Pilar Rodríguez Ledo (sentada), junto al resto de ponentes del taller organizado por SEMG.
El XXV Congreso de
Medicina General y de Familia ha puesto sobre la mesa la utilidad práctica de los estudios científicos bajo el epígrafe '¿Nos mienten en los
ensayos clínicos?'.
“Nos mienten en la medida en que nosotros queremos que nos mientan”,
explica Pilar Rodríguez Ledo, vicepresidenta tercera de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (
SEMG) y moderadora del taller de lectura crítica de
artículos científicos.
Pilar Rodríguez Ledo, sobre la verdad en los ensayos clínicos.
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Rodríguez Ledo ha dado tres claves para realizar una lectura crítica de los resultados de los ensayos clínicos. Primero: “Analizar la
validez del estudio en cuestión, si realmente mide lo que queremos medir, porque a veces hacemos
interpretaciones secundarias de objetivos no principales”.
Resultados aplicables
En segundo lugar: “Valorar cuáles son los resultados principales, tanto en magnitud del efecto como en precisión”. Y tercero: “La validez. Los resultados, ¿son
aplicables a mi entorno? Para que el estudio nos dé respuesta a lo que buscamos tenemos que saber
cuán similar es la población del estudio a la nuestra propia, a nuestros pacientes”, explica Rodríguez Ledo.
La médica de Familia apunta que estas habilidades de interpretación de artículos se adquieren durante el
periodo formativo del profesional pero también es algo que se desarrolla a lo largo de la práctica profesional, “ejercitándolas”.
Razonamiento clínico y Medicina basada en la evidencia
“Todos los profesionales tenemos que tener ciertas habilidades de interpretación, ésa es la manera de que no nos 'engañen' los ensayos clínicos ni ningún otro tipo de estudios ni ningún comentario de este tipo”.
"Al cabo de cuatro años, todo residente tiene que hacer entre 250 y 350 horas de formación complemenaria"
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Dentro del programa de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria “se contempla el
razonamiento clínico y la Medicina basada en la evidencia, de forma transversal en los cuatro años de formación”.
Formación complementaria a las rotaciones
La especialidad “tiene la obligación de formación complementaria a las rotaciones que se hacen, de forma más explícita que otras, de manera que un residente, al cabo de cuatro años, tiene que hacer
entre 250 y 350 horas de formación complementaria”, detalla.
“Una parte [de esta formación complementaria] es la lectura crítica, una herramienta para ayudar a entender los artículos científicos, destriparlos -en el mejor sentido de la palabra- y después aplicarlos en la práctica”.
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