El bioingeniero Miguel Grande tiene como meta el desarrollo de estas técnicas para acabar con las colas de trasplantes

El bioingeniero Miguel Grande tiene como meta el desarrollo de estas técnicas para acabar con las colas de trasplantes de órganos en España
Miguel Grande.


10 ago. 2024 16:00H
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El sueño de Miguel Grande es el de crear órganos artificiales en España para desarrollar nuevas soluciones médicas innovadoras y eficaces que puedan acabar con las listas de espera en trasplantes de órganos en el país. Un sueño ambicioso, pero, a ojos de este joven bioingeniero, no es inalcanzable. El primer paso ya está dado, ha sido aceptado en un máster en Ciencia e Ingeniería de Materiales Avanzados en la segunda mejor universidad del mundo, el Imperial College London. Pero trasladar toda la innovación internacional en este ámbito hasta España, ¿hasta qué punto es realista? Para Miguel, desde luego. De hecho, el 'cambio' está más cerca de lo que pensamos.

Miguel se graduó en Ingeniería Biomédica en la Universidad Politécnica de Madrid. Más tarde, trabajó en el Hospital Universitario 12 de Octubre en Madrid con terapias celulares innovadoras para curar algunos tipos de cáncer de sangre como el mieloma múltiple. Además, fue becado en el MIT y Harvard Medical School, donde trabajó en proyectos innovadores con organoides retinianos y el desarrollo de una nariz electrónica basada en grafeno para diagnósticos no invasivos. Actualmente, se dedica en Madrid a desarrollar piel artificial para bebés

"Voy a ser capaz de ver la introducción y uso de diversos órganos artificiales en España, sé que lo voy a conseguir en mi propio laboratorio. Siendo realista, va a haber un boom dentro de unos 10 años de este tipo de órganos artificiales y empezarán a salir como churros. Lo que falta por saber es si seremos capaces de hacerlo aquí o si sale en Estados Unidos, que de momento es lo más probable. Esto se acabará trasladando al paciente y, siendo realista, de aquí a 15 años estos órganos se estarán viendo en los quirófanos de los hospitales", reconoce.


Órganos artificiales: de crear un riñón a un cerebro


Los órganos más difíciles de conseguir crear son, para Miguel, el cerebro o el corazón. "El cerebro ni siquiera somos capaces de comprenderlo al cien por cien y, junto con el corazón, yo diría que son los que tienen más tejidos conectados que nosotros debemos hacer que se comuniquen entre sí, y eso sería lo más complejo de lograr", asegura. La primera piedra para lograr esto es el máster en la Imperial College London, para lo que Miguel se ha servido de financiación externa a través de sus redes sociales con la que conseguir completar el coste junto con la beca.

Por otro lado, sobre la creación de órganos artificiales 'más asequibles', ahora mismo España se encuentra en el estadio del tejido a nivel investigación. No obstante, Miguel fija un medio plazo de unos 15 o 20 años en los que considera que seremos capaces de empezar a trasplantar órganos artificiales como un riñón. De hecho, algo que ya está en marcha y funcionando es la piel artificial, con la reciente aprobación por la Agencia Española del Medicamento del uso de 'UGR Skin'


"En España se forma muy bien a los investigadores durante 10 años, pero no hay esa retención de talento porque no se les paga bien"



Aprender Medicina fuera y traerla a España


Miguel asegura que, en España, ya se hacen investigaciones muy buenas en este sentido, pero el problema es el dinero y la traslación a la realidad. Por ello, su objetivo no se queda en aprender nuevas técnicas y traerlas a España, sino que lo que quiere es traer esa capacidad que se tiene fuera de poder llevar a la realidad toda esta investigación: "En relación con el panorama actual de trasplantes de órganos en España, tenemos mucha suerte porque somos líderes en trasplantes y en donación. Eso es estupendo, pero la realidad es que también sigue habiendo colas para poder lograrlo".

Miguel explica que se da mucho una circunstancia y es que, cuando hay un corazón libre, no llaman solamente a una persona, llaman a tres "porque luego tienen que ver la compatibilidad con la primera persona": "Y, si no es buena, hay que hablar con la segunda y así sucesivamente. Imagínate que tú eres el tercero al que llaman, te dicen que tienen un posible corazón para ti y luego no lo tienen. Pero sería diferente poder tener a tu alcance la posibilidad de que se te cree un órgano para ti".

El hecho de que se invierta y se investigue en esto "es muy importante", porque se ahorraría "muchísimo dinero" en gente que está "constantemente pegada a una máquina porque necesita un órgano" y añade que se salvarían muchas vidas, por lo que este sería el rumbo que se debería seguir, aunque insiste en que lo que ya se está haciendo en España es algo bueno: "Se está haciendo lo que se puede con lo que tenemos y es tremendo el esfuerzo que se hace en nuestro país por parte de los profesionales de la salud. Pero si se apostara más por la creación de órganos artificiales en España, revolucionaría la Medicina en este país".


Un sistema español pendiente del cambio


Miguel recalca que la investigación es puntera y potente en España, pero, la realidad es que no alcanza a ser tan valorada como en otros lugares, sobre todo en la investigación biomédica: "No se hace una inversión tan grande como puede ser en países como Reino Unido o Estados Unidos, y ya no hablamos de Suiza, que es el país de las farmacéuticas por excelencia. A pesar de la investigación en España, no hay empresas que comercialicen un hígado artificial, por ejemplo".

Dentro de los cambios que se necesitan en España, Miguel asegura que es necesario mejorar las contrataciones y financiación a investigadores para ser capaces de retener a los estudiantes. "Aquí hay un problema de retención. Se forma muy bien la gente durante diez años, pero luego no hay esa retención porque no se les paga bien. Además, en otros países, a nivel cultural, a los investigadores se les tiene mucha más estima, se les cuida más y, sobre todo, a nivel económico. Allí puedes vivir y ser una persona con bastante poder adquisitivo ejerciendo como investigador, creo que no se trata al investigador de la manera en la que se debería y eso es algo que a mí me gustaría traer a España", concluye.
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