Los tratamientos de psoriasis tienen que ser lo más individualizados posible.
17 may. 2017 17:30H
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Con el objetivo de encontrar para cada paciente con psoriasis el tratamiento más adecuado que le permita controlar la enfermedad a largo plazo y recuperar su calidad de vida, Janssen ha organizado un simposio satélite titulado Historias de éxito en psoriasis en el marco del 45 Congreso Nacional de Dermatología y Venereología de la AEDV, celebrado recientemente en Madrid. Para ello, un panel de expertos ha señalado los aspectos clave a tener en cuenta como la presentación clínica, la extensión y localización de las lesiones, el tipo de vida del paciente, la presencia de comorbilidades y de otras patologías concomitantes.
Lluís Puig, director del Departamento de Dermatología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y moderador del simposio, explica que, tras un diagnóstico de psoriasis de moderada a grave, comienza para el dermatólogo y paciente un largo camino en común. “Uno de los principales retos que tenemos los dermatólogos es mantener el éxito terapéutico, estableciendo una relación de confianza con los pacientes con enfermedades crónicas. En el caso de la psoriasis, la llegada de los fármacos biológicos ha revolucionado el abordaje terapéutico y ha cambiado completamente las expectativas de aclaramiento continuado y control de comorbilidades como la artritis psoriásica”.
En este sentido, los nuevos fármacos biológicos para la psoriasis, en opinión del experto, están demostrando tanto su eficacia como su seguridad en el tratamiento a largo plazo en los pacientes con psoriasis. “Cada vez existen más evidencias de su eficacia recogida en los diferentes registros con un gran número de pacientes por año de seguimiento demostrando que son fármacos eficaces a largo plazo en el control de la enfermedad y que presentan un adecuado perfil de seguridad”.
Los fármacos biológicos que bloquean la vía de la interleuquina 12/23 demuestran ser eficaces como tratamiento de psoriasis con un favorable perfil de seguridad, además de tener un efecto sobre comorbilidades como la artritis psoriásica, que se encuentra presente hasta en un 20-30 por ciento de los pacientes con psoriasis. “A menudo se emplean los datos de los ensayos clínicos para hacer comparaciones directas o indirectas que indican una posible superioridad entre tratamientos. Sin embargo, el tratamiento siempre debe individualizarse y, en muchos casos, el bloqueo de IL-23 e IL-12 permite también el rescate de pacientes con pérdida de respuesta o acontecimientos adversos debidos a otros fármacos”, explica Puig. Además, añade que la eficacia mantenida, el perfil de seguridad y la escasa inmunogenicidad de ustekinumab determinan que en la actualidad sea el agente biológico con la mejor persistencia a largo plazo.
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