Kenji Yasukawa, director ejecutivo y presidente de Astellas Pharma.
10 mar. 2021 11:00H
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Este 9 y 10 de marzo ha tenido lugar la IX Reunión Detecta 2021 que ha reunido a especialistas en trasplante de toda España. Organizada por Astellas Pharma y con el aval de la Sociedad Española de Transplante, los profesionales han podido conocer las últimas actualizaciones sobre el rechazo mediado por anticuerpos (AMR), así como el papel que van a jugar las técnicas de biología molecular para ser más precisos a la hora de hacer el diagnóstico del rechazo humoral y lograr un abordaje mucho más personalizado del paciente que está trasplantado o requiere de un trasplante.
El rechazo humoral es la primera causa de pérdida del injerto y afectará a aproximadamente un 25 o 30 por ciento de los pacientes, según Daniel Serón, coordinador de la Reunión Detecta y jefe de Servicio de Nefrología del Hospital Universitario Vall d’ Hebrón de Barcelona. En esta tasa de incidencia se incluyen “los pacientes que necesitan un segundo trasplante y que, como han estado expuestos a antígenos de su primer donante, tienen un mayor riesgo de padecer un rechazo humoral”.
Para anticiparse a esta situación, los especialistas han analizado hasta ahora la similitud de tejidos entre donante y receptor mediante la determinación de unos antígenos que indican si existe o no compatibilidad. Sin embargo, una técnica basada en epítopos constituidos por un grupo de aminoácidos continuos en la secuencia de proteína, o conformacionales (Eplets) podría suponer un gran avance en prevención del rechazo humoral mediante la adecuación de un tratamiento de supresión personalizado para cada paciente.
Tratamientos ajustados al paciente
“Durante los últimos años se han desarrollado técnicas que permiten cuantificar muy bien cuáles son las pequeñas diferencias a nivel molecular, ya no de los antígenos, sino de cada antígeno, y esto se asocia al riesgo de tener rechazo humoral”, ha explicado el especialista. “Este es un punto importante porque se ha visto que no solo predice si va a salir mal el trasplante, sino que te da una idea de cómo ajustar el tratamiento de inmunosupresión en función de la disparidad entre donante y receptor”.
Actualmente, las personas trasplantadas reciben un tratamiento inmunosupresor de por vida cuyo propósito es evitar el rechazo del órgano, por lo que abandonar esta terapia o no cumplirla adecuadamente puede provocar la aparición de anticuerpos anti-HLA y, por lo tanto, la pérdida de injerto. De modo que la llegada de los Eplets supone una optimización del uso de tacrolimus, el tratamiento estándar que reciben todos los pacientes trasplantados para evitar el rechazo del órgano trasplantado, mediante un abordaje mucho más personalizado que permite ajustar la cantidad de este inmunosupresor teniendo en cuenta las necesidades de cada paciente.
“Tacrolimus sigue siendo la pieza fundamental para prevenir los rechazos de los pacientes trasplantados.La cuestión clave de cara a tacrolimus es cómo podemos optimizar su uso, cómo podemos adecuar la cantidad de tacrolimus que necesita un paciente de forma personalizada y esta técnica permite precisamente hacer este abordaje”, afirmó Serón.
Avances de la mano de la digitalización
Las ponencias de la IX Reunión han sido impartidas por expertos nacionales, pero también por reconocidos especialistas internacionales, como Michael Mengel de la Universidad de Alberta (Canadá) y Cinthia B. Drachenberg, de la Universidad de Maryland, Baltimore, (EE.UU.).
Los expertos también han analizado las implicaciones que tendrán en el futuro inmediato los avances en el diagnóstico del rechazo humoral, debido a herramientas que son mucho más precisas. En este sentido, Daniel Serón ha hablado de un enorme avance debido a sistemas de análisis de imagen que están basados en técnicas como la inteligencia artificial y las redes neuronales, entre otros. “Estamos en plena transformación digital de los laboratorios de anatomía patológica. Esto quiere decir que las biopsias son fotografiadas y almacenadas en ordenadores. Este cambio permite obtener información de forma automatizada y acceder a todos aquellos datos que son monótonos y repetitivos, pero también saber y cuantificar si hay más o menos lesión”.
Otro de los mensajes destacados durante este encuentro ha estado relacionado con la importancia que tienen las células de memoria. “Estas son células o linfocitos que una vez han reconocido un antígeno, tienen una respuesta inmunitaria robusta y rápida que también va a estimular las células B que se transforman y son las que producirán los anticuerpos, con lo cual estas células de memoria son importantes de cara al rechazo celular y rechazo humoral”, ha explicado Serón.
Por otra parte, el especialista en trasplantes ha advertido de la falta de evidencia que hay actualmente en relación a la eficacia de tratamientos dirigidos al rechazo humoral crónico. “Están saliendo cosas nuevas, pero están en fase de ensayo clínico y todavía no se sabe si esto supondrá un avance o no. Estos nuevos tratamientos van dirigidos, o bien a modular los anticuerpos, o a través de mecanismos que lo que hacen es modificar la respuesta inmune, pero todavía no tenemos resultados”.
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