Exteriores de una sede de Novartis.
Novartis continuará defendiendo la validez de la patente de su fármaco contra la
esclerosis múltiple Gilenya. De hecho, fuentes de la farmacéutica han señalado a
Redacción Médica que pedirán revisar la decisión del
Tribunal Supremo de los Estados Unidos que permite la fabricación de genéricos, un proceso que podría dilatarse durante varios meses.
La compañía había demandado a más de una docena de fabricantes de
medicamentos genéricos, acusándolos de
infracción de patente, después de solicitar éstos la aprobación de los genéricos de Gilenya por parte de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés).
Aunque Novartis llegó a un
acuerdo con algunos de los fabricantes que había demandado, permitiendo algunos genéricos de Gilenya antes del vencimiento de una patente clave en 2027, ahora ha advertido que seguirá defendiendo la validez de la patente de este fármaco. "La compañía ya ha comentado que pretende defender con decisión la validez de la patente y considera para ello todas las opciones posibles", han señalado voces de la farmacéutica a este medio.
Entre las acciones, han añadido, se valora incluso la
posibilidad de la revisión de esta última decisión por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Un proceso que, como han reconocido, "podría dilatarse durante varios meses" en el tiempo.
Con todo, recuerdan que este fallo judicial
solo afecta a los Estados Unidos. "No tiene ningún efecto en Europa ni, por tanto, en España", han advertido.
Gilenya es el tercer fármaco más vendido de Novartis
Novartis había pedido a los jueces que suspendieran el fallo que levantó la prohibición de las versiones genéricas de Gilenya, el tercer fármaco más vendido de la empresa el año pasado, con
ventas superiores a los 2.880 millones de euros.
Unos ingresos que, según ha indicado la compañía, podrían verse reducidos si se lanzan los genéricos, alcanzando pérdidas de hasta 308 millones de euros en lo que queda de 2022.
Gilenya es una
píldora que se toma una vez al día y que se usa para tratar formas recurrentes de
esclerosis múltiple, una enfermedad crónica que afecta el sistema nervioso central. Fue
aprobada en 2010 por la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).
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