Joaquín Rodrigo fue el encargado de poner el marcha el Área de Respiratorio de Sandoz en España, uno de los pilares estratégicos de la compañía. Ahora, desde la Dirección General, celebra que todo “el esfuerzo y la ilusión” han favorecido la llegada al mercado de un nuevo inhalador diseñado para mejorar la adherencia al tratamiento de los pacientes, ya que es el primer fármaco aprobado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) que incluye un código bidi.
Se incorporó en julio de 2011 a Sandoz como responsable de la creación del Área de Respiratorio. ¿Cuál fue su motivación para asumir esta responsabilidad?
Fueron dos motivos principales: entrar en el grupo Novartis, que es la mayor compañía biosanitaria en España, y poner en marcha el departamento de respiratorio. Tengo mucho cariño a esta área –había trabajado en ella en mi anterior compañía– y nunca había estado en un proyecto en el que hubiera que empezar desde cero, así que me apetecía mucho.
Un medicamento híbrido fruto de la innovación incremental.
¿Cómo fue la puesta en marcha de este departamento?
Fue interesante porque, según llegué, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) pidió más datos para uno de nuestros fármacos en desarrollo y me quedé sin proyecto durante unos meses, en los que estuve dudando de si había tomado o no la decisión correcta. Al final, eso me dio la oportunidad de ampliar mi conocimiento en otras áreas, como OTC y Retail, y fortalecer mi aprendizaje en la empresa.
La unidad de respiratorio de Sandoz constituye uno de los pilares estratégicos de la compañía, junto con Biosimilares y Oncológicos Inyectables, ¿por qué?
Tiene mucha importancia porque hay mucha ilusión y esfuerzo puestos en este proyecto: llevamos más de diez años investigando productos de respiratorio a nivel internacional; hemos creado todo un equipo propio de I+D; y hemos puesto en marcha una fábrica para estos productos exclusivamente en Alemania. Es una de nuestras apuestas porque creemos que tenemos mucho que aportar a los pacientes con enfermedad respiratoria crónica.
Desarrollan tanto medicamentos como dispositivos de inhalación, ¿cómo participa el profesional sanitario en la innovación que realiza Sandoz?
Más bien es al revés: nosotros nos adaptamos al profesional sanitario. Como partimos desde cero, desde el principio nos centramos en las necesidades no cubiertas de los pacientes y en cómo podíamos ser aliados de los especialistas para tratar de cubrir esas carencias.
Han lanzado el nuevo inhalador AirFluSal Forspiro en nuestro país, ¿qué ventajas aporta?
Las novedades están, sobre todo, centradas en estas dos necesidades no cubiertas: la educación y la habituación del paciente al tratamiento del asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
La combinación fluticasona y salmeterol ha sido durante muchos años el gold standard en el tratamiento de la EPOC. Sobre esa base, hemos sacado un producto con la misma combinación, AirFluSal, pero con un dispositivo de investigación propia, Forspiro. Es totalmente bioequivalente con el fármaco de referencia, pero lo que le diferencia es el tipo de inhalador.
Es un ejemplo de lo que en Sandoz llamamos ‘innovación incremental’: la molécula ya estaba desarrollada, solo hemos investigado para demostrar su eficacia y seguridad equivalente, pero sí ha habido mucha investigación y un desarrollo innovador en el dispositivo. Creíamos que había una necesidad no cubierta en el cumplimiento terapéutico por la utilización de los inhaladores y nos hemos centrado en desarrollar un dispositivo que puede ayudar a paliar esas deficiencias y a incrementar la adherencia al tratamiento.
El código bidi deriva a instrucciones detalladas sobre el uso del inhalador.
Es el primer fármaco comercializado en España que incluye un código bidi en su envase, ¿cuál es la finalidad?
Sí, somos pioneros. Es la primera vez que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) aprueba un fármaco con código bidi. Desde el principio, estuvimos en conversaciones con la Aemps para ver qué podía aportar esta novedad y cómo se podía diseñar e implementar; ha sido muy receptiva y agradecemos todo el trabajo que ha hecho.
Creemos que introducir este código bidi en el mercado puede servir para incrementar la adherencia al medicamento porque aporta una mejor adecuación a las instrucciones de manejo del dispositivo, ya que refuerza el entrenamiento que hace el profesional sanitario con el paciente de una forma cómoda y accesible.
En noviembre de 2013 asumió el reto de ser director General de Sandoz en España, ¿qué balance hace del tiempo que lleva en el cargo?
Estoy encantado y muy ilusionado, muy feliz con el gran equipo con el que trabajo. Mi curva de aprendizaje ha tenido un crecimiento exponencial en estos cuatro años y en el día a día estoy rodeado de proyectos innovadores. Tengo total libertad para sugerir iniciativas que creo que pueden aportar más al paciente.
¿Cómo valora la situación de los genéricos en nuestro país?
La historia de los genéricos en España ha sido un vaivén de subidas y bajadas: empezó con poco apoyo, después hubo medidas de incentivación y, en los últimos tiempos, vuelve a haber una ralentización. Es uno de los países con los precios más bajos y actualmente no hay suficientes medidas de impulso. Cuando comparas su penetración en otros países europeos, ves que estamos por debajo y ralentizados, que es lo más alarmante. Creo que entre todos tenemos que pensar en cómo promover el genérico.
Hay quienes dicen que, por esta razón, España está sufriendo desabastecimientos de medicamentos esenciales. ¿Qué opina?
No estoy de acuerdo. Afortunadamente, tenemos un gran sistema sanitario en España, con una cobertura universal y con un acceso a fármacos que no tiene nada que envidiar a otros países.
Joaquín Rodrigo analiza la situación de los genéricos en España.
También es presidente de Biosim. ¿En qué están trabajando desde el sector del medicamento biosimilar?
Sobre todo, en dos vías: en la creación de un marco regulatorio estable para estar al tanto de las reglas de juego y tener una predicción sobre cuál va a ser el desarrollo de estos fármacos; y en la divulgación a todos los niveles (decisores, profesionales sanitarios, pacientes…) sobre qué es un medicamento biosimilar, porque lo primero es conocerlo.
¿Considera que estos productos, si no requieren un seguimiento especial, deberían también dispensarse en las oficinas de farmacia?
Hay que hacer lo que más favorezca al paciente y lo que aporte un mayor cumplimiento terapéutico. En España tenemos un modelo mediterráneo de farmacias con una gran capilaridad que facilita acceder a los fármacos. Además, los profesionales de la farmacia tienen una gran valía y añaden una labor educativa y de seguimiento. Creo que hay que aprovechar esta magnífica red.
Finalmente, se pone en marcha el techo de gasto pactado por el Gobierno con Farmaindustria. ¿Estaría a favor de un acuerdo similar en genéricos o en biosimilares?
Me parece muy positivo. Todos los marcos de entendimiento y marcos predecibles de actuación industria-gobierno son francamente positivos para todos. Creo que trabajar de la mano es bueno en todos los sectores y para todos.
¿Cree que a lo largo de 2016, por la desviación del déficit, el sector del medicamento español tendrá que soportar más recortes?
Estamos en una época política turbulenta. Vamos a ver qué nos depara el futuro.
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