
Los propios investigadores han definido esta técnica como cara, compleja y con riesgos. La cuestión, entonces, ¿sería avanzar hacia una terapia génica específica para el tratamiento del VIH?
"La idea nunca es utilizar algo tan agresivo como un trasplante en VIH positivos que están bien con antirretrovirales"
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Exacto, y esto es algo que debe quedar claro: La idea nunca es utilizar algo tan agresivo como un trasplante en pacientes VIH positivos que se encuentran bien con su tratamiento antirretroviral, que hace que no puedan transmitir el virus a otras personas y su esperanza de vida es similar a la población normal.
Pero es verdad que toda esta investigación sirve, primero, para saber que
es posible curar el VIH, con el paciente de Berlín y ahora, si se confirma este caso, va a avanzar mucho este campo. Eso abre un gran número de investigaciones para ver cómo se ha conseguido y cómo se podría hacer escalable a la mayoría de la población, buscando terapias génicas en base a este gen CCR5 o incluso vacunas o potenciaciones del sistema inmune, como ocurre con el trasplante.
El paciente de Berlín, ¿sigue vivo?
¡Sí! De hecho, estaba en la presentación del trabajo en el congreso CROI (Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections, celebrado en Seattle), en primera fila.
De él se puede decir que está curado.
Exacto. Creo que después de unos doce años libre de virus se puede decir. Todos lo conocemos como el paciente curado, y éste de Londres necesitará algún tiempo para decirlo pero tenemos bastantes esperanzas de que sea así.
En el caso del ‘paciente de Londres’, se decidió suspender la terapia antirretroviral 16 meses después del trasplante.
Es una diferencia muy importante. A través del trabajo que hemos hecho en IciStem (consorcio internacional coordinado por IrsiCaixa en el que se circunscribe el trabajo presentado) nos dimos cuenta de que algunos de los factores del trasplante son fundamentales para eliminar el virus. De hecho, durante los primeros meses después del trasplante todavía puede haber algo de virus circulando y puede hacer que se infecten nuevas células. Con lo cual,
mantener el tratamiento antirretroviral creemos que es muy importante, sobre todo durante el primer medio año o el primer año tras el trasplante.
"Esperamos que podamos decir que estén curados otros pacientes que están en un fase menos avanzada"
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Además, al final algunas de estas diferencias se basan en cómo eran los tratamientos hace diez años y cómo son ahora.
Tanto el mundo del VIH como el de la Hematología ha evolucionado muy rápidamente, y se trataba de forma diferente tanto de cara al VIH como de cara al trasplante. Ahora hay unos tratamientos más compatibles y que presentan menos interacciones, con lo cual se ha podido mantener hasta ahora.
De los 32 pacientes en observación, hay cuatro que parecen seguir esta misma línea. ¿Se esperan en un futuro próximo nuevos ‘pacientes de Londres’ o de Berlín?
Sí, nuestra idea es seguir investigando todos los que sean posibles. El tiempo lo dirá, pero sí esperamos que los que están en una fase mucho menos avanzada podamos decir que también están curados. Seguimos investigando, tanto a estos como a los que no tienen la mutación, y estamos planeando de forma controlada hacer una interrupción del tratamiento, ayudándoles con anticuerpos monoclonales que puedan bloquear el virus en caso de rebote.
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