Francisco José Sáez Martínez (Semg), Laura Aliaga Gutierrez (Semergen) y Marta Villanueva (Fundación IDIS).
El camino iniciado por la
sanidad privada para lograr una interoperabilidad total entre los centros que la componen y, posteriormente, con el sistema público, satisface una de las principales peticiones de Atención Primaria para aumentar la seguridad sobre el paciente. Los facultativos consideran que
"no tiene sentido" que el profesional sanitario, tanto de la privada como de la pública, no conozca el tratamiento, ni la medicación, ni las patologías del paciente, pese a los riesgos que supone. Por ello, desde Familia demandan una integración con la Privada a través del aumento de
responsabilidad individual del paciente sobre sus datos clínicos que evitaría
duplicidad de pruebas y
contraindicaciones en los tratamientos.
Para Francisco José Sáez Martínez, responsable del Grupo de Gestión Clínica de la Sociedad Espnañola de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la falta de información entre el nivel hospitalario y Atención Primaria es grave, pero
aún se empeora más con la sanidad privada por los riesgos en la prescripción. “Ahora mismo, ante un paciente atendido en la privada que posteriormente acude a la pública, y viceversa, no sabes qué tratamiento le han dado o qué tipo de medicación o qué patología tiene. Esto genera
una situación sin sentido que se debería solventar ya”.
Desde el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Fundación IDIS) también reconocen el riesgo que supone para el paciente la situación actual: “No disponer de toda su información clínica, biografía y diario de salud, implica de entrada d
uplicidades y redundancias en cuanto a pruebas diagnósticas y consultas de reiteración. Esto es un generador de ineficiencias, inequidades y esperas innecesarias. Todo ello afecta, sin duda, a la
calidad de la asistencia sanitaria, la seguridad y los resultados sanitarios y de salud, además de perturbar la experiencia de paciente como vertiente cualitativa de toda asistencia sanitaria que se precie”.
En ese sentido, desde de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), entienden que esto genera una f
alta de seguridad sobre el paciente. “Esta depende de muchos factores y, entre ellos, están los problemas de comunicación entre los distintos profesionales que intervienen sobre un mismo paciente o entre el paciente y el profesional. Son factores que pueden ser responsables de la aparición de eventos adversos sobre el paciente”, resalta Laura Aliaga Gutierrez, coordinadora del Grupo de Trabajo de Gestión del Medicamento, Inercia Clínica y Seguridad del Paciente de Semergen.
Información custodiada por el paciente
La Atención Primaria comprende que compartir al completo la historia clínica es algo “amplio” que puede presentar "problemas de seguridad" sobre información sensible del paciente y los profesionales que intervienen en ella. Pero consideran
“necesario” trasmitir al menos parte de la información. “Sería bueno que los pacientes pudiesen disponer de al menos
cierta información clínica relevante y actualizada para
compartirla con los profesionales que le tratan, independientemente del tipo de sanidad que utilicen”, detalla Aliaga Gutierrez.
En ese sentido, desde SEMG ya han manifestado a Sanidad el deseo de que el paciente sea responsable de sus datos. “Hemos hablado con el Ministerio sobre que no puede haber separaciones entre la privada y la pública.
Si un paciente quiere realizar una consulta con otro profesional, debe tener derecho a ello. Habría que facilitarle la historia clínica y no que el paciente tenga que acudir a la sanidad pública para que se la faciliten, que hay obligación de ello, y con ese papel vaya a la privada. Igualmente, en el sentido contrario, tener que ir a la privada para luego llevarlo a la pública”, reivindica Saéz Martínez.
Para el facultativo, lo que solicita a Sanidad “no es algo extraño”, ya que se trata de una cuestión de responsabilidad individual del ciudadano. “Es
facilitar al paciente el acceso a sus datos para evitar las situaciones de los profesionales sanitarios que actúan solamente en su parcela, sin tener en cuenta las demás cuestiones, tanto en la pública como la privada.
Así lo que hacemos es perjudicar al paciente”.
Una separación incomprensible
Para la Fundación IDIS, solventar esta diferenciación por el bien del paciente es algo “clave” y que choca con la digitalización actual de la sociedad. “En la era de la información que vivimos
es del todo anacrónico e incomprensible que sigan existiendo barreras y limitaciones a algo que es tan elemental como que el paciente, dueño de sus propios datos de salud pueda disponer de ellos de una forma integrada, independientemente del entorno de titularidad por el que transite, y pueda utilizarlos según su propio criterio y voluntad en beneficio de su propia salud, su calidad de vida y bienestar”, reclaman.
En base a esto consideran que tanto las Administraciones como los Gestores tienen la obligación de facilitarle al paciente las herramientas y medios para que esto sea una
“realidad útil, pronta y eficaz, que cubra todas las expectativas y necesidades al respecto”.
¿Cómo puede reducir el riesgo un médico?
Ante la falta de información, más allá de los documentos que pueda traer consigo el paciente, Aliaga Gutierrez recomienda una serie de medidas que reduzcan el riesgo clínico: “El médico debe ser riguroso en la historia clínica y mantener actualizada la información,
preguntar al paciente si acude a otros especialistas y
conciliar la medicación que toma cada vez que se produce una transición asistencial entre los distintos niveles asistenciales o diferentes médicos”.
Suplir esta falta de información es muy complejo y desde la Fundación IDIS tienen claro que el médico es el único que puede reducir su impacto mediante sus actuaciones. “La única manera es con
su propia profesionalidad, profesionalismo y dedicación asistencial (duplicidad de consultas) en la relación clave facultativo-paciente”, aseguran desde la sanidad privada.
Además, en caso de que los datos disponibles en consulta no incluyan todos los relativos a la atención farmacéutica, desde la Fundación IDIS consideran que el facultativo se puede encontrar con
dificultades en el seguimiento, monitorización y adherencia a los tratamientos interpuestos.
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