El 39,3 por ciento de las personas mayores de 75 años sin
enfermedad cardiovascular tiene recetadas
estatinas pese a las recomendaciones que evitan su uso en
prevención primaria en esta edad, según el informe de
Indicadores Clínicos en Atención Primaria. Factores de riesgo y enfermedad cardiovascular, publicado por el
Ministerio de Sanidad.
Este documento, que recoge una amplia muestra (4,7 millones) de
historias clínicas de personas atendidas en
Atención Primaria, señala que se le dispensó al menos un envase de este medicamento en el último año al 35,5 por ciento de los hombres y el 41,5 por ciento de las mujeres sin problemas cardiovasculares.
El porcentaje de estatinas prescritas sin estar recomendadas es notablemente mayor en la población española que en la de origen extranjero (37 vs 25 por ciento) e
inversamente proporcional al nivel de renta: en individuos con rentas bajas o muy bajas alcanza el 40 por ciento, mientras que en las más altas llega al 36 por ciento.
Beneficio-riesgo en mayores de 75 años
A nivel general, estos
hipolipemiantes se recetan como prevención primaria al 13,4 por ciento de las personas sin enfermedad cardiovascular. En cambio, se prescribe al 69,4 por ciento de pacientes con enfermedad cardiovascular, 84,3 por ciento de aquellos con cardiopatía isquémica, y al 47 por ciento de personas con diabetes.
Egocheaga: "En un centro con rentas más bajas puedes estar más saturado, es más difícil hacer educación al paciente..."
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“Las tablas de estimación del riesgo cardiovascular acaban en los 75 años; por tanto, no es fácilmente estimable el beneficio-riesgo de las estatinas”, explica
Mª Isabel Egocheaga, médica de Familia y coordinadora del Grupo de Trabajo de Cardiovascular de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (
SEMG).
“Cuando tratas a un paciente con colesterol alto lo haces para que no tenga un evento a cinco, diez o quince años… Entonces, no sabemos si puede ser beneficioso el tratamiento con estatinas”, sostiene, matizando que el informe
no separa la prescripción desde Primaria de la inducida por el especialista, algo que se puede empezar a hacer gracias a la implantación de los módulos de prescripción única.
Ibuprofeno en enfermedad cardiovascular
El documento destaca además la prescripción no recomendada de otro tipo muy común de fármacos, los anti-inflamatorios no esteroideos o AINE,
siendo el más famoso de todos el ibuprofeno.
Sin embargo, el 25 por ciento de las personas con enfermedad cardiovascular había recibido
al menos un envase de este medicamento a lo largo del año, siendo la cifra más alta en mujeres que en hombres: 28,6 por ciento frente a 22,6 por ciento.
Egocheaga apunta a que las recomendaciones indican que, cuando se necesita analgesia en personas con enfermedad cardiovascular, el antiinflamatorio se debe utilizar “el menor tiempo posible y con la dosis mínima necesaria”, y lamenta que el documento no se haya extendido más en este aspecto, pues se vería más claramente si se ha seguido esta norma.
Las diferencias entre ambos sexos son más señaladas hasta los 75 años, edad a partir de la cual desciende el porcentaje total de personas tomando AINE. El uso de ibuprofeno y similares
se incrementa en las rentas más bajas (superando el 30 por ciento) y es más pronunciado en desempleados que en población activa.
En cuanto a las diferencias en nivel de renta, la médica de Familia no se atreve a hacer un diagnóstico definitivo, pero intuye que tiene que ver “con el contexto en el que se prescriben estos fármacos: en un centro con personas de rentas más bajas puedes estar más saturado, es más difícil hacer educación al paciente… pero no puedo decir una razón clara”.
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