Carlos Jiménez.
Carlos Jiménez Alonso, vocal de la Junta de Gobierno del
Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid (Coiim) y presidente de la Comisión de Ingeniería Médica y Sanitaria del Colegio Oficial (Coiim) y la Asociación de Ingenieros Industriales de Madrid (Aiim), analiza con
Redacción Médica los aciertos y errores cometidos en el abordaje de la crisis sanitaria del coronavirus Covid-19.
De cara a la segunda ola, Jiménez apuesta por "la profesionalización de la gestión de la crisis a nivel nacional, estableciendo una gobernanza unificada liderada por expertos". Además, cree que la "tragedia no se mostró públicamente en su más cruda realidad", algo que hubiera "ayudado a incrementar el nivel de sensibilización del riesgo que esta enfermedad conlleva".Jiménez aporta así sus impresiones al documento
'Lecciones del Covid-19 (qué ha aprendido el sector sanitario español ante la pandemia)'.
¿Qué medidas considera que fueron más acertadas ante la primera ola ante el Covid-19?
Sin duda creo que el Hospital Milagro de Ifema es la mejor representación del conjunto de las iniciativas más acertadas que se desplegaron durante la primera ola de la Covid-19. Esto no tiene que ver con los aspectos más operativos como la impresionante activación de un hospital de 1.300 camas en apenas unas horas, ni con el hecho de que se atendiera a casi a 4.000 pacientes, ni siquiera con la humanización consecuencia del diseño pabellonario que permitía a los pacientes mantener contacto entre ellos y movilizarse por distintas áreas; sino con lo que se denominó el espíritu de Ifema.
Este espíritu fue una expresión de la pulsión por la vida que late en el corazón de las personas, de esa bella necesidad de cuidarnos y protegernos entre todos. Se manifestó en el excelso proceder de los profesionales, en la ingente cantidad de voluntarios que ayudaron en todo lo que pudieron (cocinando y dando de comer gratuitamente a los que allí trabajaban, soldando para habilitar las redes de gases medicinales que canalizaban el oxígeno necesario, la molécula de la vida en esta pandemia y muchas más actividades), en el apoyo de muchas instituciones encabezadas por la Corona y la Presidencia de la Comunidad Autónoma de Madrid, en la cercanía de la dirección que todos los días amanecía y se acostaba prácticamente en el recinto y en la admirable actitud de los pacientes que lucharon como vikingos contra el virus. Esto lo intentamos reflejar, desde la perspectiva de la ingeniería industrial, en un vídeo que coordinó la
Dirección de Comunicación del COIIM:
¿Cuáles fueron los mayores errores ante la primera ola, visto con perspectiva?
"Haber mostrado la tragedia en su más horrenda crueldad hubiese ayudado a incrementar el nivel de sensibilización del riesgo que esta enfermedad conlleva"
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Durante la primera ola, por una diversidad de motivos que empiezan por la sensibilidad con las víctimas de la Covid-19 y, probablemente, por el deseo de controlar el nivel de descontento de la población y sus posibles consecuencias políticas y económicas, la tragedia no se mostró públicamente en su más cruda realidad. No se presentó al conjunto de la población lo que los pacientes y profesionales sufrieron como los continuos éxitus que se producían en sillones mientras se aplicaban terapias de oxigenación o como el horrendo espectáculo del almacenamiento de cadáveres que desbordó las capacidades que tenían los centros de gestionarlos, incluso tras habilitar todos los posibles espacios disponibles para ello. Esto último derivó, en algunos casos, en el despliegue de containers por parte del Ejército (la visión más traumática para muchos gestores hospitalarios durante estos últimos meses).
Quizá haber mostrado la tragedia en su más horrenda crueldad hubiese ayudado a incrementar el nivel de sensibilización del riesgo que esta enfermedad conlleva, especialmente conveniente entre los más jóvenes quienes no siempre han actuado con la precisa responsabilidad. Impulsados por sus ganas de vivir y divertirse, aún hoy podemos ver cómo se juntan por las calles, en muchas ocasiones sin mascarillas y en elevado número, inconscientes de la amenaza que ello supone para sus seres queridos.
Y es que pretender que en el imaginario colectivo se genere el adecuado nivel de concienciación de la gravedad de la situación reportando cifras y datos puede ser un error. Para conseguir la necesaria catársis entre quienes normalmente tienen una percepción más baja del peligro, para que se den cuenta realmente de éste, hace falta descubrir el horror que mañana podrían sufrir aquellos a quienes más quieren y que más cerca tienen (padres,
abuelos…).
¿Qué cree que ha hecho que España se enfrente a una segunda ola de esta naturaleza?
Tras la primera ola de la Covid-19 llegamos a estar casi libres del virus en España. Un virus que lamentablemente volvió a penetrar nuestras fronteras y a extenderse a lo largo y ancho de nuestro territorio nacional.
No puedo entender que no se aplicase de inmediato un férreo control de entrada en todos los aeropuertos del país, con realización de PCRs a los pasajeros procedentes del extranjero en aras de evitar la entrada descontrolada del virus. Ahora nos encontramos sufriendo la embestida de la segunda ola y el control aeroportuario real y efectivo aún no se ha puesto en marcha. Lamentable, trágico, incomprensible.
¿Qué medidas se deberían tomar para frenar la pandemia en nuestro país?
"El Hospital Milagro de Ifema es la mejor representación del conjunto de las iniciativas más acertadas que se desplegaron durante la primera ola de la Covid-19"
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Sin ninguna duda creo que se debería comenzar, con urgencia, por la profesionalización de la gestión de la crisis a nivel nacional, estableciendo una gobernanza unificada liderada por expertos, expertos de verdad, conocidos y reconocidos. Para ello el Consejo Interterritorial podría contar con la asesoría de las sociedades científicas, las cuales tienen la capacidad de identificar a los más cualificados para esta labor.
Profesionalizar la gestión de la crisis nos aseguraría que las tomas de decisiones asociadas con la gestión de esta pandemia estuviesen basadas exclusivamente en criterios técnicos, que son los que necesitamos para salvar más vidas, evitar muertes innecesarias y, en definitiva, transitar por este valle de la muerte sufriendo el menor daño posible y lo más rápidamente que podamos.
Potenciar el respeto por las personas, la empatía y el sentido común ordenado, algo que promueve la metodología Lean Healthcare, ayudaría a reorganizar cómo prestamos asistencia sanitaria mejorando los resultados en salud alcanzados, la experiencia de pacientes, familiares y profesionales y ello de forma más eficiente y por tanto sostenible. En este sentido las propias sociedades científicas reconocen que nuestro sistema sanitario adolece de elevadas ineficiencias (por ejemplo, la SERAM estima que un 30 por ciento de los estudios de imagen médica son inapropiados), las cuales crean bolsas de ineficiencias que, de eliminarse, aportarían la financiación que el Sistema Nacional de Salud requiere para afrontar los retos de compensación de profesionales, plantillas y obsolescencia en infraestructuras y equipamientos.
¿Confía en la vacuna como solución a la situación creada por este coronavirus?
Una persona muy querida una vez me aconsejó que esperase lo mejor y que me preparase para lo peor. El mundo entero se encuentra expectante, a la espera de la llegada de una vacuna que acabe con la tragedia que estamos sufriendo. Algo para lo que se ha movilizado, como nunca en la historia de la humanidad, la inteligencia y capacidad investigadora mundial. No sólo para descubrir una vacuna, sino también para desarrollar tratamientos más eficaces o para entender mejor cómo se propaga la enfermedad y, por consiguiente, cómo reducir el R0.
Sin embargo, no debemos olvidar que, para otros virus como el del SIDA, aún no se ha conseguido desarrollar una vacuna. Esto no quiere decir que no se logre para el SARS-CoV-2, sino que hemos de gestionar expectativas, esperar lo mejor y prepararnos para lo peor.
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