Pilar Rodríguez Ledo, vicepresidenta de la SEMG.
Medicina de Familia ha sido la especialidad médica que más ha sufrido las consecuencias directas de la pandemia del Covid-19. Sin embargo, según reclama
Pilar Rodríguez Ledo, vicepresidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), los dirigentes sanitarios han "dejado de lado" a la especialidad en la toma de decisiones y la planificación para hacer frente al coronavirus.
Un balance crítico con el que Rodríguez Ledo, impulsora del mayo
r registro de covid persistente que hay en España, suma su visión al documento
Especial Lecciones del Covid-19, impulsado por
Redacción Médica, y donde los principales actores de todos los ámbitos analizan lo que ha supuesto esta pandemia que arrancó en marzo de 2020.
¿Qué balance hace de la gestión de la pandemia tras dos años del primer caso del coronavirus Covid-19 detectado en España?
Ha sido una situación difícil y compleja para todo el mundo. Algo desconocido en un mundo sanitario donde pensábamos que todo estaba controlado y que teníamos el mejor sistema del mundo. De repente vimos que casi nada estaba bajo control y que nuestro SNS tenía muchos huecos insatisfechos. Si hago un balance crítico, creo que siempre hemos ido por detrás de la situación y en ningún momento nos hemos puesto delante para conducir o manejar la pandemia. Esto nos indica que tenemos una situación de debilidad y que ante otra situación similar ocurrirá lo mismo. Tenemos que aprender a gestionar las incidencias tomando el control de las mismas y para eso hay que tener un control del país a nivel sanitario y sociosanitario. Además, debemos contar con la coordinación de todas las partes que conforman la sanidad española.
"Hemos llegado al punto donde estamos gracias a la voluntad de los profesionales"
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¿Cuáles cree usted que han sido los puntos más fuertes de la sanidad española a la hora de hacer frente a la pandemia? ¿Y los débiles?
Los profesionales ha sido el punto más fuerte de la pandemia con su actitud voluntariosa y de darlo todo. Hemos llegado al punto donde estamos gracias a la voluntad de los profesionales. Esto tiene consecuencias porque realizar una organización en función de la voluntariedad hace que está a veces haga aguas. La falta de estructura organizativa en recursos humanos y económicos es el punto débil. La falta de planificación estratégica del SNS y el sistema social ha sido claro. No hemos sabido adaptar los recursos a los sanitarios.
¿Cuál ha sido el papel de Medicina de Familia en la gestión de la pandemia?
El papel ha sido importante, pero por la voluntariedad de cada uno de los profesionales, no por el dado por la Administración, quien solo ha contado con Atención Primaria para dar órdenes. Pese a que hemos atendido al 90 por ciento de pacientes covid la planificación estratégica se ha hecho de espaldas a Familia una vez más. Es una oportunidad perdida, aunque aún estamos a tiempo de recuperarla ahora que se está estabilizando la pandemia. Esto también depende de la planificación estratégica.
"Hubo falta de previsión de fondos y planificación para afrontar un evento de esta trascendencia"
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¿Queda España preparada para afrontar una nueva pandemia de cara al futuro?
Rotundamente no. Hemos respondido lo mejor que hemos podido, pero en formato acción-reacción. Hemos ido poniendo parches, pero nunca hemos ido por delante. No somos capaces de prever, ni prepararnos, ni estructurarnos para otra pandemia. Se ha puesto de manifiesto la gran debilidad del SNS y hemos aprendido que hay que tener humildad ante la presunción de que teníamos el mejor sistema del mundo. Hubo falta de previsión de fondos y planificación para afrontar un evento de esta trascendencia.
¿Cree usted que la sexta ola será la última ‘gran ola’ de la pandemia?
No es de prever que sea la sexta sea la última ola. Vivimos en un mundo globalizado y el sistema de defensa inmunitario alcanzado por la vacunación no es uniforme en todos los países. Por lo tanto, es de prever que seguirán saliendo cepas que puedan escaparse de la defensa de nuestro sistema inmunitario y producir nuevas olas. Cuando la mitad del mundo no tiene coberturas vacunales, me cuesta mucho pensar que no haya nuevas olas fruto de nuevas variantes.
¿Es el momento de gripalizar el Covid-19? ¿Cómo debe ser el seguimiento de la enfermedad llegado ese punto?
No tenemos información suficiente para tomar esa decisión y no se debe decidir en base al hartazgo sino basándose en la evidencia. En primer lugar, necesitamos saber como es la circulación del virus en la comunidad. La tasa de letalidad actual es muy baja, pero si se expande el virus en números absolutos habrá muchas muertes. Además, durante las primeras fases de la pandemia todas las personas frágiles que estaban en una situación difícil desde el punto de vista sanitario han fallecido. Por lo tanto, quitando los nuevos integrantes que se unen a este grupo de población frágil, los que se están muriendo son personas que tienen mejor calidad de vida.
"No tenemos información suficiente para decidir gripalizar el covid"
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Además, sabemos que un 10 por ciento de los afectados durante las primeras cinco olas han desarrollado covid persistente con graves consecuencias personales, sanitarias y laborales. No sabemos qué pasará con la sexta ola, aunque en base a la evolución del virus tenemos la esperanza de que deje un porcentaje menor. Con esto quiero decir que hay muchas cosas de la ecuación que desconocemos. Tampoco creo que las actuales medidas preventivas como el uso de la mascarilla no tienen tantos inconvenientes como para que no las apliquemos. No sabemos qué puede pasar si dejamos libre en la comunidad a una persona con covid. Si la decisión se ha tomado por hartazgo, no es serio ni responsable. Al final es tomar la decisión de que se contagie quién se contagie y que la mayoría se salvará.
¿Qué aprendizaje personal le deja a usted la pandemia del Covid-19?
Creo que esta pandemia es una llamada a la humildad de los países que nos creemos desarrollados y de los profesionales sanitarios que trabajamos en ellos para que no nos relajemos y hagamos esfuerzos colaborativos en la atención a los pacientes. También lo es para que de una vez por todas exijamos una estructura sanitaria acorde a los tiempos y a las necesidades de las personas y países. Antes de la pandemia ya creía en los equipos multidisciplinares y ahora se ha demostrado que son imprescindibles. También he aprendido que los políticos son malos tomando decisiones técnicas y deberíamos exigir más responsabilidad.
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