Solo les proporcionaron tres mascarillas.
Codogno es la
zona cero del coronavirus en Italia. Un lugar donde en las últimas horas ha cundido el pánico.
El diario La Stampa ha hablado con un médico de la zona para saber qué siente. Y lo que percibe al no poder llegar tan lejos en su trabajo como le gustaría.
Señala que su móvil no deja de sonar de mañana a tarde. "Para responder a todos tuve que pedirle ayuda a mi hijo: es un colega, hace la guardia médica", explica Carlo L. que, según el medio, tiene una voz que suena exhausta.
Las llamadas le llegan porque ha publicado su número de teléfono en posts en las redes sociales para dar instrucciones y tranquilizar a los pacientes. “El problema es que mi hijo también está enfermo hoy. Tiene
tos y
fiebre. Llamamos al número gratuito, explicamos la situación, solicitamos enviarlo a muestras, pero para nosotros se aplican las mismas reglas que las demás: sin la certeza de haber entrado en contacto con un paciente enfermo, nos piden que nos quedemos en casa", asegura. Por eso, para él, es imposible abrir una
clínica ambulatoria en esas condicones.
"Sin armas para luchar"
Carlo L. es uno de los tantos médicos de Familia de Codogno. "Un profesional en primera línea, pero sin armas para luchar en la batalla", aseguran en este periódico. Explica que cuando comenzó la emergencia se les proporcionaron
tres mascarillas. Sin visera y sin mono desechable. "Estamos hablando de herramientas básicas para protegernos. El problema no es enfermarse. Más grave es el riesgo de convertirse en un 'portador' del virus e infectar a los pacientes, especialmente a los más frágiles", reconoce.
También verbaliza el aluvión de
llamadas que les está llegando al
112 por pacientes que comienzan a mostrar síntomas del virus, pero también por resfriados. Para todos ellos tienen solo unos minutos. La línea tiene que estar libre para la próxima consulta.
"El problema no es enfermarse; es más grave el riesgo de convertirse en un 'portador' del virus e infectar a los pacientes"
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Sin embargo, también señala que hay pacientes que no tienen sospecha de coronavirus, pero sí padecen enfermedades crónicas o están inmunodeprimidos y necesitan una visita en casa. Él lamenta que,
sin un control,
no puede acercarse a ellos.
"Una señora que se hizo una ecografía que encontró un presunto
cáncer de páncreas -prosigue- me contactó desesperadamente esta mañana. Había pedido una cita hace mucho tiempo para una visita especializada, pero hoy la llamaron para informarle de que se había pospuesto".
Señalan que es dramático tener que explicar a quienes temen tener cáncer que deben esperar el período de cuarentena. "Tengo pacientes embarazadas que tienen que tomar muestras, pero los laboratorios están cerrados", apunta. A esto se suma el problema de las
recetas electrónicas: "Deben ir seguidas de un recordatorio en papel, pero ¿cómo se entregan?"
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