Ignacio Mañero y Alejandro Vañó, impulsores de Kmina.
Hartos de los dolores innecesarios que les producían el uso de las
muletas, un ingeniero mecánico y un economista decidieron juntarse y modernizarlas. Su empresa,
Kmina, comercializa unos dispositivos médicos que aportan mayor confort y amortiguación al paciente que los usa. ¿El truco? Esta tecnología reparte el peso del cuerpo entre la superficie del antebrazo y evita que el usuario se lesione con su uso.
¿Cómo surgió la idea de modernizar las muletas?
La idea surge a raíz de varias lesiones deportivas que he sufrido jugando a fútbol. El esguince de tobillo me ha perseguido en varias ocasiones, por lo que me he visto obligado a utilizar las muletas de aluminio cotidianas. Pero, a pesar de poner el típico vendaje en la empuñadura, he sufrido el dolor de manos y muñecas, lo que me ha llevado a empezar a investigar sobre el tema.
Por eso, busqué información sobre los distintos tipos de muletas que existían en el mercado y me di cuenta de que estos apoyos apenas habían evolucionado desde el mismo Antiguo Egipto (más de 4.000 años), donde ya se veían en los jeroglíficos las muletas axilares que se siguen utilizando en Estados Unidos.
¿Cómo aplicaste tu faceta de ingeniero mecánico a esta situación tan particular?
Ejemplo de uno de los dispositivos de Kmina.
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Empecé a pensar en cómo deberían ser las muletas para evitar esos dolores en articulaciones y mejorar así la calidad de vida de las personas que tienen que usarlas a diario. Por eso, un día cotidiano me vino la idea feliz y creé las muletas Kmina. Después de meses de investigación, las patenté y construí un prototipo en casa hecho con madera. Solo ese primer tipo ya indicaba que el tipo de apoyo era mucho más cómodo que las muletas de aluminio normales.
Por eso, y desde ese momento, decidí montar la empresa que lleva su mismo nombre junto con Alejandro Vañó, economista y antiguo compañero de trabajo, además de contar con la colaboración de Jaime Usabiaga, traumatólogo y cirujano ortopédico.
¿Cómo es su funcionamiento? ¿Qué novedad aporta?
La novedad es el cambio de concepto para que dejen de causar dolor en las manos y muñecas de los usuarios. Hemos conseguido solucionar este problema desarrollando unas muletas de aluminio cómodas que cuentan con dos novedades principales: mayor apoyo y mayor amortiguación.
¿Cuáles son las principales dolencias que tienen estas personas al utilizar muletas convencionales?
En muchas ocasiones, el uso prolongado de muletas deriva en lesiones en manos y muñecas, perjudicando a los pacientes en sus procesos de recuperación por someter su brazo a mucha carga.
¿Cómo conseguisteis reducir el dolor en los pacientes que las usan? ¿Qué beneficios le aportan?
Hemos conocido muchos casos de usuarios de muletas que han tenido que ir a ver a un fisioterapeuta después de usar las muletas convencionales y entendíamos que no puede ser que el remedio sea peor que la enfermedad. Con las muletas Kmina conseguimos reducir el dolor repartiendo el peso en toda la superficie del antebrazo y los beneficios son claros: menos lesiones y más comodidad.
¿De qué manera revoluciona su uso?
La evolución de las muletas se ha centrado en la ergonomía de las empuñadoras o en la adaptabilidad de las conteras (también conocidos como tacos) de las muletas, pero el concepto siempre ha sido el mismo: un palo y una empuñadura. Por lo tanto, en el uso de las muletas convencionales el peso del usuario siempre ha bajado verticalmente directamente a las manos y muñecas, causándole mucho dolor.
En este sentido, desde Kmina hemos buscado revolucionar estos apoyos gracias a una solución muy sencilla. Por un lado, hemos desarrollado un apoyo de antebrazo inclinado que permite al usuario distribuir el peso entre la mano y la superficie del antebrazo, reduciendo en torno al 80 por ciento del peso que antes soportaba la mano.
Y, por otro, en la amortiguación, a través de un sistema situado debajo del antebrazo para liberar parte del peso que se traslada en el mismo.
¿Habéis contado con la ayuda de profesionales sanitarios para desarrollar estos dispositivos? ¿Qué especialidades médicas han colaborado con vosotros?
En el proceso de desarrollo de producto hemos contado con la ayuda fundamental de los usuarios de muletas, ya que han sido ellos mismos los han probado cada prototipo y eso nos ha ayudado a definir cada detalle de nuestro producto.
Adicionalmente, las han probado profesionales del sector que también nos han trasladado sus comentarios y nos han ayudado a conseguir este gran resultado, bien sea con traumatólogos, técnicos ortopédicos, fisioterapeutas, médicos rehabilitadores y terapeutas ocupacionales.
¿Están disponibles ya en el mercado?
Estamos cerrando acuerdos comerciales con farmacias y ortopedias interesadas en comercializarlas y en aportar esta nueva solución a sus clientes y pacientes. Las entregaremos a partir de marzo y queremos estar en cada rincón de España, ya que nos están contactando muchos usuarios interesados en probarlas y comprarlas. Para entonces, los pacientes tienen que saber que estarán disponibles en la ortopedia o farmacia de su barrio o de su ciudad.
¿Solo habéis desarrollado novedades en muletas o también en otros dispositivos?
Tenemos varios proyectos en mente, siempre enfocados en desarrollar productos ortopédicos que mejoren la movilidad de las personas. Hemos detectado necesidades en productos como los andadores o las sillas de ruedas, pero para poder seguir investigando en mejorar la movilidad de las personas, el primer paso es lanzar las muletas Kmina al mercado y que sean vean en todo el mundo.
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