Juan López-Belmonte (Rovi), Ángel Fernández (MSD), Martín Sellés (Janssen), Antoni Esteve y Humberto Arnés (Farmaindustria) y Javier Ellena (Lilly).
Las nuevas políticas de
transparencia puestas en marcha hace solo una semana, con la publicación de los pagos por formación y honorarios a profesionales sanitarios por parte de todos los laboratorios adheridos a la
Efpia (la patronal europea del medicamento innovador), ha abierto la puerta a que toda la industria del medicamento se replantee sus relaciones con médicos, enfermeros, farmacéuticos e investigadores.
Joe Jiménez, CEO de Novartis.
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El primero que ha dado este paso ha sido
Novartis. La multinacional helvética, una de las compañías farmacéuticas que más factura en todo el mundo, ha anunciado que va a cambiar su política de invitaciones a congresos y citas científicas, y solo invitará a aquellos que tengan
participación activa en estos encuentros, es decir, aquellos que intervengan como ponentes, autores de un abstract o investigación, etcétera.
Esta idea forma parte de un enfoque global con el que la farmacéutica quiere potenciar la asistencia virtual a estas citas, mediante herramientas 'on line'. Y pone de ejemplo a su propia plataforma virtual de conferencias,
Vivinda TV, que durante el último Congreso de la Asociación Americana de Oncología Clínica (ASCO) registró 4.600 inscripciones desde 103 países.
A partir de 2017
Las medidas se pondrán en marcha a partir de
2017, también en España, según confirman desde la filial nacional de la compañía, que indican que el objetivo de esta nueva política es “asegurar que nuestras prácticas promocionales y actividades comerciales sean consistentes con nuestros principios éticos con todos los países en los que operamos”.
Y a Novartis le pueden seguir otras compañías. Según indican fuentes de otras multinacionales consultadas por Redacción Médica, la iniciativa de la casa suiza está siendo analizada varias compañías y se considera “el camino a seguir y el futuro”.
Opinan que limitando las invitaciones ‘in vivo’ a congresos se destila cualquier sospecha sobre la actuación de los laboratorios en la formación médica, y ello no tiene por qué conducir a un inferior acceso al conocimiento. “Generar herramientas de asistencia virtual a las citas científicas nos permitiría incluso multiplicar los participantes a distancia en ellas”, indican, y no niegan que una medida como esta también supondrá una alivio para sus bolsillos. “Llevar a un médico a ASCO puede costar más de 2.000 euros. Esta fórmula también nos permite reducir estos costos”.
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