Lorenzo Armenteros, portavoz de SEMG.
La gran
carga asistencial que viven los facultativos de Medicina de Familia, junto con unas
plantillas diezmadas ante la falta de nuevos refuerzos, las
bajas laborales por ‘burnout’ y el adiós definitivo del personal que estaba prorrogando su jubilación, posicionan al primer nivel asistencial ante
uno de los peores veranos de su historia. Tanto es así, que en muchos casos a los facultativos solo les queda
organizarse entre ellos asumiendo temporalmente la labor asistencial del compañero para que este pueda irse de vacaciones. Si no lo logran, las autoridades sanitarias pueden
negarle las vacaciones argumentando las "necesidades asistenciales del centro".
“Este verano veremos que estamos en una
situación terminal. Habrá que
cerrar centros por falta de profesionales y nos harán
encadenar turnos”, asegura Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Para el facultativo, solo se subsistirá a la época estival “gracias al sobresfuerzo de los médicos” y de ellos dependerá que pueda irse de vacaciones.
“Se nos ha delegado la responsabilidad de decirnos, habrá
vacaciones si entre el resto del centro se puede cubrir la asistencia. Ante esto, se hace un esfuerzo suplementario para que el compañero se pueda marchar y con la
esperanza que luego lo hagan por ti”, asegura el especialista.
En ese sentido, Armenteros asegura que al final lo único que queda para ‘salvar’ las vacaciones es la “gestión entre compañeros”
. “Los directivos delegan la responsabilidad y juegan con el chantaje emocional de que entre compañeros digamos si no lo hacéis vosotros no me puedo ir de vacaciones con mi Familia”.
La razón por la que se pueden negar las vacaciones a un médico de Familia
En caso de que los facultativos no se organizaran entre ellos,
las autoridades sanitarias podrían negarles las vacaciones aludiendo a que se debe garantizar la asistencia. “La ley es muy flexible en el aspecto de necesidades asistenciales. Al ser
un servicio básico se pueden imponer determinadas condiciones que en otro tipo de trabajo no se podrían hacer. Aunque esto no impide que, si lo sobrecargan de forma ilimitada, las posibilidades de hacer un trabajo deficiente son mayores”, explica Armenteros.
Por ello, el portavoz de SEMG asegura que tienen
“capacidad legal” para negarle las vacaciones al médico. “Tenemos 15 días que son por decisión del propio trabajador, pero
siempre que las necesidades del centro lo permitan. Entonces, tendríamos opción de pedirlas cuando queramos, pero siempre con esa coletilla. Así que si se corre el riesgo de que haya que
cerrar el centro, lo más probable es que
no se puedan marchar de vacaciones”, lamenta el especialista.
El cierre de centros de salud, principalmente por bajas laborales
Armenteros recuerda que este año se ha agravado la situación porque
“ni hay médicos jóvenes que quieran venir a Atención Primaria ni los cercarnos a la jubilación quieren prorrogar más su trabajo”, algo que supone cerca de un 10 por ciento del total de la plantilla. Además, a estas circunstancias se suma el alto nivel de estrés, que está causando un “aumento” del número de bajas laborales por patología relacionadas con la actividad laboral y el síndrome de “burn out”.
“Esta
situación es terminal y solo subsiste gracias a los médicos. Quien habla que no existe colapso en Primaria es porque los médicos están haciendo
doble jornada, guardias sin libranzas intermedias, atienden pacientes fuera de su cupo… Esto es lo que está salvando la Sanidad”, asegura Armenteros.
El especialista avisa que de forma habitual el trabajo “es muy grande” y si se limitasen a hacer estrictamente lo que deben el sistema sanitario “colapsaría”. Sin embargo, también pone un límite para el verano: “En turnos de tarde o áreas rurales donde apenas hay médicos
tendrán que cerrar porque no hay otra forma de cubrirlos que trasladando profesionales de centro”.
Todas estas ‘imposiciones’, además, son muy difíciles de contrarrestar por el médico de Familia. “Tiene
muy difícil defender sus derechos porque lucha contra un monstruo que tiene l
a argumentación de las necesidades del servicio y puede obligarte a realizar una tarea por encima de tus posibilidades. Otra cosa es la calidad del servicio que queda”, lamenta Armenteros.
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