Luis Talavera, vicepresidente de la Asociación Española de Ingeniería Hospitalaria (AEIH).
La integración de la
tecnología 3D dentro de los
hospitales está marcando un antes y un después en la forma en la que se abordan diagnósticos, tratamientos y cirugías. A pesar de ser una herramienta muy útil para los profesionales sanitarios, sobre todo de cara a la
creación de prótesis, su incorporación a los centros llega acompañada de múltiples retos. Para
Luis Talavera, vicepresidente de la Asociación Española de Ingeniería Hospitalaria (AEIH), el primer desafío es el de
integrar al ingeniero dentro de la actividad sanitaria, y hacerlo desde su formación, como si fuese un “
Ingeniero Interno Residente” (IIR).
Talavera considera que es el facultativo quien debe tratar de
trabajar mano a mano con el ingeniero, para hacer que sea “uno más dentro de su equipo, para que le ayude y esté cerca de él”. “Estos desafíos son más difíciles de resolver que los técnicos” asegura el vicepresidente de la AEIH. “El
ingeniero especialista en tecnología 3D debe estar en los
antequirófanos y en las salas de los quirófanos híbridos,
apoyando la actividad del sanitario cuando está operando”, explica.
“Esto es un
cambio cultural”, señala Talavera. “Antes no ocurría;
rara vez se unían ambos profesionales, solo si había algún problema. Ahora no es y no debe ser así”. En su opinión, el reto actual es el de “avanzar y llegar a un nivel competencial que permita hacer las piezas y
ayudar al médico de la mejor forma y en el menor tiempo y coste posible”. Junto a esto, Talavera añade que es esencial que el conocimiento se vaya “difundiendo entre hospitales”.
Introducir tecnología 3D en hospitales
Desde un punto de vista menor, los
desafíos económicos también afectan de cara a la inclusión de la
tecnología 3D en los hospitales. Según Talavera, la inversión tanto en la adquisición tanto de
impresoras, como de
infraestructura y maquinaria es necesaria, pero si se compara con el coste que maneja de forma general un hospital, no es alta.
Talavera plantea también “otro cambio de cultura” asociado a los
desafíos burocráticos. En su opinión, este es un cambio que debe llegar de la mano de la propia
administración. “Estamos hablando de contratar perfiles de
carreras que son relativamente nuevas, que la administración no contempla en su relación de puestos de trabajo. Para el sector público, no tener reflejados estos perfiles ni plazas, supone una
imposibilidad a la hora de contratar a ingenieros biomédicos o especialidades que antes no existían”, explica.
En estos casos, lo que se hace es contratar a profesionales en
categorías diferentes a la suya, tal y como detalla Talavera. “Eso traerá
problemas en el futuro porque no tienen continuidad en su trabajo, e incluso de cara a una
valoración de méritos para una oposición posterior”, señala.
“Lo que se hace en muchas ocasiones es
sortear la rigidez burocrática a través de
contrataciones por funciones de investigación, las cuales son temporales por su propia naturaleza. Esto complica mucho la continuidad de los técnicos”, detalla. En su opinión, “el mayor problema” llega de la mano del propio
Ministerio de Sanidad, ya que “va muy por detrás” de la realidad de la Ingeniería, de la clínica y de la “realidad del mundo”.
Formación específica para ingenieros sanitarios
Contemplar una
formación específica dentro del sistema educativo se presenta para Talavera como una de las bases para
mejorar la capacitación de los ingenieros hospitalarios en el uso de tecnologías 3D. “Una de las vías es hacer una especie de formación dentro de los hospitales durante un tiempo, como si fuese un Médico Interno Residente (MIR), o en este caso un
Ingeniero Interno Residente”.
Este profesional se integraría
dentro de los equipos médicos para formarse, conociendo el funcionamiento de la parte sanitaria y combinándolo con la
técnica de la ingeniería. “Sería un trabajador mucho más útil para el sistema”, señala Talavera.
Ingeniería clínica e impresión 3D en los servicios de salud
La
ingeniería biomédica o clínica es esencial dentro de los hospitales, ya que la impresión 3D se realiza con
ingenieros que trabajan apoyando a los médicos en la parte asistencial de distintas formas. Por una parte, modelizando, a través de las imágenes de diagnóstico, la patología en 3D para que el médico pueda
estudiar con antelación los casos más complicados. “Eso le ahorra tiempo al médico y le da más seguridad al pacientede cara a la operación”, comenta.
Otra cuestión en la que se utilizan estos avances tiene que ver con la
creación de guías quirúrgicas que sirvan para hacer intervenciones más seguras para el paciente, con mejores resultados, en menos tiempo y con menores riesgos y secuelas.
La otra vía, más conocida, es la de la elaboración y el
diseño de implantes a medida. Hay hospitales que ya cuentan con el proceso de
homologación y disponen de
máquinas de impresión 3D para hacer prótesis para los pacientes. Las
ventajas de este avance son muchísimas, según señala Talavera. “La primera es que son elaboradas a para cada paciente,
no una pieza estándar que después se tiene que intentar encajar”, comenta.
Por otra parte, disponer de la pieza, supone que la operación vaya a estar “mucho más definida”. “De entrada
sabemos cómo se va a atacar y dónde hay que hacerlo. Hay menos ensayo-error,
menos daño al paciente, y las operaciones son más rápidas y con menos complicaciones”, explica Talavera.
Particularidades en la regulación de la impresión 3D en sanidad
España es un país que presenta
particularidades respecto a la regularización de la tecnología 3D en hospitales y centros sanitarios. Este sistema requiere una
estandarización concreta para su uso, acompañada de un tipo de certificado u
homologación sanitaria para poder ser “puestos dentro de un paciente” tal y como detalla Talavera.
“No es que yo imprima una figurita para poner encima de la mesa. Es que estoy imprimiendo una
prótesis que debe tener una
característica técnica de resistencia, además de ser estéril”, comenta el experto. “Debe cumplir requisitos como si fuera un
producto farmacéutico”. Eso requiere tiempo para acreditaciones y homologaciones.
Con el tiempo se puede conseguir “una estandarización” de ciertos materiales para que el centro logre hacerlo tal y como requiere el servicio, pero
continúa dependiendo de las homologaciones y, por supuesto, de “dinero, estructura y mucho trabajo”.
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