Manuel Suárez, especialista en Medicina Interna y responsable de la Unidad de Riesgo Cardiovascular del Hospital San Rafael (A Coruña).
Como en todos los oficios, tener
vicios adquiridos nunca es bueno. De nada sirven todas las novedades terapéuticas y diagnósticas que llegan si los médicos no pueden implantarlas o los pacientes deciden no seguir sus consejos. ¿Cuáles son las viejas actitudes que se arrastran? Principalmente, la
inercia clínica y las dificultades de la adherencia del paciente.
"A veces nos vemos incapaces de
modificar las formas en que trabajábamos y entonces a veces nos dejamos llevar: hoy tengo un poco de prisa, el paciente no está mal de todo, negociar pautas de tratamiento, etc", ha relatado Manuel Suárez, especialista en Medicina Interna y responsable de la Unidad de Riesgo Cardiovascular del Hospital San Rafael (A Coruña) y moderador de la mesa celebrada sobre este tema en el
XXXVI Congreso de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA). "Con esa inercia, tanto del paciente como del médico, y con esas
viejas actitudes no tomamos parte activa en ver el
daño que provocamos en nuestros pacientes si dejamos evolucionar la enfermedad", ha añadido.
Manuel Suárez, especialista en Medicina Interna y responsable de la Unidad de Riesgo Cardiovascular
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Uno de los aspectos que se ha puesto sobre la mesa a este respecto es el
mal control del paciente hipertenso, lo cual impacta de forma directa en la
prevención cardiovascular. Al ser una patología silenciosa, médicos y pacientes se "dejan llevar" y es uno de los grandes hándicaps de la enfermedad: "La
hipertensión nos lleva a deterioro del riñón, del corazón, del sistema nervioso central… Provoca
daños en los pacientes hipertensos".
Para revertir esta situación, la
educación del paciente y la introspección médica se alzan como imprescindibles para desterrar estas viejas prácticas. "Los médicos tenemos mucho que cambiar,
debemos tomar parte activa y evitar el poco control que a veces tenemos por costumbre", ha detallado el internista.
Ha sido
Daniel Escribano, médico de Familia del Centro de Salud Oliver (Zaragoza), quien ha dedicado su tiempo de exposición a desgranar los
efectos de esta inercia terapéutica y de la falta de adherencia. "La inercia terapéutica es el fallo en la iniciación o en la intensificación del tratamiento cuando
no se ha conseguido el objetivo terapéutico, es decir, el no actuar o modificar la actitud terapéutica conociendo que esto es necesario", ha indicado., ya que al final el manejo de la patología crónica tiene que ser una
"simbiosis entre paciente-médico", algo complicado ya 1 de cada 2 pacientes se olvidan de tomar su medicación.
Nuevas guías en tratamiento de hipertensos
Por otro lado, una vez que se han reconocido las costumbres adquiridas que
sería recomendable modificar, esta cita se ha centrado en las nuevas guías que traen buenas noticias tanto para profesionales sanitarios como para pacientes. Concretamente, se ha dado
gran importancia al tratamiento combinado incluso en estadios iniciales de hipertensión, un aspecto en el que se ha hecho bastante hincapié en
estos documentos más recientes.
"Ser precoces en el
tratamiento de esa hipertensión, no esperar a que vaya pasando el tiempo y no se trate al paciente. Gracias a poner el tratamiento de manera precoz, se
acortará el tiempo de evolución de la enfermedad, se ganará calidad de vida y tendrán menos complicaciones
a medio o largo plazo", ha detallado Suárez.
Daniel Escribano, Jesús Cebollada y Manuel Suárez.
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Por su parte,
Jesús Cebollada, médico internista del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa (Zaragoza), ha sido el encargado de presentar estas nuevas guías y ha puesto especial énfasis en la importancia de
prevenir la enfermedad cardiovascular y disminuir su mortalidad. Además, ha lamentado que la presión arterial ha estado "alejada del foco" por la
ausencia de novedades terapéuticas, sin embargo, no ha perdido relevancia para el manejo clínico de los pacientes. "Cualquier intervención para mejorar a los hipertensos va a tener impacto en
reducciones de riesgo cardiovascular", ha comentado.
En definitiva,
"abandonar las malas formas" que se llevan a cabo en la práctica clínica y apostar por la prevención y las medidas higiénico-dietéticas pueden marcar la diferencia a la hora de abordar el riesgo cardiovascular.
"También los médicos
debemos estar actualizados, las guías no tienen por qué seguirse al pie de la letra, pero sí son buenas consejeras. Debemos tratar de ser lo más eficaces en el tratamiento para nuestros pacientes, mejorando la prevención y el inicio de los tratamientos, así lograremos
optimizar el futuro de todos nuestros pacientes y el nuestro mismo", ha reflexionado Suárez.
El objetivo de desterrar las "malas prácticas" es conseguir una mayor prevención cardiovascular, han apuntado en esta mesa en la cita de SEA.
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