Los
inhaladores de dosis medida con cartuchos presurizados pueden influir negativamente en el asma de los pacientes. La causa, indican diferentes investigaciones llevadas a cabo en
Reino Unido y EEUU, radica en el impacto medioambiental de estos productos, cuyas emisiones contribuyen a la
contaminación del aire.
En una investigación que llevó a cabo a nivel interno en 2019, el
Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) ya advirtió de la necesidad de reducir su
huella de carbono al constatar que sus prácticas representaban el 40 por ciento de las emisiones de todo el sector público. Entre las que medidas que se sopesaron desde un primer momento se encuentran las relativas a cambiar la flota de vehículos de NHS por otros eléctricos, modificar las prácticas anestésicas… y
cambiar los inhaladores presurizados por otros de polvo seco “cuando sea clínicamente apropiado”.
En Reino Unido, los inhaladores de dosis medida suponen cerca del cuatro por ciento de toda esta contaminación del NHS. Las de todos los dispositivos vendidos en EEUU supusieron en 2020 un total de
144 millones de gases emitidos, lo que equivale, aproximadamente, a 500.000 coches circulando durante un año. En este escenario, profesionales de Neumología han comenzado a fomentar la
prescripción de hinaladores de polvo seco.
Los inhaladores de polvo seco permiten reducir la huella de carbono sin perder el control del asma
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Más contaminación es, en definitiva, causa del agravamiento y aumento de las
enfermedades respiratorias. En este sentido, otra investigación llevada a cabo en Masachusetts vincula directamente un
pico de incidencia del asma con el avance del cambio climático.
En este sentido, desliza que los inhaladores presurizados empeoran las enfermedades respiratorias mediante el aumento del
calor extremo, un mayor número de
incendios y un
deterioro de la calidad del aire.
Efectividad de los inhaladores de polvo seco
También en España ha irrumpido el debate sobre la contaminación de los inhaladores. La propia
Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) señala directamente a los de polvo seco o nebulización, una alternativa más ecológica dado que se disminuyen las
emisiones de CO2. Otros países, desde
Dinamarca hasta
Francia, Canadá y Bélgica, ya se han posicionado en este sentido.
En lo que respecta a la eficacia para frenar el asma, la evidencia científica apunta a que que “
no hubo pérdida de control” ni por parte de los pacientes que utilizaron el
inhalador presurizado tradicional como el de polvo seco. De hecho, la efectividad “fue
mejorando a lo largo del año” en los usuarios.
“En definitiva, los pacientes que cambiaron de una terapia basada en pMDI a una de DPI redujeron más de la mitad la huella de carbono de su inhalador
sin perder el control del asma. La huella de carbono restante del inhalador podría reducirse cambiando de pMDI a medicamentos de rescate DPI o inhaladores alternativos con menor huella si estuvieran disponibles”, concluye este informe sobre los
efectos en el cambio climático de los inhaladores para el asma.
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