Los fabricantes de inhaladores trabajan en tecnologías híbridas beneficiosas para el medio ambiente y el paciente.
A pesar de que los
inhaladores de dosis media han servido durante más de 50 años para controlar los
problemas respiratorios de millones de personas, son una de las principales causas de emisiones de
gases de efecto invernadero de los sistemas de salud. Las estrategias articuladas para mitigar ese impacto climático se centran en buscar alternativas a esta clase de dispositivos que sigan beneficiando a pacientes con patologías respiratorias, y es ahí cuando cobran importancia los
inhaladores de polvo seco, por los que están apostando fabricantes cuya
tecnología de bajo carbono, según las estimaciones, podría reducir las emisiones nocivas a la atmósfera aproximadamente en un 90 por ciento.
En un artículo del
Financial Times titulado
Why low-carbon inhalers could help people and the planet (
Por qué los inhaladores de bajo carbono podrían ayudar a las personas y al planeta), se explica que el problema contaminante de los inhaladores de dosis media no es el medicamento inhalado en sí, sino el gas propulsor de efecto invernadero que utilizan para ‘empujar’ el fármaco hacia las vías respiratorias del usuario. Frente a ello, los inhaladores de polvo seco no usan propulsor, por lo que su huella de carbono es mucho menor.
Al respecto, el profesor del
Departamento de Ciencias Médicas de la Universidad de Uppsala (Suecia), Christer Janson, dirigió un estudio gracias al cual se descubrió que la combinación del uso de inhaladores de dosis media y de inhaladores de bajo carbono varía mucho entre países, lo cual sugiere que algunas naciones podrían aumentar la proporción de pacientes que emplean el segundo tipo de dispositivo sin que su salud se vea comprometida.
Inhaladores en beneficio del medio ambiente y del paciente
Según un informe del National Health Service (
NHS) británico, si el 30 por ciento de los pacientes cambiara a un inhalador sin propulsor, se eliminaría casi la mitad de la huella de carbono producida por los inhaladores de dosis media. Sin embargo, según el artículo, estos dispositivos pueden ‘desaparecer del mapa’ por completo.
“Algunos pacientes, como los niños, los ancianos o aquellos con baja capacidad inspiratoria, necesitan el propulsor para administrar la
dosis correcta de medicamento a sus vías respiratorias. Algunos pacientes también se sienten más seguros utilizando un MDI durante ataques de asma u otras exacerbaciones”, reza el texto.
Pensando en estas personas, varios fabricantes están reformulando sus inhaladores de dosis media. Entre estos se halla
GSK, que, en los últimos años, ha llevado a cabo pruebas para comprobar la efectividad de su nueva tecnología de bajo carbono, “un proceso complejo”, según
Laura Clow, líder de desarrollo de medicamentos en GSK, pero cuyos resultados preliminares auguran un futuro prometedor.
Entre sus objetivos para reducir su impacto en el medio ambiente y la naturaleza, GSK se ha comprometido a que sus
emisiones de carbono en 2030 se reduzcan en un 80 por ciento respecto a 2020, además de alcanzar el objetivo de carbono neutral en 2045, para lo cual es “fundamental”, según Clow, el desarrollo de inhaladores de dosis media de bajo carbono.
Estrategia carbono cero del sistema de salud británico
En esa línea, cabe destacar la
estrategia Net Zero del NHS. Desde 2008, el sistema de salud británico ha hecho un seguimiento del impacto de su huella de carbono, una tarea en la que, de acuerdo a su dosier, ha mejorado regularmente sus métodos monitoreando su progreso de cara a cumplir los compromisos del
Climate Change Act de 2008.
A raíz de un proceso analítico de cuatro pasos -línea de base, proyecciones, reducciones de carbono disponibles en todo el sistema e intervenciones para el ‘cero neto’-, se logró una reducción estimada del 62 por ciento en las
emisiones de carbono del NHS, dato por encima del requisito del 37 por ciento para 2020 establecido en el Climate Change Act. A partir de ese punto, el NHS se marcó dos objetivos.
Reducir la huella de carbono en un 80 por ciento para 2040, y reducir la huella de carbono ‘plus’, también en un 80 por ciento, pero para 2045.
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